Objeto teatral no identificado
'La abducci¨®n de Luis Guzm¨¢n' llega al 'hall' del Teatro Lara tras un exitoso paso por el Fringe La primera obra de Pablo Rem¨®n retrara las disfuncionalidades en una familia de provincias
El pr¨®ximo mi¨¦rcoles llega al hall del Teatro Lara, nido de dos de los ¨²ltimos ¨¦xitos del teatro madrile?o, La abducci¨®n de Luis Guzm¨¢n, rara avis del teatro madrile?o dirigida por el cineasta Pablo Rem¨®n. La obra se estren¨® en la ¨²ltima edici¨®n del Festival Fringe en el Matadero de Madrid. Y tan solo dos funciones suscitaron un boca a boca acelerado y elogioso. La intrahistoria de una familia disfuncional en un pueblo de Castilla la Mancha, de aparente formato teatral realista, asombr¨® por su capacidad de crear un mundo propio, actual e irreal. Un padre ausente, un funeral, dos hermanos opuestos (Francisco Reyes y Emilio Tom¨¦) y un tercer v¨¦rtice perturbador, la mujer (Ana Alonso), conforman esta historia de abducciones, imposibilidades y fantasmas.
Adem¨¢s, para rizar el rizo, hay duelo de escuelas de interpretaci¨®n. Francisco Reyes es actor formado en la Real Escuela Superior de arte Dram¨¢tico (RESAD) pero de desarrollo neoyorquino: sus interpretaciones en teatros como The Duke o 42nd Street Theater y su ¨¦xito en Manhattan con el Himmelweg de Mayorga as¨ª lo prueban. Emilio Tom¨¦, en cambio, es uno de los valores del teatro de vanguardia patrio, muchos espectadores recuerdan sus aportes como bailar¨ªn y actor en los trabajos de Carlos Fern¨¢ndez, Carlos Marquerie, Juan Dominguez o Elena C¨®rdoba. Y por ¨²ltimo, Ana Alonso es actriz referente desde el 2004 en quiz¨¢ el teatro de autor por excelencia de Madrid, La Guindalera de Juan Pastor. Un equipo de actores veteranos y de procedencia muy dispar se dan la mano en esta la primera obra teatral de Rem¨®n, cineasta conocido por sus guiones en pel¨ªculas tales como Casual Day o Cinco metros cuadrados. Hablamos con Rem¨®n y Tom¨¦ sobre esta pieza de teatro que podr¨ªa resumir su apuesta en la siguiente s¨ªntesis: un teatro anclado en la palabra y el actor, en el lenguaje y el silencio, que en cambio se aleja del teatro costumbrista y realista.
Las palabras no reflejan el mundo que observamos, sino que crean un mundo fuera de la realidad Emilio Tom¨¦, actor
¡°Alguien, al verlo en Matadero, dec¨ªa que era un teatro psicologista. No estoy de acuerdo. Es cero psicologista. Todo est¨¢ en la palabra, son ¨¦stas las que crean el mundo que ves en escena, hay una estilizaci¨®n de la realidad a trav¨¦s del lenguaje, nadie habla as¨ª en un desayuno, por ejemplo. Nada de lo que pasa en escena tiene que ver con el realismo. Las palabras no reflejan el mundo que observamos, sino que crean un mundo fuera de la realidad¡±, suelta Tom¨¦ nada m¨¢s empezar. ¡°Quer¨ªamos jugar con el contraste de un espacio que fuera muy rancio y te retrotrajera a un teatro antiguo, a una Espa?a que conocemos todos; pero que cuando empezaran a pasar cosas la pieza llevara a un lado diametralmente diferente. Creo que el costumbrismo extremo te lleva a una estilizaci¨®n. Cuando el teatro se vuelve muy abstracto de partida me separo mucho, quer¨ªamos que en un principio el espectador pudiera identificar sin problemas. Y a partir de ah¨ª que empezara el vuelo¡±, apunta Rem¨®n, que antes que nada confiesa su calidad de ne¨®fito teatral, aunque mirando su curr¨ªculum, aparte de una carrera prolija en cine, vemos que ha trabajado con gente como Juan Mayorga, Jose Ram¨®n Fern¨¢ndez o Sanchis Sinisterra.
¡°Siempre quise escribir una obra de teatro, lo he intentado muchas veces pero esta es la primera vez que lo consigo. Mis guiones tienen una estructura muy teatral, por eso comenc¨¦ a estudiar teatro, a leer. Como espectador, las piezas que me gustan tienen algo vivo, y ese algo creo que tiene que ver con una cierta adecuaci¨®n del personaje al actor. Buscaba, por eso, una manera de alejarme de simplemente escribir un texto que luego vienen otros a dirigir. Buscaba maneras de ensuciar ese proceso y dignificarlo. Y pens¨¦ empezar por el otro lado, buscando actores y creando una obra para esos mismos actores. Quer¨ªa dos hermanos completamente opuestos y justo por eso complementarios, as¨ª que llame a Emilio y Fran. Luego lleg¨® Ana, el v¨¦rtice que los une y separa. Lo de acabar dirigi¨¦ndola vino solo¡±, explica Rem¨®n.
Rem¨®n mont¨® un dispositivo en el que los actores estuvieron improvisando durante m¨¢s de un mes. ¡°Desde el primer d¨ªa lo que hab¨ªa era la idea de salvaguardar la fragilidad. Desde el comienzo les propuse trabajar pero les dej¨¦ claro que no pod¨ªa garantizarles que de ah¨ª surgiera una obra. Los tres accedieron. Creo que escribir es apostar y para apostar hay que poder perder¡±, explica Rem¨®n. ¡°La inexperiencia muchas veces convierte un territorio desierto en algo muy f¨¦rtil. Pablo no nos conoc¨ªa y fue creando la manera de hacer sobre la marcha. Por ejemplo, no s¨¦ c¨®mo surgi¨® la idea de comenzar a grabar todas las sesiones, algo que luego fue vital¡±, recuerda Tom¨¦.
¡°La verdad es que el proceso ha sido maravilloso para escribir. Siempre como escritor he buscado ser testigo. Aqu¨ª, adem¨¢s, pod¨ªas intervenir. En las improvisaciones puedes mover un poco los ra¨ªles sin tener la sensaci¨®n de estar arrancando nada. Esa es la mejor situaci¨®n para escribir¡±, explica Rem¨®n. ¡°Para m¨ª lo m¨¢s bonito es que los actores, en cierta manera, est¨¢bamos al otro lado del escritorio. ?l daba la situaci¨®n y sus personajes hac¨ªan, dec¨ªan, y cuando sus personajes estaban en vena, pues callaba; y cuando no, reconduc¨ªa. Adem¨¢s, Pablo ve¨ªa la obra a escasos cent¨ªmetros de nuestros cogotes, mir¨¢ndonos fijamente. Y de vez en cuando se acercaba a tu oreja y te contaba algo que pod¨ªas utilizar como un secreto que el otro desconoc¨ªa y que generaba juego y tensi¨®n. Y luego fue esperar seis meses sin hacer nada¡¡±, responde Tom¨¦. ¡°Ah¨ª decid¨ª llevarme todas las sesiones que grabamos a casa. Fueron m¨¢s de seis meses que estuve escuchando audios e intentado escribir, de escritura real fueron menos, lo que hac¨ªa era escuchar. Me escuchaba los audios por la noche y me quedaba dormido con ellos puestos, por ejemplo. Me fui alimentando de los personajes y la escritura fue surgiendo un poco por sorpresa que es como tiene que ser¡±, recuerda Rem¨®n que tras esa segunda fase apareci¨® con la obra terminada y lista para comenzar los ¨²ltimos ensayos.
Yo trabajo por obsesiones, no s¨¦ hacerlo de otra manera, si algo no me persigue no s¨¦ escribir de ello Pablo Rem¨®n, dramaturgo
Al preguntarle a Rem¨®n por esta obra llena de recovecos familiares, de infancias alargadas al infinito, de madurez repleta de tiritas inconsistentes, de mujeres que son al mismo tiempo coherencia y conflicto, Rem¨®n responde: ¡°Yo trabajo por obsesiones, no s¨¦ trabajar de otra manera, si algo no me persigue no s¨¦ escribir de ello. Afortunadamente no puedo ni quiero nombrarlas, para eso son obsesiones. Si pudiera ponerles un flexo y hacerles la autopsia acabar¨ªa haciendo psicoan¨¢lisis y no me interesa. Pero obviamente esta obra gravita sobre varias im¨¢genes: la de dos hermanos muy diferentes que no son capaces de comunicarse pero utilizan un lenguaje propio, la de un padre ausente y la de una mujer que irrumpe y rompe la relaci¨®n entre los hermanos. Esto es lo que una y otra vez se me aparec¨ªa. Son m¨¢s im¨¢genes que temas, fantasmas¡±, concluye.
Desde el pr¨®ximo mi¨¦rcoles y hasta el 19 de marzo La abducci¨®n de Luis Guzm¨¢n intentar¨¢ convencer al p¨²blico madrile?o como antes lo hicieron piezas como La llamada el a?o pasado y La funci¨®n por hacer en el 2009. Con una foto de comuni¨®n, un sof¨¢, una mesa de desayuno y poco m¨¢s (lo que popularmente se denomina teatro de mesa camilla), esta nueva obra intentar¨¢ sondear el alma humana a trav¨¦s de los entresijos de una familia de provincias. Todo muy espa?ol.
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