Calla, rico
A El Gran Wyoming le toc¨® asumir el papel por incomparecencia de los rivales y los hu¨¦rfanos de informaci¨®n ¨¢cida y viva lo elevaron al nivel de los informativos serios
En Estados Unidos, el toque de rebato de la opini¨®n m¨¢s conservadora hizo fortuna en el canal Fox, expresi¨®n caudalosa y firme vigilante de los valores tradicionales. La cat¨¢strofe asociada a la guerra de Irak, lejos de servir para otra cosa que no fuera el enriquecimiento de ciertas empresas cercanas al poder, signific¨® la p¨¦rdida de influencia y el fracaso del dise?o de una estrategia global de defensa. Una fidelidad ciega, cuando est¨¢ equivocada, perjudica m¨¢s que ayuda. Para enfrentarse a ese chorreo informativo, el p¨²blico joven recurri¨® a los programas de humor, que se fueron transformando en l¨ªneas de pensamiento y terminaron por consagrar a gente como Jon Stewart, Bill Maher o Stephen Colbert, que han marcado una tele ir¨®nica y cr¨ªtica dif¨ªcil de batir por la tribuna enfebrecida.
La velocidad de las redes sociales, que funciona como una m¨¢quina de agujerear la realidad hasta dejarla como un gruyer, amenaz¨® las tribunas dominantes. En Espa?a, con un Gobierno conservador cuyo primer empe?o fue controlar los medios p¨²blicos y rebajar su cariz informativo y cr¨ªtico, permitido durante el zapaterismo, era cuesti¨®n de tiempo que un programa como El intermedio se convirtiera en un ¨¦xito incluso en un canal minoritario. A El Gran Wyoming le toc¨® asumir el papel por incomparecencia de los rivales y los hu¨¦rfanos de informaci¨®n ¨¢cida y viva lo elevaron al nivel de los informativos serios. Su ¨²ltimo ¨¦xito es un libro donde expresa posiciones en defensa de la protecci¨®n social y la igualdad de oportunidades, contadas desde su persona real, m¨¢s que desde el personaje que interpreta en la tele. La consagraci¨®n le viene concedida por dos p¨¢ginas en el peri¨®dico Abc dedicadas a detallar sus ingresos. La noticia no es que posea estupendos ahorros y rentas suculentas, algo probable en todo presentador de tele que lleve tres d¨¦cadas de trabajo continuado en las pantallas, sino que se recurra a ese ataque para intentar desactivarlo. Prolonga la idea recurrente de que el rico y el famoso, si no es para exhibir su estatus envidiable, est¨¢n mejor callados. Para ciertas mentalidades, solo hay una cosa m¨¢s despreciable que el pobre y el marginado, con ese fracaso que supuestamente se han ganado a pulso, y es que alguien exitoso sostenga un discurso solidario.
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