Otros cimientos para la arquitectura
El proceso combinado de transformaciones econ¨®micas y sociales provoca un cambio de paradigma en el oficio Solo el 24% de profesionales gana m¨¢s de 1.000 euros
Muchos de los 60.000 arquitectos espa?oles entienden su profesi¨®n como un servicio a la sociedad. Sin embargo, y a pesar de que ¡ªseg¨²n una encuesta del Sindicato de Arquitectos (Sarq)¡ª solo el 24% logra superar los 1.000 euros mensuales, ¡°siguen siendo percibidos como un grupo que se mueve por inter¨¦s propio econ¨®mico o creativo¡± sostiene una de ellos, Patricia Reus (1975). Oriol Bohigas (1925), arquitecto desde los 50, explica: ¡°Entonces no se consideraba ¡ªcomo ahora¡ª que el objetivo profesional fuera acabar empleados de una sociedad de explotaci¨®n inmobiliaria o colaborar acr¨ªticamente con ellas¡±. Pero lo cierto es que con las infraestructuras del pa¨ªs construidas y con el n¨²mero de arquitectos multiplicado de 3.600 en 1970 a los 60.000 actuales, urge redefinir el oficio.
De abogados a periodistas, son muchas las profesiones liberales que han atravesado una transformaci¨®n similar. El doctor Manolo Reus, reci¨¦n jubilado de su puesto en el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca en Murcia, diagnostica que ¡°los arquitectos tienen un camino por delante parecido al que recorrieron los m¨¦dicos cuando el desarrollo de la sanidad p¨²blica en Espa?a forz¨® su paso de la ¨¦lite profesional y social a una clase media valorada, respetada y ¡ªcomo ha demostrado la marea blanca¡ª respaldada por la sociedad¡±. Padre y suegro de los arquitectos Blancafort-Reus, recuerda que los m¨¦dicos eran prohombres influyentes en su ciudad: ¡°Hubo uno famoso que se opuso frontalmente a la creaci¨®n de la seguridad social porque dec¨ªa que acabar¨ªa con el poder de las familias que controlaban la profesi¨®n¡±. Pero est¨¢ claro que la democratizaci¨®n de la salud tras la Segunda Guerra Mundial fue un logro ¡°y, contra esa inercia, no se puede luchar¡±. Establecer paralelismos entre profesiones es complejo, sobre todo cuando la precariedad laboral hermana a tantas. Sin embargo, el paso de cobrar a clientes-pacientes a tener un sueldo por curar marc¨® un cambio en la relaci¨®n entre la clase m¨¦dica y la sociedad. Justo lo que, con un retraso de d¨¦cadas, busca ahora la arquitectura.
La ocupaci¨®n a¨²n debate si quiere pasar de artesanal a empresarial
Todo empez¨® con el acceso a una educaci¨®n superior generalizada que ha aumentado la cifra de escuelas de arquitectura de 3 a 31 en 40 a?os. Los nuevos proyectistas no solo no heredan ya la profesi¨®n de sus padres sino que, adem¨¢s, provienen de estratos sociales diversos y tras a?os de formaci¨®n necesitan ganar dinero. As¨ª, no se pueden permitir trabajar de aprendices durante a?os. Su sindicato tiene menos de un lustro y aunque abord¨® el problema de los empleados no retribuidos, no ha solucionado las carencias en la gesti¨®n de una ocupaci¨®n que todav¨ªa debate si quiere ¡ªo debe¡ª pasar de artesanal a empresarial. Hacerlo exige cambios y sacrificios. No hacerlo, tambi¨¦n.
Entre la opci¨®n de las grandes firmas ¡ªque aspiran a los mayores proyectos y necesitan muchos encargos para mantenerse¡ª y las peque?as ¡ªm¨¢s artesanales y que deben unirse para acometer grandes proyectos¡ª se debate el futuro de los arquitectos en Espa?a. La tercera v¨ªa pasa por emigrar. Y la cuarta, por reinventar la profesi¨®n. De todo ello sobran ejemplos. Y, parad¨®jicamente, existe el consenso de que la arquitectura puede salir ganando de una situaci¨®n como esta. Eso piensan los sevillanos Juanjo L¨®pez de la Cruz (1974) y Mar¨ªa Gonz¨¢lez (1975), que viven de su sueldo como profesores y diferencian entre las repercusiones laborales y los efectos en la arquitectura: ¡°No parece posible que todos los nuevos arquitectos puedan acceder al trabajo tradicional de proyectar y construir. Sin embargo, esta situaci¨®n ha llevado a experimentar en territorios poco explorados como la escasez de medios o la reutilizaci¨®n¡±.
Existe el consenso de que la profesi¨®n puede salir ganando de esta situaci¨®n
Con todo, la arquitecta Patricia Reus opina que el trabajo individual bien hecho por unos cuantos no es suficiente para alterar la percepci¨®n generalizada que existe sobre los arquitectos en Espa?a como una clase engre¨ªda y alejada de la realidad que, sin embargo, contrasta con la valoraci¨®n profesional que reciben en el extranjero. As¨ª, ?c¨®mo acercar la excelente formaci¨®n a la resoluci¨®n de los problemas de la sociedad? En esa pregunta radica la gran asignatura pendiente de la arquitectura espa?ola. Puede que tambi¨¦n el paso hacia una nueva clase media de la profesi¨®n. Entre los m¨¢s j¨®venes, la formaci¨®n y las perspectivas laborales se est¨¢n transformando. Y no solo para mal.
Ana Garc¨ªa Puyol tendr¨¢ 27 a?os cuando, en primavera, se gradue en la Escuela de Arquitectura de Harvard. Forma parte de una generaci¨®n que gracias a becas p¨²blicas (S¨¦neca, Bancaja y Talentia) ha logrado ampliar estudios en el extranjero. No hay arquitectos en su familia y confiesa que la realidad profesional del arquitecto, y su estilo de vida sin horarios, la sorprendi¨®. Ya habituada a los d¨ªas sin fin, ha optado por la segunda fila: la ingenier¨ªa para desarrollar sistemas constructivos de estructuras y fachadas especiales con geometr¨ªas complejas. Ser¨¢ una arquitecta que ayude a otros arquitectos.
Seg¨²n Reus, los arquitectos son percibidos como una clase engre¨ªda
Dos generaciones por encima, ?ngela Garc¨ªa de Paredes (1958) representa ¡ªasociada a su marido Ignacio Garc¨ªa Pedrosa (1957)¡ª otra de las caras de la profesi¨®n. Hija de Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa de Paredes (autor de numerosos auditorios espa?oles) y con amplio reconocimiento nacional, explica que, en los ¨²ltimos a?os, su estudio se ha reducido a la mitad (de seis colaboradores a tres) y que ¡°la dificultad de ganar un concurso ha sido sustituida por la falta absoluta de concursos¡±. Con todo, trabajando en pocas obras, y dedic¨¢ndose a la docencia, su vida resulta privilegiada para proyectistas m¨¢s j¨®venes, como Aurora Adalid (1980) que compatibiliza la investigaci¨®n con la mediaci¨®n, la gesti¨®n de recursos con la consultor¨ªa y el dise?o con el urbanismo. ¡°Ni en mis mejores sue?os esperaba un trabajo tan diverso¡±, comenta optimista.
Como Garc¨ªa Puyol, Reus o L¨®pez de la Cruz y Gonz¨¢lez, Adalid tampoco proviene de una familia de arquitectos. Quiso ser bi¨®loga pero sus dibujos la acercaron a la arquitectura. Crecida en el marco de la especulaci¨®n y la burbuja, el urbanismo le parec¨ªa ¡°un mundo tenebroso, pero determinadas actuaciones en el barrio madrile?o donde crec¨ª despertaron mi conciencia sobre la importancia del patrimonio com¨²n urbano¡±. La indignaci¨®n sobre c¨®mo se tomaban decisiones la puso en marcha.
?C¨®mo acercar la excelente formaci¨®n a los problemas de la sociedad?
As¨ª, abanderada de un nuevo modo de hacer en grupo, desde su trabajo en el colectivo Zuloark, asegura que los proyectos de autor¨ªa m¨²ltiple y la innovaci¨®n en el reparto de responsabilidades forman parte del cambio de la profesi¨®n. ¡°La nueva mirada hacia la ciudad como algo que es de todos, permanecer¨¢¡±, vaticina. ¡°Muchos proyectos desaparecer¨¢n, pero el cambio en la forma de habitar y compartir, se quedar¨¢¡±, explica. Tambi¨¦n Garc¨ªa Puyol est¨¢ a favor de dar m¨¢s participaci¨®n a los ciudadanos en lo que se construye en sus barrios pagado con sus impuestos, ¡°pero la gesti¨®n debe hacerse desde los organismos p¨²blicos para que los arquitectos tengan un programa definido que ya haya escuchado e incorporado las ideas de los vecinos¡±, sostiene.
Sobre la desaparici¨®n de los arquitectos con sello propio y la recuperaci¨®n de un oficio atento a las necesidades y dispuesto a reparar y repararse, Adalid cuenta que la tensi¨®n entre lo art¨ªstico y lo t¨¦cnico desaparece con la madurez ¡°porque eres capaz de priorizar y elegir cu¨¢l es el lugar para cada cosa. El desaf¨ªo creativo lo encuentras en las necesidades reales a las que buscas soluci¨®n¡±.
El profesor del CEU ¡ªuna de las Escuelas que producen 2.000 titulados anuales¡ª Santiago de Molina (1972) cita a Alvar Aalto: ¡°La arquitectura hace lo que puede con lo que puede¡±, demostrando, de paso, que eso ha ocurrido siempre. Como sucediera con los m¨¦dicos, la necesidad de adaptar la arquitectura a la realidad exige acercarse a las necesidades reales, pero tambi¨¦n ampl¨ªa el espectro de la profesi¨®n.
Cifras disparadas
En 1970 en Espa?a hab¨ªa 3.600 arquitectos. Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, el n¨²mero de profesionales se coloca ahora en torno a los 60.000.
En los mismos 40 a?os, el n¨²mero de escuelas de arquitectura a lo largo del pa¨ªs ha pasado de tres a 31.
Las escuelas producen cada a?o unos 2.000 titulados en arquitectura.
Solo el 24% de los arquitectos espa?oles logra superar los 1.000 euros mensuales de sueldo, seg¨²n una encuesta del Sindicato de Arquitectos (Sarq).
Babelia
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