Perotti adapta a Tennessee Williams
B¨¢rbara Lennie y Santi Mar¨ªn te clavan en la butaca en 'Breve ejercicio para sobrevivir'
1. Voy al teatro para apartar lo que pasa fuera y asomarme a lo que pasa dentro. Voy para tapar ese ruido y escuchar voces de verdad, la m¨¢s profunda m¨²sica. Busco obras de las que no salgas igual que has entrado, que te sacudan de risa o te hagan temblar. Voy a la Pensi¨®n de las Pulgas, en la calle de Huertas de Madrid. Veinte espectadores a un metro de B¨¢rbara Lennie y Santi Mar¨ªn, que interpretan Breve ejercicio para sobrevivir, una versi¨®n libre y formidable de I can¡¯t imagine tomorrow con pasajes de The Two-Character Play, de Tennessee Williams, escritas durante dos depresiones que se mord¨ªan la cola, y una de ellas era retrospectiva, porque reviv¨ªa su sinvivir tras la muerte de Frank Merlo, veinte a?os atr¨¢s. Son dos textos que le¨ªdos tienen verdad profunda y tambi¨¦n dispersi¨®n y ret¨®rica, pero gracias a la adaptaci¨®n de Lautaro Perotti y en la carne y las voces de estos int¨¦rpretes alcanzan la temperatura precisa para quemarte. Noche oscura del alma, papeles arrugados, ropa sucia, restos de mandarinas, botellas vac¨ªas, frascos de Nolotil. Una actriz que colg¨® los h¨¢bitos: cre¨ªa que podr¨ªa detener el tiempo, vivir un eterno presente en la piel de los otros. Un aspirante a actor que ya no puede dar clases ni se atreve a salir a escena. Dos amantes, dos hermanos, da igual, dos personas que buscan un poco de calor cuando cae la noche. Ella quiere borrarse. ?l vive en el p¨¢nico. Dos habitantes del Pa¨ªs del Drag¨®n, ese lugar ¡°inhabitable y deshabitado¡±. B¨¢rbara Lennie interpreta a la actriz con una furia exhausta y milim¨¦trica. Santi Mar¨ªn ha de encarnar, dif¨ªcil cometido, a un muchacho que no logra hablar porque su tartamudeo es una ametralladora en la cabeza, un atasco de la antena por exceso de palabras. La gran pregunta: ?c¨®mo se interpreta as¨ª, c¨®mo se entra en ese pozo, c¨®mo se puede permanecer en carne viva durante 45 minutos? Con eso basta y sobra, m¨¢s tiempo ser¨ªa insoportable. No es una situaci¨®n, es un estado. C¨®mo se entra y sobre todo c¨®mo se sale. Agotados, seguro, pero tambi¨¦n exultantes, porque han tocado almas, han cercado lo inexpresable, han nadado y han salido a flote. Muchas veces el arte es justo eso: nadar en un mar embravecido. Hacen ese viaje domingos y lunes, y el domingo en programa doble. Tampoco me imagino c¨®mo se puede hacer Breve ejercicio para sobrevivir dos veces seguidas. Qu¨¦ felicidad, verles nadar as¨ª, tan alto. Y que precisi¨®n en la puesta de Perotti, compadre de Tolcachir en Timbre 4, y al que recordar¨¢n como el inolvidable Marito en La omisi¨®n de la familia Coleman.Quiero ver m¨¢s puestas suyas.
Muchas veces el arte es justo eso: nadar en un mar embravecido. Qu¨¦ felicidad, ver a Lennie y Mar¨ªn nadar as¨ª, tan alto
2. Voy al TNC. La dona que perdia tots els avions, escrita y dirigida por Josep Maria Mir¨®. Una hora. Tan solo cinco funciones. Se program¨® como lectura, pero ellos levantaron con apenas dos semanas de ensayos, porque quer¨ªan mostrar su trabajo, ese era el reto y el envite. Un placer volver a ver de nuevo a Lina Lambert, siempre sobria y honda. Y a la apasionada Merc¨¨ Marin¨¦, otra actriz infrecuente. Y a Francesc Garrido, rar¨ªsimo actor, siempre con un pie en la turbiedad expresionista y siempre con una mirada que atraviesa. Pieza enigm¨¢tica, perturbadora. Un Lynch tropical. O m¨¢s atr¨¢s, en blanco y negro: Tourneur. Y con algo de la Lluisa Cunill¨¦ de Privado y Apr¨¨s moi le d¨¦luge. Sara (Lambert), una ¡°turista profesional¡±, que escribe informes de hoteles, presa de ceguera repentina en una isla caribe?a. Un gu¨ªa (Garrido) quiz¨¢s pose¨ªdo por Elegu¨¢, el dios que abre y cierra los caminos. Una mujer (Marin¨¦) que vivi¨® con el marido de Sara, un Pr¨®spero turbio, ca¨ªdo en el bosque. Sara ha perdido la vista al contemplar las fotos hechas por su esposo muerto. El gu¨ªa dice que puede leer pensamientos y sue?os, y cargar de electricidad los objetos. La mujer dice que con una imposici¨®n de manos puede mostrar una situaci¨®n pasada o futura. La mujer que perd¨ªa todos los aviones es una obra sobre transmigraciones, como Carretera perdida o Inland Empire o Yo camin¨¦ con un zombie. Muertos que habitan en otros cuerpos, mujeres que viajan a ciudades muy lejanas, con escaleras mec¨¢nicas y almacenes de varios pisos. O pierden color y vida: ¡°De tanto escuchar historias de extranjeros me he vuelto p¨¢lida y triste como ustedes¡±. Una obra atravesada por un creciente rumor de abejas, como la ira de las Eum¨¦nides. Y una voz final (¡°haz todo lo que te diga y te convertir¨¢s en mi sombra¡±) que no sabemos si est¨¢ dirigida a Ariel o a Calib¨¢n.
3. Voy al Lliure de Gr¨¤cia a ver Jo mai (Yo nunca), de Iv¨¢n Morales y la compa?¨ªa Prisamata. Un salto lateral, arriesgado y valiente, tras el ¨¦xito de S¨¦ de un lugar. Arriesgado porque la estructura es intrincada, con saltos en el tiempo y simultaneidades, y porque esquiva los peligros de las obras ¡°juveniles¡±: los gui?os de complicidad, las complacencias. Es una tragedia negra sobre la dificultad de escapar de la propia niebla, un Mystic River de bolsillo y barriada. Con un asunto central muy sugestivo: la historia de un crimen in¨²til, un asesinato en espejo, que hace pensar en el final de la borgiana Emma Zunz: ¡°Verdadero el odio, verdadero tambi¨¦n el ultraje: solo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios¡±.
¡®Jo mai¡¯ es una tragedia negra sobre la dificultad de escapar de la propia niebla, un ¡®Mystic River¡¯ de bolsillo y barriada
Vi la funci¨®n en verano, en el CCCB/ Grec. Ahora est¨¢ mucho m¨¢s ce?ida, m¨¢s clara, m¨¢s desnuda: ¡°purificada¡± puede parecer una palabra excesiva, pero me sirve. Los trallazos musicales (?qu¨¦ bien tocan y cantan!) est¨¢n perfectos de intensidad y nervio. Han crecido en seguridad ?lex Monner y Laura Cabello. Se ha adensado la presencia, el tormento, la dureza y el patetismo de Xavier S¨¢ez, un villano conmovedor que saca adelante un registro ling¨¹¨ªstico inusual, al borde de lo ¡°po¨¦tico¡± entrecomillado. Y en el centro sigue, espl¨¦ndido, Marcel Borr¨¤s, con una energ¨ªa densa y poderosa, encarnando a un cl¨¢sico personaje de cine noir: el chaval a la caza de una segunda oportunidad. Y en las cuatro esquinas esa revelaci¨®n (para m¨ª) que es Oriol Pla en un rol hermos¨ªsimo, con su jubilosa versi¨®n de Tim, Tom y Jim en lo alto de la corona: como bien dice mi colega Juan Carlos Olivares, ¡°si Kolt¨¨s hubiera escrito un papel ser¨¢fico ser¨ªa este¡±. Tres obras, dec¨ªa la semana anterior, de las que se sale exaltado, reconciliado, como sucede siempre cuando hay arte y coraje.
Breve ejercicio para sobrevivir. Texto y direcci¨®n de Lautaro Perotti. Int¨¦rpretes: B¨¢rbara Lennie y Santi Mar¨ªn. La Pensi¨®n de las Pulgas. Huertas, 48. Madrid. Domingos y lunes hasta el 17 de febrero.
Jo mai. Texto y direcci¨®n de Iv¨¢n Morales. Int¨¦rpretes: Laura Cabello, ?lex Manner, Oriol Pla y Xavier S¨¢ez. Teatre Lliure. Passeig de Santa Madrona, 40-46. Barcelona. Hasta el 2 de febrero.
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