Las letras latinoamericanas quedan hu¨¦rfanas
La muerte en 20 meses de varios de los protagonistas del boom latinoamericano deja desamparados a sus lectores
Este Viernes Santo, las letras latinoamericanas han despertado m¨¢s solas. La muerte de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, el gran cronista de Am¨¦rica Latina, deja una sensaci¨®n de desamparo entre sus cientos de miles de lectores, que con su p¨¦rdida suman una m¨¢s (otra) en estos meses funestos para la literatura latinoamericana.
El fallecimiento del mexicano Carlos Fuentes, el 15 de mayo de 2012, marc¨® el inicio de las desapariciones de varias de las luces del llamado boom latinoamericano, del que Fuentes y Garc¨ªa M¨¢rquez (entra?ables amigos, adem¨¢s) eran capitanes. Su muerte, dijo entonces la escritora Carmen Boullosa, marcaba el fin de una era.
Y as¨ª ocurri¨®. Un a?o despu¨¦s, la desaparici¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez Gay dej¨® un poquito m¨¢s hu¨¦rfanas las letras latinoamericanas. El escritor, ensayista y traductor (quiz¨¢ uno de los m¨¢s prol¨ªficos de su generaci¨®n) muri¨® tras sufrir una larga enfermedad degenerativa. Su hermano, Rafael, le dedic¨® un bell¨ªsimo homenaje titulado El cerebro de mi hermano, el conmovedor relato de una p¨¦rdida que, como la muerte de un hijo, no tiene nombre.
La muerte, o La Huesuda como se llama en M¨¦xico, prosigui¨® con su deber. Otro amigo de Garc¨ªa M¨¢rquez, querid¨ªsimo, ?lvaro Mutis lleg¨® a su encuentro en septiembre de 2013. El Premio Nobel colombiano, de pocas palabras, solt¨® un ¡°?Cu¨¢nto lo queremos!¡± cuando la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara rindi¨® un homenaje al autor de Maqroll El Gaviero en 2007.
Los ojos tristes del argentino Juan Gelman se cerraron para siempre el 14 de enero de 2014. El poeta que guardaba la mirada m¨¢s melanc¨®lica, como la cicatriz de a quien le han golpeado el alma, muri¨® tambi¨¦n en la Ciudad de M¨¦xico a los 83 a?os. Padre de un hijo desaparecido por la dictadura y abuelo de una ni?a secuestrada por los militares, el escritor nunca desfalleci¨®, tal como lo jur¨® en su poema Te nombrar¨¦ veces y veces: ¡°Te voy a matar derrota / Nunca me faltar¨¢ un rostro amado / para matarte otra vez¡±.
Gelman sol¨ªa pasear por las calles del barrio de La Condesa con Federico Campbell, escritor, ensayista y articulista nacido en Tijuana, en el extremo noroeste del pa¨ªs, y que tambi¨¦n muri¨® en este a?o. El 15 de febrero para ser exactos. Campbell, explorador de la narcoliteratura d¨¦cadas antes de que se convirtiera en bandera de posmodernos, rechazaba la etiqueta de escritor y dec¨ªa que era un "farsante". Que escribiera libros estupendos es cosa aparte.
La muerte tambi¨¦n lleg¨® a la casa de Jos¨¦ Emilio Pacheco. El Premio Cervantes mexicano (junto con Octavio Paz, Fuentes, Pitol y Poniatowska), el poeta de la mirada curiosa y las cosas sencillas, el enamorado de Mariana de Las batallas en el desierto, el que mejor ha descrito el doloroso amor que los mexicanos sienten por M¨¦xico en su poema Alta Traici¨®n. Muri¨® el 26 de enero pasado.
La dama de negro encontr¨® a Pacheco en la Ciudad de M¨¦xico, al igual que a Fuentes, a P¨¦rez Gay, a Mutis, a Gelman y a Garc¨ªa M¨¢rquez. Ayer por la tarde, en la capital mexicana, llovi¨®.
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