Restar
El ejemplo de los Erasmus demediados certifica que lo educativo en Espa?a ha perdido su puesto en la escala de valores
La resoluci¨®n del conflicto alrededor de las becas Erasmus merece engrosar la antolog¨ªa del disparate. Ante el retorcimiento del lenguaje hay algo m¨¢s conmovedor a¨²n, que es el retorcimiento de los datos. Despu¨¦s de la indignaci¨®n masiva cuando se anunci¨® el recorte de becas para estudiar el extranjero, tuvimos una rectificaci¨®n gubernamental y se calmaron las aguas. Los estudiantes se amansaron y dos meses despu¨¦s, con la guardia baja, se anuncia que la duraci¨®n de las ayudas se reducir¨¢ para cubrir tan solo la mitad de curso. Toda una lecci¨®n para aprender a restar. No reducimos los becarios a la mitad, sino que reducimos la estancia en el extranjero a la mitad y asunto arreglado.
Como sabemos que es imposible indignarse dos veces por el mismo asunto, la protesta ante este segundo recorte ya es descorazonada y fatalista. El ejemplo de los Erasmus demediados certifica que lo educativo en Espa?a ha perdido su puesto en la escala de valores. Si para generaciones pasadas fue una de las piedras de toque, tras la est¨¦tica del pelotazo, la inteligencia perdi¨® su lugar frente a los listos. As¨ª, desde la televisi¨®n hasta el mundo de los negocios, el mensaje era claro: formarse carec¨ªa de valor frente a la contabilidad creativa y la intuici¨®n para el oportunismo.
En el ¨²ltimo libro de Felipe Gonz¨¢lez relata una an¨¦cdota bien nutritiva. Llega a Finlandia para dar una conferencia y la persona que se ocupa de llevarlo y traerlo es una joven diplom¨¢tica. Cuando le pregunta por qu¨¦ se inclin¨® por esa carrera, ella le responde directa: es que no me llegaba la nota para ser maestra de escuela. Ser¨ªa bueno analizar c¨®mo en Espa?a se ha producido esa p¨¦rdida de peso espec¨ªfico en la educaci¨®n y la sanidad, precisamente en las dos funciones p¨²blicas donde la politiquer¨ªa y el enchufismo ten¨ªan menos acceso. Las televisiones auton¨®micas y las cajas de ahorros se desmoronaron por d¨¦cadas de manipulaci¨®n y colocaciones a dedo, pero en lugar de expulsar a patadas de la pol¨ªtica a los responsables de esa cat¨¢strofe, les hemos entregado la sanidad y la educaci¨®n para que procedan a su desprestigio y posterior finiquito. Y como en el caso de los Erasmus, a¨²n no hemos aprendido a restar.
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