Federico S¨¢nchez vuelve con ustedes
El historiador Felipe Nieto ahonda en los a?os de militancia comunista de Jorge Sempr¨²n en el ensayo que ha ganado el Premio Comillas de memorias
Fue Bustamante, Larrea, Artigas, y fue sobre todo Federico S¨¢nchez¡ Fue todos esos alias, pero en realidad se llamaba Jorge Sempr¨²n.
Sempr¨²n (1923-2011) se fue al exilio con sus padres cuando era un adolescente y aqu¨ª estall¨® la guerra; luch¨® en la resistencia antinazi y fue recluido en Buchenwald. La experiencia fue peligrosa y traum¨¢tica y lo dej¨® mudo sobre ella durante quinquenios. Se salv¨®, eso dec¨ªa, gracias a ¡°la familia comunista¡± cuya fe abraz¨® como si alquilara su conciencia. Y en virtud de ese compromiso atendi¨® la orden del Partido de Dolores Ib¨¢rruri (y de Santiago Carrillo) y volvi¨® a Espa?a como clandestino para poner en orden la gesti¨®n de su partido en el interior.
Esa aventura espa?ola de Sempr¨²n se inici¨® en 1954; a Federico (y a Fernando Claud¨ªn, y a otros) Carrillo y Pasionaria terminar¨ªan expuls¨¢ndolos del PCE. Esa aventura, que termin¨® en 1964, devolvi¨® a Sempr¨²n a la literatura. Felipe Nieto (Santander, 1948), profesor de Historia Contempor¨¢nea en la Uned, ha escrito esa historia (La aventura comunista de Jorge Sempr¨²n. Exilio, clandestinidad y ruptura, Tusquets), y con ella gan¨® el ¨²ltimo premio Comillas de memorias.
En 1954 aquel Sempr¨²n decidi¨®, dice Nieto, ¡°que la mejor manera de seguir luchando contra el fascismo era viniendo a Espa?a¡±. A ¨¦l ¡°le hab¨ªan arrebatado la patria, ven¨ªa a recuperarla. Estaba loco por volver, me dijo. Era su naturaleza espa?ola la que lo llamaba, la experiencia atroz del desarraigo que vivi¨® en su primera juventud¡±. En Francia ya era conocido y pod¨ªa haber consolidado su ¨¦xito pol¨ªtico y literario, ¡°pero le faltaba Espa?a¡±. Como ocurre en sus libros, un destello activa su memoria, ¡°y ¨¦l cont¨® que fue la contemplaci¨®n de la mercer¨ªa La Gloria de las Medias, que hab¨ªa sobrevivido a la guerra, la que le devolvi¨® toda la atm¨®sfera del Madrid que ¨¦l amaba con todas sus fuerzas¡±. Todo se hab¨ªa empobrecido, ¡°pero esa peque?a tienda le permiti¨® sentirse de nuevo en lo que ¨¦l hab¨ªa imaginado que seguir¨ªa siendo Madrid¡±.
Pero ven¨ªa a trabajar por el comunismo. Diez a?os m¨¢s tarde se produjo la ruptura, Federico fue expulsado y la ruptura con el partido lo convierte de nuevo en el exiliado Sempr¨²n. Fue despu¨¦s de un ¡°un proceso de distanciamiento pol¨ªtico¡± que protagonizan ¨¦l y Fernando Claud¨ªn y que concluye ¡°con graves enfrentamientos personales con Carrillo, cuya pol¨ªtica hacia Espa?a hab¨ªa fracasado¡±. Fue una ¨¦poca ¡°virulenta¡± que acaba, dice Nieto, en rabia ¡°por el modo como han sido condenados al ostracismo¡±. Con La Pasionaria, sin embargo, esa ruptura no fue tan abrupta; en el caso de Sempr¨²n, aquella mujer ¡°hab¨ªa producido en ¨¦l sentimientos filiales¡; ¨¦l mismo hab¨ªa perdido a su madre, y Dolores hab¨ªa perdido a un hijo en la guerra. Era l¨®gico, en su juventud, cuando m¨¢s entusiasmo le produc¨ªan Stalin y Pasionaria, que hacia ellos fueran sus poemas m¨¢s fervorosos¡±.
La crueldad estalinista est¨¢ en primer plano en el PCE. ?C¨®mo vivi¨® Sempr¨²n esa crueldad? ¡°Con ambig¨¹edad y con duplicidad, probablemente¡±. ?l dice que estaba ¡°enajenado¡±. ¡°Lo reconoce. Alienado voluntariamente con la causa del comunismo. Hasta 1956 la doctrina vigente era estalinista, no reconoc¨ªa errores ni represiones, Sempr¨²n expresa su adoraci¨®n por Stalin en un poema que ¨¦l mismo divulg¨®¡ Kruschev reconoci¨® luego los errores, la crueldad. Y a partir de ah¨ª empieza una evoluci¨®n cada vez m¨¢s cr¨ªtica hacia el estalinismo¡±. Sempr¨²n reclama del partido una actitud menos autoritaria y propone ¡°objetivos democr¨¢ticos¡±. Nieto cuenta que dos de los interlocutores que tuvo para su libro, Javier Muguerza y Julio Diamante, ¡°me dijeron que ellos no hubieran imaginado nunca que aquel Federico que dialogaba con ellos para saber c¨®mo iban la universidad y la cultura fuera un estalinista¡±.
-?Podemos decir, pues, que hab¨ªa varios Sempr¨²n en aquel Federico?
-S¨ª, yo creo que s¨ª¡ No tanto porque tuviera varias personalidades, sino porque aqu¨ª no pod¨ªa aplicar los dogmas que caracterizaban a la c¨²pula del comunismo internacional de matriz sovi¨¦tica imperante entonces.
?Era un comunista raro o un comunista raro que a veces parec¨ªa ortodoxo? ¡°Es que se pueden ser las dos cosas¡ Era un comunista jer¨¢rquico que fue viendo posibilidades, abiertas por Kruschev, de negociaci¨®n y apertura. Pero aqu¨ª, sobre todo, ten¨ªa que aplicarse a la tarea de luchar contra la dictadura para que viniera un estado que ellos quer¨ªan democr¨¢tico¡±.
Era tantos. ¡°Lo que me maravilla fue que no cometiera errores¡±. Ten¨ªa inteligencia y frialdad, no conoc¨ªa el miedo, ¡°pero ten¨ªa miedo por los otros¡±; su expulsi¨®n del partido ¡°lo conden¨® de nuevo a vivir fuera de Espa?a, eso le provocaba rabia y melancol¨ªa. Abandonar la cercan¨ªa de amigos como Javier Pradera o Claud¨ªn, o de otros que segu¨ªan en el partido, como Sim¨®n S¨¢nchez Montero, que no eran dogm¨¢ticos... Esa era lo que ¨¦l llamaba ?la familia comunista`¡¡±
?Qu¨¦ qued¨® del comunista en Sempr¨²n? ?l mismo explic¨®, cuenta Nieto, ¡°que hab¨ªa perdido las convicciones pero le quedaban las ilusiones¡±. Y abomin¨®, sobre todo, de una frase suya que alguna vez fue un moto: ¡°todo por el partido, nada sin el partido¡±, aquel fe del carbonero de la que tantas veces habl¨® Pasionaria¡ ¡°Sinti¨® verg¨¹enza cuando comprob¨®, con sus compa?eros, que hab¨ªan dado gran parte de su vida por una idea que, puesta en marcha en la URSS, ampar¨® a un r¨¦gimen abyecto y cruel¡±. Muchos de ellos ¡°con la mejor voluntad y con el mejor de los deseos¡± compartieron con Federico S¨¢nchez la aventura comunista de Jorge Sempr¨²n. Nieto la ha desmenuzado; el martes pr¨®ximo, en la Residencia de Estudiantes, se la presenta su colega Jos¨¦ ?lvarez Junco.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.