H¨¦rcules vuelve a casa
H¨¦rcules. El Origen de la leyenda (Renny Harlin) es la ¨²ltima apuesta en este combate ol¨ªmpico entre el pasado y el futuro.
¡°En el peplum hay tanta antig¨¹edad como caviar en unas gachas espartanas¡±. Esta frase atribuida al escritor Boris Vian sobre el peplum o cine de romanos como se le conoce popularmente, subrayaba una de las caracter¨ªsticas vertebradoras del g¨¦nero a lo largo de la historia: Su falta de rigor. Una mixtificaci¨®n completada con unas abundantes dosis de kitsch que han hecho de ¨¦l ¡ªdesde las grandes producciones hollywoodenses a las obras m¨¢s ¨ªnfimas o de serie B¡ª objeto y atracci¨®n fatal de coleccionistas y cin¨¦filos.
El desembarco del ¨²ltimo H¨¦rcules ahora alimentado en el cuerpo de Kellan Lutz en la producci¨®n H¨¦rcules. El origen de la leyenda ¡ªtodo parece indicar que nos deparar¨¢ futuras aventuras del forzudo mitol¨®gico¡ª nutre de fibra cinematogr¨¢fica a una ficci¨®n que en los ¨²ltimos a?os ha recobrado parte de su mejor musculatura.
El ¨¦xito de Gladiator (Ridley Scott, 1999) reanim¨® el g¨¦nero que parec¨ªa desahuciado y arrojado del Olimpo despues de sus a?os de explendor. Troya (Wolfgang Petersen, 2004) y Alejandro (Oliver Stone, 2004) se un¨ªan a la reconquista cinematogr¨¢fica de este periodo de la antig¨¹edad cinematogr¨¢fica. Series como la excelente Roma de HBO y Spartacus pon¨ªan m¨¢s carne- y abundante sangre-en el asador y esta renovada pasi¨®n por los excesos, placeres y tormentos de la edad cl¨¢sica. El desembarco de 300 (Zack Snyder, 2007) m¨¢s cerca de la Gay Parade que del desfiladero de las Termopilas testimoniaba la buena salud y el cari?o recobrado del p¨²blico. T¨²nicas, faldas cortas y togas se?alaban de nuevo la ¨²ltima moda en la pantalla.
Tan antiguo como el propio cine ¡ªen 1896 los Hermanos Lumi¨¨re llevaban la figura de Ner¨®n a la pantalla en movimiento¡ª la llamada Edad Antigua y sus mitos no ha dejado de estar presente en la construcci¨®n narrativa de la historia del cine. Personajes como Cleopatra han pasado por todos los periodos, estilos y maquillajes y a la espera de futuras reencarnaciones. Un g¨¦nero que empezar¨ªa a notar los primeros signos de decadencia y desafecci¨®n en la d¨¦cada de los sesenta con la irrupci¨®n de los nuevos h¨¦roes, agentes secretos especiales y cowboys insolentes y c¨ªnicos. A estos les seguir¨ªan las sagas estelares con su nueva Edad Media gal¨¢ctica y los h¨¦roes salidos de los comics Heroic Fantasy que acabar¨ªan por destronar a los viejos combatientes de las Guerras M¨¦dicas. Hab¨ªa sonado la hora del crep¨²sculo de los dioses.
Gracias a la sabiduria de Ridley Scott el g¨¦nero recobra su honor perdido con el cambio de siglo y el circo romano vibraba como en los viejos tiempos. Epopeya y exotismo volv¨ªan a aliarse de la mano de los nuevos avances visuales y hallazgos t¨¦cnicos. Si el Cinemascope le hab¨ªa dado su edad dorada en los a?os cincuenta, la animaci¨®n en 3D reviv¨ªa la antigua Roma en el nuevo milenio.
Hay un cine de romanos en versi¨®n Disney (H¨¦rcules) o de Arte y Ensayo (Medea de Pasolini), en lenguaje de comedia musical (Golfus de Roma) o porno (The Private Gladiator). El Peplum inmortal y hollywoodiense, Ben-Hur, shakesperiano, Julio Cesar o made in Italy, Los Titanes (Duccio Tessari, 1962) o El coloso de Rodas (Sergio Leone, 1961). El ¨²nico g¨¦nero capaz de juntar sobre la alfombra roja a Hercules y Macistes, Espartaco, la Reina Saba y Marco Antonio.
En un momento en que los superh¨¦roes hegemonizan el paisaje fant¨¢stico, el regreso de los h¨¦roes del Olimpo nos devuelve esa poderosa alianza invencible de ¨¦pica y l¨ªrica para todos los p¨²blicos.
Babelia
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