Vargas Llosa y su rebeli¨®n literaria
Una ma?ana de confesiones literarias en la casa lime?a del Nobel, como anfitri¨®n de la Bienal de Novela que lleva su nombre Habla de sus rituales lectores, de la ausencia de buena cr¨ªtica literaria y de la pasi¨®n que siente por los cuentos Considera una exageraci¨®n considerar las series de televisi¨®n como la nueva narrativa
Con el sem¨¢foro en rojo, Mario Vargas Llosa baja r¨¢pido del coche, y cuando llega al separador de la avenida el sem¨¢foro vuelve a verde, y para en seco. El azar hace que quede escoltado, a lado y lado, por un mimo y un C¨¦sar Vallejo dorado que se dirigen con prisa para donde ¨¦l mismo va. El escritor se percata y atina a decir: ¡°Se parece mucho a Vallejo¡±. Unos 60 pasos despu¨¦s y 14 minutos m¨¢s tarde, el escritor peruano inaugura el D¨ªa de las Palabras al leer de manera sentida los versos del poeta peruano, en un parque a orillas del mar:
¡°SOL?A ESCRIBIR CON su dedo grande en el aire:
?Viban los compa?eros! Pedro Rojas¡±,
de Miranda de Ebro, padre y hombre,
marido y hombre, ferroviario y hombre,
55 a?os del primer libro
Hace 55 a?os Vargas Llosa public¨® su primer libro: Los jefes. Un volumen de cuentos, escritos entre 1953 y 1958, la mayor¨ªa escritos cuando estudiaba en San Marcos, en Lima. Un g¨¦nero sobre el que nunca m¨¢s ha publicado, a pesar de que le gusta mucho. Pero cuando ha intentado escribir un relato este se le convierte en novelas como Pantale¨®n y las visitadoras y Los cachorros, o en cap¨ªtulos de novelas en obras como La t¨ªa Juia y el escribidor. "Son historias que se me crecen y una vez empiezo a escribirlas rompen la moldura del cuento. O algunos cuentos tambi¨¦n me inspiran obras de teatro".
Pero el primer texto literario que public¨® fue el relato El abuelo, en el peri¨®dico El Comercio, de Lima, en 1956. Un cuento, recuerda Vargas Llosa, cruel, de un viejo perverso que quiere vengarse de su nieto. Una historia y tem¨¢tica, entre el terror y lo g¨®tico, que poco tendr¨ªa que ver con el escritor que en 2010 ganar¨ªa el Nobel de Literatura. Su ¨²ltimo acercamiento al g¨¦nero ha sido a trav¨¦s de Bocaccio y su Decamer¨®n del que hace una adaptaci¨®n teatral titulada Los cuentos de la peste.? Ahora, cuando est¨¢ llegando al final de su versi¨®n, ensalza a¨²n m¨¢s la maestr¨ªa cuent¨ªstica del escritor italiano: "Hay que ver lo maravillosos que son, y aunque fueron escritos hace seis siglos es admirable su vigencia". Y antes de estos relatos abord¨® Las mil y una noches, tambi¨¦n para el teatro. Piezas que se suman a completar una obra junto a novelas como?La ciudad y los perros, La casa verde, Conversaci¨®n en La Catedral, La guerra del fin del mundo, Lituma en los Andes, La fiesta del Chivo y El h¨¦roe discreto.
padre y m¨¢s hombre. Pedro y sus dos muertes¡±.
Est¨¢ alegre. Es su semana en Per¨², no solo por su 78 cumplea?os ma?ana, sino por los tres eventos que se han organizado en los cuatro puntos cardinales de Lima. ¡°Es importante para la ciudad y el pa¨ªs que hayan venido tantos y tan buenos escritores de nuestra lengua estos d¨ªas aqu¨ª a hablar de libros y de lecturas. Hay que estimular la lectura con buenos libros, porque la literatura no es solo un placer superior sino que tiene consecuencias muy positivas, como excitar la fantas¨ªa, la curiosidad, crear el esp¨ªritu cr¨ªtico. Es un elemento fundamental en las sociedades modernas y para sus ciudadanos¡±.
Se refiere el Nobel a la I Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que termina hoy, despu¨¦s de cuatro d¨ªas, con el anuncio del fallo del premio a la mejor novela publicada en espa?ol entre 2012 y 2013. D¨ªas en los que han participado m¨¢s de 30 escritores hispanohablantes en 14 mesas redondas con un p¨²blico devoto.
¡°Papel de viento, lo han matado: ?pasa!
El cr¨ªtico es responsable de la marginalizaci¨®n que vive al haber perdido el protagonismo que ten¨ªa y deber¨ªa recuperar. No tenemos cr¨ªticos de gran responsabilidad tampoco en otras ¨¢reas
Pluma de carne, lo han matado: ?pasa!
?Abisa a todos compa?eros pronto!¡±.
Sigue leyendo Vargas Llosa los versos de Vallejo, delante del Vallejo dorado, de Espa?a aparta de m¨ª ese c¨¢liz. Media hora antes, en su apartamento, en una terraza frente al Pac¨ªfico sin horizonte por la niebla, hablaba entusiasta de una faceta apasionada y anterior a la escritura: la lectura. Un entusiasmo y sabidur¨ªa que transmite en La verdad de las mentiras de tal forma que al leer cualquiera de su treintena de ensayos, sobre escritores y obras, el efecto inmediato es ir a buscar dicho libro y leerlo o releerlo. "Ese es el objetivo", dice sonriendo. Lo primero que hace, ahora, es desvelar el misterio del momento en que un libro lo hechiza: ¡°?Depende del g¨¦nero!¡±, aclara. ¡°En la poes¨ªa la clave est¨¢ en los primeros versos. Si no son buenos, dif¨ªcilmente remontar¨¢ y el lector se va. En la novela, en cambio, eso puede retrasarse y no siempre las primeras p¨¢ginas guardan la maravilla que puede venir. Por eso, de alguna manera, entiendo a Gide cuando rechaz¨® publicar En busca del tiempo perdido, de Proust, lo que lo llevar¨ªa a arrepentirse toda la vida. Hay otras novelas que desde las primeras palabras te capturan, como Cien a?os de soledad con ese comienzo extraordinario; o Moby Dick, con ese ¡®Digamos que me llamo Ismael¡¯ , tan enigm¨¢tico; o El Quijote con ¡®En un lugar de La Mancha de cuyo...¡¯ con su misterio y musicalidad. Como dec¨ªa Borges, lo que no es excelente no es poes¨ªa, por eso me dediqu¨¦ a la novela¡¡±.
Y sigue Vargas Llosa como si acabara de leer por primera vez las obras citadas. Un rato despu¨¦s, sus palabras avanzan como el Pequod detr¨¢s de Moby Dick cuando pas¨® en invierno frente a las costas peruanas donde ¨¦l mismo est¨¢ ahora¡
¡°La buena literatura nos ayuda a estar mejor armados frente a la vida y cualquier embauque. Te defiende contra la mentira, la manipulaci¨®n y los falsos oropeles. Por eso es una barbaridad educar a la gente solo en las tecnolog¨ªas¡±.
Ha dicho varias veces que en el coraz¨®n de todas las novelas llamea una protesta contra el mundo que le ha tocado vivir a cada uno y que se puede modificar a trav¨¦s de la lectura. Tambi¨¦n que los buenos libros invitan a la rebeli¨®n por ser mejores ciudadanos y ayudan a construir un mundo mejor. Y el llamamiento a ese mot¨ªn lo ha dicho varias veces esta semana, y hoy le cae algo a¡
¡°La cr¨ªtica literaria tiene ahora m¨¢s responsabilidades en un mundo con sobreinformaci¨®n y sobreoferta de libros. Y es responsable de la marginalizaci¨®n que vive al haber perdido el protagonismo que ten¨ªa y deber¨ªa recuperar. No tenemos cr¨ªticos de gran responsabilidad tampoco en otras ¨¢reas. Parecen limitarse a rese?as, casi como publicidad, la han trivializado y han olvidado la funci¨®n de dar los elementos para que la gente aprecie lo bueno o menos bueno de cada libro, y algo muy importante es que deben tener claro el lugar que esa obra ocupa en su contexto y cont¨¢rselo a los lectores. Sobre todo en estos tiempos donde Internet tiende a dar el mismo valor a todo¡¡±.
El an¨¢lisis sobre Internet y la manera como las tecnolog¨ªas emergentes han modificado la vida siguen llamando su atenci¨®n¡
¡°El principal peligro no es que la Red se vaya a caer un d¨ªa porque eso no va a ocurrir. Eso es jugar al apocalipsis. Lo que tendr¨ªa que ocurrir es que llegue una cierta normalidad en algo que apenas es normal. No sabemos hasta d¨®nde va a llegar la funci¨®n de la cultura en las redes. El temor es que Internet trivialice la cultura. Hay razones para estar preocupados. Pero lo que s¨ª es peligroso es la enorme posibilidad de la manipulaci¨®n tecnol¨®gica para crear conflictos entre pa¨ªses. No hay una legalidad. Todo esto abre flancos en los que adem¨¢s penetran en tu intimidad y pueden llegar a usurpar tu identidad. Debe crearse muy r¨¢pido una legalidad, de lo contrario quedan flancos sobre la libertad o la soberan¨ªa individual¡±.
Vargas Llosa da un giro y, ahora que se alaba a las series de televisi¨®n como forjadoras de una nueva narrativa, aclara que ha visto algunas y le gustan mucho, como The wire y House of Cards¡
¡°Pero decir que son mejor que la literatura y que han descubierto nuevas formas de contar es ignorancia y desconocer la historia de la literatura. Yo no he visto una innovaci¨®n como en las novelas modernas. La huella que deja un buen libro en el lector tiene un efecto m¨¢s duradero y profundo¡±.
Lo dice junto a las estanter¨ªas con sus libros favoritos. Luego posa entusiasta para las fotos en su escritorio mientras se?ala el horizonte difuminado por la niebla para contar que en d¨ªas despejados se alcanzan a ver las islas, incluida aquella con forma de ballena.
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