La sangre amarga

Si alguien est¨¢ capacitado para adentrarse con convicci¨®n en el drama de horror, en la perturbadora fantas¨ªa rom¨¢ntica, ese es Neil Jordan. Si hay alguien al que no se puede acusar de oportunismo, de seguir la moda, la estela de pel¨ªculas sobre vampirismo, ese es el director irland¨¦s.

Y, sin embargo, la sobredosis de la ¨²ltima d¨¦cada, la reciente aglomeraci¨®n de visiones, colores y texturas, ha provocado que en Byzantium, nuevo acercamiento al universo del cuento de terror, demasiadas cosas suenen a ya vistas, experimentadas, pronunciadas, por mucho que el estilo de Jordan sea atractivo con sus juegos de colores y s¨ªmbolos, con su arrebato, l¨ªrica y amargura.

El creador de En compa?¨ªa de lobos (1984) y de Entrevista con el vampiro (1994), paradigmas cada una de la doble condici¨®n de Jordan, al estilo Stephen Frears, tan apto para la superproducci¨®n americana como para la apabullante sencillez brit¨¢nica, nos habla de la doble condici¨®n de proscritas, como vampiras y como mujeres, de una joven y una adolescente condenadas a vagar, huir, mentir, sufrir, morder vidas, d¨ªa tras d¨ªa, a trav¨¦s de los tiempos.

Pero la obra de teatro en la que se basa, A vampire story, de Moira Buffini (que tambi¨¦n ha escrito el guion), estrenada en el National Theatre de Londres en 2008, justo el a?o en que lleg¨® la ¨²ltima gran aportaci¨®n vamp¨ªrica, la sueca D¨¦jame entrar, bebe de demasiadas fuentes sin que se advierta una identidad propia. Aun as¨ª, la fuerza de ciertas im¨¢genes de Jordan, con dos hilos temporales distintos, la actualidad y el siglo XIX, y la enigm¨¢tica presencia de la adolescente Saoirse Ronan, con capucha roja en un gui?o a s¨ª mismo del director de En compa?¨ªa de lobos, acaban dotando a Byzantium del suficiente lirismo como para situarla en un escal¨®n adulto muy alejado de la moda juvenil del romanticismo de sangre de chicle.