Beck: ¡°Siempre he tenido p¨¢nico a repetirme, pero ya no me pasa¡±
El m¨²sico estadounidense acaba de publicar ¡®Morning phase¡¯, su primer disco en seis a?os
Beck reconoce que no es muy bueno dando entrevistas. ¡°Estoy inc¨®modo y me quedo en blanco¡±, dice a modo de disculpa. No solo eso, tambi¨¦n contesta a medias, y hasta se contradice. Por ejemplo, al principio de esta charla por tel¨¦fono desde Los ?ngeles asegura que llevaba sin editar un disco seis a?os simplemente a consecuencia de c¨®mo se dieron las cosas. ¡°La verdad es que par¨¦ durante un tiempo, como siempre se hace despu¨¦s de publicar un disco. M¨¢s tarde empec¨¦ a producir para otros, y result¨® ser un trabajo tan largo como hacer uno propio. Y hace dos a?os fui a Nashville a grabar un disco de country que al final decid¨ª no publicar. Francamente, el tiempo vuela¡±.
Pero, un pu?ado de preguntas despu¨¦s, este discurso muta. ¡°Hace seis a?os pensaba que algo estaba a punto de pasar, ya sabes que era el momento de ese salto que se da cada diez a?os en el rock. No ten¨ªa muy claro por donde tirar. As¨ª que decid¨ª pararme un tiempo para ver como discurr¨ªan los acontecimientos. Que sucediese algo que diese claves. Pero no pas¨® nada¡±.
Da la impresi¨®n de que, por primera vez, Beck Hansen va por detr¨¢s de su tiempo en vez de por delante. Morning phase recuerda a cosas que hizo antes. Mel¨®dico y tierno, est¨¢ entre la cruda desnudez de Sea changes, el disco que public¨® en 2004, en el que hablaba de su ruptura con la que hab¨ªa sido su pareja de diez a?os, y la versi¨®n de Everybody¡¯s got to learn sometime de Korgis, que interpretaba en la banda sonora de Olv¨ªdate de m¨ª. ¡°La verdad es que toda mi vida he tenido p¨¢nico a repetirme, pero ya no me pasa. Un d¨ªa pens¨¦ ?Y qu¨¦ si me repito? ?Qu¨¦ artista conoces que lleve 20 a?os de carrera y no haya repetido la misma f¨®rmula alguna vez?¡±.
Porque s¨ª, han pasado dos d¨¦cadas desde que Beck debut¨®. ¡°Es dif¨ªcil de creer ?verdad?¡±, dice con un tono que parece de tristeza. ¡°Veinte a?os, ya¡±. Tuvo un comienzo fulgurante en 1993 con Loser, una canci¨®n que fusionaba cosas hasta entonces in¨¦ditas. Esp¨ªritu alternativo y desparpajo juvenil, guitarras de blues ac¨²stico y samplers. Y adem¨¢s rapeaba. Era inusual ver a blancos rapeando en aquel momento. Falt¨® tiempo para que fuera considerado el Dylan del grunge.
Cada canci¨®n tiene su momento. Algunas se esfuman, otras sobreviven¡±
Loser, dice su autor, fue el fruto de una serie de accidentes. ¡°Yo viv¨ªa en Nueva York, y me gustaba mucho, pero mi casera me tim¨®, me encontr¨¦ sin dinero y tuve que volver a Los ?ngeles. Hab¨ªa grabado la maqueta de Loser antes de irme, en casa de un colega. Yo ni me acordaba de ella. Era un chiste¡±.
Se convirti¨® en un enorme ¨¦xito y fich¨® por Geffen, la multinacional que tambi¨¦n cobijaba a Nirvana. ¡°Recuerdo esa ¨¦poca como un momento en el que nos encontr¨¢bamos muy inc¨®modos. Nos tom¨¢bamos las cosas quiz¨¢s demasiado en serio. Por ejemplo, Kurt [Cobain, l¨ªder de Nirvana, que terminar¨ªa suicid¨¢ndose en 1994] era un t¨ªo muy dulce y muy amable, pero ve¨ªamos problemas en todas partes. O nos apreciaban demasiado, o demasiado poco. Est¨¢bamos empe?ados en que no nos entend¨ªan. Cosas de veintea?eros, quiz¨¢s. Me llev¨® a?os darme cuenta de que era un privilegiado¡±.
Durante su primera ¨¦poca, Beck se especializ¨® en discos exitosos en los que cambiaba de un estilo a otro: Odelay, Mutations, Midnite vultures... A partir de Sea changes, mientras se habla de ¨¦l como de un referente imprescindible que sent¨® las bases de mucho de lo que pasa actualmente, sus nuevos trabajos parecen volverse menos relevantes. G¨¹ero, The information y Modern guilt sus tres ¨²ltimos ¨¢lbumes, fueron recibidos con mayor tibieza. ¡°Ni tienes 20 a?os siempre ni eres la ¨²ltima sensaci¨®n toda tu vida. No pasa nada¡±.
Despu¨¦s lleg¨® el silencio. Relativo, eso s¨ª. Entre otras actividades public¨® Song reader, una caja con 20 partituras de canciones, ilustradas cada una por un artista diferente. No las grab¨®. Estaban a disposici¨®n de quien quisiera interpretarlas. Parec¨ªa una reivindicaci¨®n de lo f¨ªsico. Una forma de recordar que un ¨¢lbum sol¨ªa ser algo m¨¢s que una serie de archivos digitales. ¡°Esas interpretaciones son graciosas, porque no fue as¨ª. Es un proyecto al que llevaba dando vueltas desde los noventa, que se publicara en 2012 fue casual¡±.
Soy un padre de 43 a?os con los problemas t¨ªpicos de una familia¡±
Todo indica que tuvo relaci¨®n con una misteriosa lesi¨®n en la columna de hace seis a?os que le imped¨ªa tocar. Un accidente del que no quiere hablar, ¡ª zanja el tema con, ¡°estoy bien¡±¡ª que no se sabe ni qu¨¦ fue ni qu¨¦ lo caus¨®, pero que, seg¨²n ha contado escuetamente en alguna ocasi¨®n, le tuvo practicamente inutilizado y necesit¨® una larga recuperaci¨®n.
Ha pasado mucho de ese tiempo en su casa de Los ?ngeles, con su mujer, Marissa Ribisi, melliza del actor Giovanni Ribisi, y sus dos hijos, Cosimo y Tuesday. ¡°Soy un padre de familia de 43 a?os, con los problemas de un padre de familia de 43 a?os. Mi vida dom¨¦stica no es muy excitante¡±.
Ahora, dice, ya trabaja en un nuevo ¨¢lbum con esa especie de incertidumbre que caracteriza su m¨¦todo. ¡°Nunca dejo de hacer cosas, cu¨¢ndo se publican es distinto. Cada canci¨®n tiene su momento. Algunas se esfuman, otras sobreviven. Cuando edit¨¦ Sea changes, ten¨ªa 30 a?os y hab¨ªa temas que compuse con 19. Pero fue en ese momento cuando cobraron sentido¡±.
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