Lo sutil obvio
Quiz¨¢ sea un momento oportuno para reparar en las transfusiones entre la religiosidad privada y los sectores p¨²blicos en Espa?a
Quiz¨¢ despu¨¦s de la Semana Santa, cuando los informativos dieron cumplida cuenta de los ritos cat¨®licos de los espa?oles, con una devoci¨®n medi¨¢tica que por una vez no ten¨ªa nada que envidiar a la que dedican a las estrellas del bal¨®n, protagonistas del telediario nuestro de cada d¨ªa, sea un momento oportuno para reparar en las transfusiones entre la religiosidad privada y los sectores p¨²blicos en Espa?a. El Ministerio del Interior ha protagonizado algunas de las m¨¢s sonadas, con viajes de dif¨ªcil justificaci¨®n, que incluyen el vuelo del arzobispo castrense Juan del R¨ªo Mart¨ªn en el helic¨®ptero de la Guardia Civil por los cielos de Ceuta y Melilla, y la denuncia de los sindicatos del mismo cuerpo por el viaje de 13 agentes al santuario de Lourdes. Los chistes f¨¢ciles dejan siempre un regusto a inutilidad, pero ser¨ªa mejor centrarse en lo que tiene de disparatado mezclar las devociones con el rigor institucional.
En esa misma l¨ªnea, los Ayuntamientos de Parla y Rivas se han visto sorprendidos por el anuncio de que la comunidad abrir¨¢ dos centros escolares concertados religiosos en sus ciudades cuando la saturaci¨®n de los recintos p¨²blicos es evidente. Sobre este asunto la lista de agravios, cesiones y amnist¨ªas es inacabable. La transmisi¨®n de fincas desde los poderes p¨²blicos a instituciones religiosas para su explotaci¨®n comercial es una constante que no deja de sorprender. En el barrio de Canillejas han comenzado las movilizaciones para que una propiedad que la marquesa de Torre Arias dej¨® en herencia al barrio para uso p¨²blico no pase a destinarse a una residencia estudiantil cat¨®lica.
Se ha publicado el dato de que la inversi¨®n por alumno en Madrid ha bajado en cerca de un 13,5% para la ense?anza p¨²blica. Es decir, que el agravio se acrecienta en ¨¦poca de vacas flacas, cuando el destino de los impuestos no atiende a la matriz de la igualdad. Lo que es una cr¨ªtica brutal cuando nos referimos a pa¨ªses que dejan invadir su legislaci¨®n por derivas religiosas, sin embargo, se silencia cuando en el nuestro se ejerce de esta manera indirecta y sutil. Aunque en este caso se cumple esa boutade que soltaba Billy Wilder ante quienes se pon¨ªan exquisitos: ¡°Me gusta lo sutil cuando es obvio¡±.
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