Un escritor entre el cielo y la calle
?lvaro Pombo publica ¡®La transformaci¨®n de Johanna Sans¨ªleri¡¯, una novela sobre la b¨²squeda espiritual y mirar a los otros
?lvaro Pombo (Santander, 1939) aborda en La transformaci¨®n de Johanna Sans¨ªleri (Destino), su nueva novela, la necesidad que todo ser humano tiene de cambio, de la mutaci¨®n de su propio ser. El escritor, librepensador aguerrido, rara avis de la literatura espa?ola, cristiano, y art¨ªfice confeso de un estilo de escritura definido como psicolog¨ªa-ficci¨®n, lee en estos momentos un libro que versa sobre un di¨¢logo mon¨¢stico celebrado en California, y su conversaci¨®n se centra precisamente en la espiritualidad como necesidad vital. Nada m¨¢s y nada menos. Es el gran tema de su nuevo trabajo, ¡°un peculiar relato¡±, en el que la protagonista descubre una vez ya muerto su marido, que este manten¨ªa un hogar paralelo con otra mujer y que fruto de esa uni¨®n hab¨ªa nacido un hijo. Johanna Sans¨ªleri, perteneciente a una clase privilegiada, habitante de una realidad que supera el bien y el mal, decide conocer a la amante de su esposo al enterarse. Para su sorpresa, esta y su v¨¢stago han fantaseado sobre su persona durante toda la vida, forj¨¢ndola artificialmente como mito. Entonces Sans¨ªleri inicia un camino hacia la expulsi¨®n de s¨ª misma, que tambi¨¦n tiene que ver con Dios.
¡°El yo tiene que ser transformado, controlar nuestras pasiones y nuestras insignificancias. Puede ser horizontalmente por el encuentro con el otro", explica Pombo, un autor para el que la filosof¨ªa y la religi¨®n han sido clave de su hacer literario. El Premio Nacional de la Cr¨ªtica (El metro de platino iridiado, 1990) y de Narrativa (Donde las mujeres, 1997) y Nadal (El temblor del h¨¦roe, 2012) recibe en su refugio de Madrid de una manera muy terrenal y llana sin embargo, entre alfombras, libros, braseros el¨¦ctricos, cuadros de veleros que le gusta observar y traen algo de un mar que, dice, no echa de menos ¡°por la humedad de la costa¡±. Por el reuma. Una terraza con jazmines, ficus y un macetero del que esperanzado aguarda el brote de una planta de aguacate le saca la sonrisa. Busca la luz, y protesta porque ya no puede encender esa chimenea vieja amiga de otros inviernos. Ataviado con un atuendo juvenil y su gorro de marinero, todo lo pregunta y por todo se interesa.
La Iglesia no puede seguir diciendo que la homosexualidad es un pecado
Que solos no podemos vivir es la realidad que debe aceptar el personaje de su novela. Algo en lo que insiste Pombo entre cigarrillo y cigarrillo y pobladas referencias, a autores, t¨ªtulos, o canciones de los Beatles como Eleanor Rigby, cuyas letras le sirven para sustentar su visi¨®n de aquella Londres ¡°ciudad de solitarios¡± en la que vivi¨® por m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°Sin una dimensi¨®n religiosa, que no tiene que ser de la parroquia, la gente se queda en un estrato muy aburrido. ?No te estoy diciendo que te apuntes a los kikos!, no soy cat¨®lico practicante¡¡±, prosigue este hombre que cree en una forma de religiosidad ¡°positiva¡±, al margen de flagelaciones. Y lo toma con humor: ¡°Todos nos distraemos mucho¡±; recuerda el tiempo en que practicaba yoga: ¡°Hay que concentrarse porque la cabeza es un hervidero. Lo que llamaba Santa Teresa la loca de la casa, que es la imaginaci¨®n¡±.
¡°Vive para ti solo, si pudieres pues solo para ti si mueres, mueres¡±. El autor recurre a la frase de Quevedo que, por injusta, le sirve para explicar la necesidad de romper con el individualismo que ve como tremendo problema de Occidente. ¡°Sin un cierto desasimiento no puede uno estar en buena relaci¨®n con el mundo, con el humano, o con el f¨ªsico¡ Esto en lugar de empobrecer, dilata¡±.
Bibliograf¨ªa selecta
El h¨¦roe de las mansardas de Mansard (1983).
El metro de platino iridiado (1990).
Donde las mujeres (1996).
La cuadratura del c¨ªrculo (1999).
Una ventana al norte (2004).
Contra natura (2005).
La fortuna de Matilda Turpin (2006).
?C¨®mo encaja la pol¨ªtica en esta mirada hacia el otro? Pombo se present¨® como cabeza de lista por UPyD al Senado en 2008 y asegura que su compromiso con el partido al que sigue ligado fue ¡°por ayudar¡± y porque ah¨ª estaba su admirado Fernando Savater. Pero comprendi¨® que no era lo suyo; fueron pol¨¦micas sus declaraciones. Y quiz¨¢ a esa inhabilidad la acompa?a la siguiente reflexi¨®n: ¡°Las buenas intenciones no siempre dan frutos. A veces el activismo puede ser insensato, cualquier cosa con tal de estar en la calle... Pero hay que apoyar a movimientos como el 15-M. Esa denuncia es necesaria¡±. Y a?ade sobre el partido al que pertenece: ¡°?Si somos de izquierdas o de derechas? Apoyamos opciones que cortan un poco esa distinci¨®n tan arraigada y tan roma. En Espa?a si el desfalco, la mangancia, lo comete el de nuestro partido entonces no lo es¡ Una cierta movilidad interpartidaria me gusta¡±.
A veces el activismo resulta insensato, pero esa denuncia es necesaria
?lvaro Pombo es cristiano y ahora papista. Si su postura con la Iglesia cat¨®lica ¡°que no puede seguir diciendo que la homosexualidad es un pecado¡± contin¨²a siendo cr¨ªtica, ahora con Francisco siente entre esperanza y escepticismo. El escritor alaba el reconocimiento a los hombres de la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n, como monse?or ?scar Romero, que han sido ¡°machacados por la Iglesia¡±. ¡°?Es el poder econ¨®mico el que debe tener el Vaticano? De esa opulencia, solo llegan los rituales, la sensaci¨®n de vac¨ªo...¡±. Tambi¨¦n se indigna con el papel reservado a las mujeres. Que puedan ser ordenadas sacerdotes es otro cambio necesario para este autor que cree en las transformaciones.
Babelia
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