Dignidad
La dignidad es algo absolutamente prescindible para triunfar en la existencia, acumular poder, enga?ar, explotar y joder al pr¨®jimo
Sufro un ataque de risa al escuchar la utilizaci¨®n que hace Esperanza Aguirre del concepto de la dignidad. La atribuye a la dimisi¨®n de sus dos esca?os y la heroica retirada de la pol¨ªtica del se?or que fuera su mano derecha en la pr¨®spera y feliz Comunidad de Madrid, alguien al que han pillado con el carrito del helado, una frusler¨ªa de mill¨®n y medio de euros en un banco suizo. Parecen conformarse con muy poco estos corruptos, a no ser que aquellos que bucean en su rapi?a solo encuentren estrat¨¦gicas migajas, suficiente para que la plebe nos calmemos un ratito y quedemos convencidos de esa falacia tan tonta de que el que la hace, la paga.
Y me pregunto en qu¨¦ consiste la dignidad. S¨¦ que es mucho m¨¢s f¨¢cil alardear de ella siendo rico que pobre. S¨¦ de gente tan acorralada por la vida a la que le han quitado por la fuerza hasta su dignidad. Tambi¨¦n de mucho canalla encorbatado, presuntos pilares del orden, que no tiene la menor duda de que la dignidad es algo absolutamente prescindible para triunfar en la existencia, acumular poder, enga?ar, explotar y joder al pr¨®jimo, aunque muchos tienen la man¨ªa de recurrir a esa frase tan enf¨¢tica y c¨ªnica de ¡°mi dignidad no me lo permite¡±.
De cualquier forma, hay que admirar el l¨²cido ojo de Esperanza Aguirre para rodearse de hombres dignos en el mod¨¦lico gobierno de la cosa p¨²blica. Se le amontonan a la reina de Madrid los ejemplares colaboradores que se desviaron de la sagrada misi¨®n de servir a los ciudadanos para servirse ante todo a s¨ª mismos, a sus codiciosas cuentas corrientes y propiedades. Qu¨¦ penita dan esos prohombres imputados, o sospechosos de pringue hasta extremos excesivos, o que abandonan sus golosos cargos pol¨ªticos en nombre de su conmovedora dignidad.
Se supone que milagrosamente sale a luz una ¨ªnfima parte del generalizado saqueo y te preguntas c¨®mo ha llegado la informaci¨®n de esa perpetuada mierda a los medios de comunicaci¨®n (que convenga o no convenga publicar esas s¨®rdidas movidas, ya es otra historia), a la polic¨ªa, a los jueces. Imagino que si acabamos enter¨¢ndonos de algo es debido a las traiciones entre los g¨¢nsteres, venganzas, rencores, celos. Qu¨¦ consuelo saber que pueden destrozarse entre ellos. Y, por supuesto, Aguirre, siempre ha representado un modelo de dignidad.
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