Visca Catalunya... pero ?visca Dal¨ª?
El gran pintor surrealista a¨²n levanta ampollas en su tierra natal, a 25 a?os de su muerte La controversia en torno a su testamento al Estado espa?ol permanece viva
El 30 de enero de 1989, ocho d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Salvador Dal¨ª en Figueres a los 84 a?os de edad, la pol¨¦mica que le acompa?¨® toda su vida volvi¨® a estallar: como en uno de los actos provocativos y surrealistas que tanto le gustaba protagonizar, Dal¨ª declaraba ¡°heredero universal y libre de todos sus bienes¡± al Estado espa?ol, seg¨²n su ¨²ltimo testamento de septiembre de 1982. El documento anulaba el anterior de 1980, en el que legaba sus bienes, a partes iguales, al Estado y a la Generalitat. Desde ese momento, 700 pinturas y 3.000 dibujos y acuarelas, algunas obras capitales del surrealismo como El gran masturbador y El enigma de Hitler,dos casas, una en Figueres y otra en Port Lligat (Cadaqu¨¦s), un castillo en P¨²bol, unos terrenos en la costa y toda su documentaci¨®n, pasaban a poder del Ministerio de Cultura. Fue el golpe de efecto p¨®stumo de Dal¨ª para Catalu?a, que durante d¨¦cadas no supo c¨®mo encajarlo.
Seg¨²n escribi¨® Robert Descharnes, el secretario del pintor (fallecido ayer), la primera vez que el artista y el presidente de la Generalitat Jordi Pujol se vieron fue en mayo de 1981, en la suite del hotel Meurice de Par¨ªs. Mientras Pujol contemplaba sentado una las pinturas, Dal¨ª se coloc¨® a su lado y se tir¨® un sonoro pedo. El genio de Figueres asociaba el apellido del presidente con Joseph Pujol, Le Petoman, famoso por sus conciertos en el Mouline Rouge, donde tocaba incluso La Marsellesa con su instrumento humano. Fue la forma de congratularse con el pol¨ªtico, pero este sonoro encuentro seguro marc¨®, y no a favor, la relaci¨®n posterior.
Dal¨ª no fue nunca un personaje c¨®modo para el nacionalismo catal¨¢n ni agrad¨® a los intelectuales catalanes. En 1980 la exposici¨®n Cent anys de cultura catalana, celebrada en Madrid, no mostr¨® ninguna obra suya por decisi¨®n del comit¨¦ de expertos.
Se lo gan¨® a pulso. La fascinaci¨®n confesa, que no identidad pol¨ªtica, por personajes como Hitler, o la proximidad a Franco, adem¨¢s de su rechazo a los nacionalismos y sus cr¨ªticas a los popes de la cultura catalana, supuso la ruptura con la cultura imperante. Al final de la vida de Dal¨ª, nadie recordaba que con 19 a?os fue detenido tras enarbolar una senyera entrando en barca al puerto de Cadaqu¨¦s. Tampoco, que siempre hab¨ªa hecho gala de su catalanidad apareciendo en los actos con barretina y espardenyes.
En Barcelona no hay calles ni plazas con su nombre, ni casi obra suya
La Generalitat, que hab¨ªa corrido con los gastos del entierro, no daba cr¨¦dito tras conocer el nuevo testamento. Los intentos por acabar siendo la ¨²nica beneficiaria de su legado no hab¨ªan dado su fruto. M¨¢s bien al contrario. ¡°Pujol lo visit¨® varias veces, tambi¨¦n su consejero Max Cahner. Hab¨ªa voluntad de congraciarse y acercarlo a Catalu?a y se le hab¨ªa concedido la Medalla de Oro de la Generalitat en 1981¡±, recuerda Daniel Giralt Miracle, que tuvo un papel activo en las negociaciones con Madrid como director desde 1980 del Museo de Arte Contempor¨¢neo. Pujol incluso asegur¨®: ¡°Nos sentimos enga?ados, pero no sabemos por qui¨¦n¡±, mientras que Cahner calific¨® a Dal¨ª de ¡°cobarde¡± y, en una declaraci¨®n muy actual, dijo que el Ministerio era ¡°representante de las fuerzas de ocupaci¨®n¡±.
Desde Madrid negaron conocer la ¨²ltima voluntad de Dal¨ª y haber influido o manipulado el testamento. Sempr¨²n escribi¨® en sus memorias que durante el funeral ¡°miraba de reojo a Pujol y sent¨ªa ganas de gritar o de aullar de risa¡±, algo que se interpret¨® como que conoc¨ªa la ¨²ltima voluntad del artista. Nadie duda de que Madrid hab¨ªa ganado la partida en su acercamiento al genio. En 1981 el abogado de Dal¨ª, Miguel Dom¨¨nech ¡ªcu?ado del presidente Calvo Sotelo¡ª hab¨ªa iniciado su rescate: solucionando su delicada situaci¨®n fiscal, condon¨¢ndole sus pagos atrasados a Hacienda y repatriando su patrimonio disperso en Nueva York, Ginebra y Par¨ªs. El Estado no quer¨ªa que se le escapara como hab¨ªa pasado con Picasso. Por eso, le condecor¨® y el rey le nombr¨® marqu¨¦s en 1982. Seg¨²n explic¨® Javier Tusell, director general de Bellas Artes entre 1979 y 1982, es entonces cuando se fragu¨® la antol¨®gica que se vio en 1983 en Madrid y Barcelona, que ayud¨® a inclinar la balanza.
¡°Fue una sorpresa. Un ayudante entr¨® en mi despacho y dijo: ¡®Nos lo ha dejado todo, tenemos que emplearnos a fondo¡±, explica 25 a?os despu¨¦s Jaime Brihuega, entonces director general de Bellas Artes. Seg¨²n Brihuega, la Generalitat intent¨® hacer valer que representaba el Estado en Catalu?a y eso la hac¨ªa heredera.
A los cuatros d¨ªas, en la primera reuni¨®n, Sempr¨²n dej¨® claro que habr¨ªa reparto, ya que Catalu?a ten¨ªa tambi¨¦n derecho. Se constituy¨® una comisi¨®n para determinar qu¨¦ obras ir¨ªan al Reina Sof¨ªa y cu¨¢les a Figueres y Barcelona. Luego vinieron las reuniones de los t¨¦cnicos. Participaron Brihuega y Tomas Llorens, director del Reina Sof¨ªa por Madrid y Eduard Carbonell, director general de Patrimonio y Giralt Miracle, por Catalu?a. ¡°Si hubo pugna fue en lo pol¨ªtico, no en el cultural, ya que se trataba de una reuni¨®n de amigos y colegas. Cada uno present¨® una propuesta y se lleg¨® a un acuerdo¡±, recuerda Brihuega: 56 obras fueron al Reina Sof¨ªa y 134 a Figueres, entre ellas Maniqu¨ª Barcelon¨¦s y Galarina. Y Barcelona se qued¨® sin obras de Dal¨ª. ¡°Fue una decisi¨®n de la Generalitat, el Ministerio no tuvo nada que ver¡±, explica Brihuega. Seg¨²n el consejero de Cultura actual Ferran Mascarell, ¡°en alg¨²n momento de la negociaci¨®n, quien la gestionaba decidi¨® no ejecutar la opci¨®n de que en Barcelona se quedaran algunas obras. Habr¨¢ que preguntarles¡±.
'El gran masturbador¡¯ y las pajas
La negociaci¨®n por el legado de Dal¨ª, despu¨¦s de la muerte del pintor en 1989, top¨® con un hueso duro: El gran masturbador, obra maestra del surrealismo pintada el 1929, era la pieza m¨¢s deseada por el Estado y la Generalitat. "Para convencerlos, decidimos hacer un golpe de efecto: escenificar¨ªamos una especie de pelea entre nosotros por el Maniqu¨ª barcelon¨¦s, otro de los cuadros que reclamaba Catalu?a, pero que hab¨ªamos acordado ceder, con tal de descargar la tensi¨®n por El gran masturbador", explica, pasados 25 a?os, Jaime Brihuega, director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura.
"Como si se tratara de un mal acto dram¨¢tico y estir¨¢ndome de los pelos, le dije al ministro Sempr¨²n: '?Por dios, Jorge, este no!'. Y el ministro respondi¨®: 'Yo soy el jefe y digo que Maniqu¨ª se quedar¨¢ en Figueres". La escena tuvo efecto porque, a los pocos d¨ªas, Brihuega fue recibido por Jordi Pujol.
Otra an¨¦cdota alrededor de la reclamaci¨®n del cuadro fue que el alcalde de Figueres, Mari¨¤ Lorca, sac¨® a los escolares a la calle para manifestarse a favor de la vuelta del cuadro a la ciudad, protagonizando una acta surrealista que a Dal¨ª le habr¨ªa encantado. ¡°Si hubieran protestado haci¨¦ndose pajas, se lo habr¨ªamos dado todo¡±, comenta divertido Brihuega. ¡°Fuera bromas, con la negociaci¨®n se va a hacer un trabajo excepcional de algo que nos parec¨ªa justo¡±.
No lo recuerda as¨ª Giralt Miracle, para el que la negociaci¨®n fue muy dura. ¡°Nos presentaron una lista de piezas que eran intocables, pero la final conseguimos algunas y hubo intercambio¡±. Aunque lamenta: ¡°Nos dieron las migajas¡±.
Brihuega cree que se hizo un trabajo excepcional de algo que parec¨ªa justo, y niega que el Centro de Estudios Dalinianos se quisiera trasladar a Madrid, tal y como se ha publicado: ¡°Habr¨ªa sido un error, viendo el buen resultado de su trabajo en Figueres¡±. Y recuerda: ¡°El estado pod¨ªa haber hecho un acto de soberbia y quedarse con todas, ya que jur¨ªdicamente pod¨ªa hacerlo¡±.
Para ¨¦l, la situaci¨®n actual har¨ªa imposible este acuerdo. ¡°Espero que nadie, aprovechando el 25 aniversario, asegure, de forma demag¨®gica, que la actitud del Estado fue entonces de saqueo y expolio, que es lo que har¨¢n algunos nacionalistas¡±, comenta. Pero ya ha ocurrido. Albert Pont, presidente del Cercle Catal¨¤ de Negocios (CCN) el lobby soberanista de las pymes catalanas, en su libro Delenda est Hispania, explica que, entre las cosas que hay que reclamar al d¨ªa siguiente de la independencia, est¨¢n las obras de Dal¨ª en Madrid. Brihuega recuerda que las obras depositadas en Figueres siguen siendo propiedad del Estado, por lo que la reclamaci¨®n podr¨ªa ser en sentido contrario. ¡°En caso de independencia se producir¨ªa un litigio tremendo¡±.
El a?o pasado, 1,6 millones de personas visitaron los centros dalinianos de Figueres, P¨²bol y Portlligat, que obtuvieron por entradas casi 10 millones de euros y generaron un impacto en el Empord¨¤ de 181 millones de euros, seg¨²n un estudio de la Universitat de Girona. Pero Dal¨ª no parece normalizado en Catalu?a 25 a?os despu¨¦s de su muerte. A d¨ªa de hoy, el pintor no tiene ninguna calle, avenida o plaza en Barcelona. El actual consistorio barcelon¨¦s asegura que ¡°no es f¨¢cil encontrar un sitio relevante y c¨¦ntrico¡± que lleve su nombre. Desde 1986 Madrid cuenta con una plaza dedicada al pintor. Tampoco ha habido actos oficiales en Catalu?a para celebrar el cuarto de siglo de su desaparici¨®n. ¡°Dal¨ª es un personaje peligroso e inc¨®modo para el nacionalismo catal¨¢n, porque si se quiere fagotizar acaba explot¨¢ndote dentro¡±, remacha Brihuega. Para Giralt-Miracle, Dal¨ª fue ¡°un provocador que atent¨® contra la moral a lo largo de su vida y la cultura es muy dogm¨¢tica. No es de extra?ar que fuera pol¨ªticamente inc¨®modo¡±. Mascarell, en cambio mantiene que ¡°Dal¨ª s¨ª est¨¢ normalizado culturalmente y se le reconoce su aportaci¨®n singular al arte del siglo XX¡±.
En el Ampurd¨¢n, su impacto econ¨®mico en el turismo es de 180 millones al a?o
Sus exposiciones siguen pasando de largo. En 2004, la gran retrospectiva que se organiz¨® con motivo de su centenario se vio en Venecia y Filadelfia, con obras de Madrid y Figueres. El a?o pasado, la antol¨®gica que ha batido records, tras verla m¨¢s de un mill¨®n de personas en Par¨ªs y Madrid, no pas¨® por Catalu?a. Tras un rifirrafe en el que Mascarell acus¨® a la anterior direcci¨®n del MNAC de haber rechazado organizarla en Barcelona y negarlo Maite Oca?a despu¨¦s, el consejero dice ahora: ¡°Pido disculpas. No tengo duda de que si dice que no la rechaz¨® es as¨ª¡±, dando por zanjado el tema.
El Macba no tiene obras en sus fondos del artista. Su director, Bartomeu Mar¨ª, mantiene que Dal¨ª ¡°no est¨¢ integrado y se conoce muy poco, solo un clich¨¦ y una marca¡±. Para ver obras de Dal¨ª en Barcelona hay que subir a Montju?c. El MNAC posee solo cuatro pinturas del genio: tres dibujos de primera ¨¦poca y una pintura cedida por la Generalitat en 2010: Nacimiento de una diosa. Frente al MNAC, uno de los techos abovedados del palacete Albeniz luce desde 1969, casi de forma casi clandestina, una pintura mural que realiz¨® por encarg¨® del alcalde Porcioles. Otra vez el franquismo.
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