Un viaje tras las huellas del comunismo
Ronaldo Men¨¦ndez recoge en 'Rojo aceituna' su traves¨ªa por pa¨ªses de tradici¨®n socialista El escritor cubano relata su recorrido de un a?o por Chile, Vietnam, Laos o Camboya
Cuando el escritor Ronaldo Men¨¦ndez se plante¨® hacer un viaje de un a?o huyendo de "lo desagradable de Madrid, de los gobernantes", necesitaba una excusa que justificara la "vagancia del viajero profesional". Un tema vital o literario, o ambas cosas. Como cubano emigrado desde hace 20 a?os, el hilo conductor pol¨ªtico se le aparec¨ªa casi como una obligaci¨®n. ?Qu¨¦ quedaba de la esperanzada revoluci¨®n de su isla??Qu¨¦ clase de comunismo hab¨ªa arraigado en Vietnam??Qu¨¦ cicatrices dejaron los Jemeres Rojos en Camboya??Y de Allende, en Chile, qu¨¦ memoria f¨ªsica quedaba? As¨ª, con el libro Rojo aceituna en la cabeza (ahora editado por P¨¢ginas de espuma), el peso de una meta espec¨ªfica y la liviandad del viajero, se ech¨® la mochila al hombro junto a su pareja. La meta, claro, ten¨ªa trampa: "Entonces no sab¨ªamos que uno de los enga?os m¨¢s felices y ¨²tiles sobre el viaje es creer que uno se encuentra en pos de algo".
Su odisea comienza mentalmente en China, cuando empez¨® a barruntar este ¨¢rbol geneal¨®gico de ruinas, y termina en Manali, la India, en 2012. En medio, la visita a Cuba ("all¨ª retorno, me encuentro con cosas que no tienen nada que ver con la aventura del viajero. Y es la ¨²ltima vez que veo a mi padre sano"), el relato de un amigo en Venezuela, una parada en Bolivia, Chile, Brasil, Vietnam, Laos, Camboya y Tailandia. Al menos, eso es lo que aparece en el relato. Tambi¨¦n hubo escalas que no casaban con la idea central, esa persecuci¨®n de los rastros del comunismo. No aparecen Ecuador, Colombia o Per¨², aunque estuvieron. Pero esto es una cr¨®nica literaria: la realidad se ordena para corresponder a un relato.
La memoria no es un registro fijo, es una interpretaci¨®n del pasado
Tampoco fueron escritas en movimiento, aunque lo parezca por la veloz escritura de Men¨¦ndez. El libro termin¨® de cocerse en Madrid, ya de regreso. Un peligro: ?qui¨¦n se libra de reinterpretar el viaje, de transformarlo, incluso de mentirlo? "La memoria no es un registro fijo, es una interpretaci¨®n del pasado en funci¨®n de las condiciones presentes", reflexiona el autor, si es que hay tiempo para reflexionar cuando se habla a ese ritmo de locomotora. "Cuando llego aqu¨ª, el viaje pasa en mi cabeza por diferentes etapas: la ¨²ltima, que contamina las correcciones, es la nostalgia. Por eso escrib¨ª muy r¨¢pido al principio, fren¨¦ticamente: no quer¨ªa buscarle sentido a las cosas, quer¨ªa que fuera un libro de sensaciones".
La de la extra?a calma cubana, una comedia de enredos burocr¨¢ticos a c¨¢mara lenta. La de la frustraci¨®n kafkiana de Venezuela, con el amigo atrapado contra su voluntad en "la comunidad", un suburbio al que le env¨ªa a trabajar la patria cubana que resulta ser una especie de c¨¢rcel con oficiales descontrolados. El aire apocal¨ªptico de Vietnam, recargado todav¨ªa entre sus callejuelas y en la memoria de sus habitantes. El tiempo interminable del "club de los optimistas incorregibles", una panda de viajeros "esencialmente burgueses" perdidos en Laos que quieren cualquier cosa excepto regresar.
?Es posible ese abandono de Robinson Crusoe??Quedarse varado en una playa y punto, m¨¢s all¨¢ de cualquier ideolog¨ªa, de cualquier lucha? "El encanto de otro sitio radica en no pertenecer a ¨¦l. [Marguerite] Yourcenar dec¨ªa: 'Siempre se est¨¢ mejor en otra parte'. El abandono, la renuncia total solo es posible como utop¨ªa o como un per¨ªodo controlado", asegura Men¨¦ndez. No hay m¨¢s remedio, entonces, que situarse en el mundo. Un mundo que, en Rojo aceituna, vibra entre dos polos: Cuba, con "su paradigma comunista", para el autor fallido, y "el discurso de igualdad que para nosotros en Espa?a se llena de sentido", y el polo madrile?o, "de degeneraci¨®n de consignas sociales, que tienen que ver con el triunfo del capitalismo".
El comunismo ha generado carencia. Y la carencia, apetito, que es lo que se quiere evitar
Y, por si fuera poco, ninguna de las dos ideolog¨ªas es pura. Al escritor se le hace imposible recordar un pa¨ªs en el que el capitalismo campe completamente a sus anchas, mientras ve claro ramalazos capitalistas en medio de territorios comunistas. As¨ª explica Men¨¦ndez el segundo caso: "Una de las cosas que ha conseguido el sistema comunista de manera eficient¨ªsima es la carencia. La carencia como forma de vida produce un apetito que es precisamente lo que se quiere evitar".
Parece que el escritor viajero nos deja empantanados en la duda. ?l apenas ha llegado a conclusiones. Si acaso, dos, como dos puntos luminosos en medio de la niebla. La primera, que "las propuestas comunistas o socialistas son unos muy necesarios procesos de compensaci¨®n de los poderes duros", pero que no "funcionan de manera ¨ªntegra". La segunda, que "hay un componente altruista en el ser humano del que el comunismo no se puede adue?ar, pero s¨ª puede organizarlo". Las dos indicaciones de Ronaldo Men¨¦ndez quiz¨¢s no hagan llegar al lector a un puerto seguro. Pero nadie dijo que Rojo aceituna fuera una gu¨ªa de viajes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.