Los Van Van: el as en la manga de la m¨²sica cubana
Juan Formell, que ha muerto a los 71 a?os, puso banda sonora a la vida de la isla caribe?a a partir de 1969. Desarroll¨® el songo, una sabrosa variante de la salsa
A finales del siglo pasado, con la implantaci¨®n del Per¨ªodo Especial, una Cuba reticente abri¨® sus puertas al turismo. A los visitantes, les esperaban muchas sorpresas. Y entre las m¨¢s agradables estaban Los Van Van. Una orquesta que hab¨ªa crecido paralela al esplendor de la salsa neoyorquina pero con un sonido genuinamente cubano: uno reconoc¨ªa los trombones y el piano desenfrenado, aunque todo estaba personalizado por los violines y la flauta de la charanga.
Los Van Van daban conciertos masivos para el p¨²blico cubano pero tambi¨¦n trabajaban el circuito del d¨®lar, ofreciendo siempre sesiones embriagadoras que desembocaban en verdaderas fiestas, caracterizadas por sus piezas el¨¢sticas, la multiplicidad de voces, los estribillos adhesivos. Aparte, sus canciones sonaban en todos los rincones de la Isla Grande. Eran el as en la manga: la demostraci¨®n de que, fuera de los focos internacionales, la m¨²sica cubana hab¨ªa seguido creciendo y representando el sentir del pueblo llano.
En el coraz¨®n de Los Van Van lat¨ªan las inquietudes de Juan Formell. Se dec¨ªa que su baza secreta era el conocimiento del cat¨¢logo de los Beatles; de hecho, durante buena parte de su carrera, Formell tocaba un bajo el¨¦ctrico con forma de viol¨ªn, el H?fner popularizado por Paul McCartney. En realidad, sus referencias eran mucho m¨¢s ecl¨¦cticas: aprovechando la cercan¨ªa de Cuba a Florida ¡ªlas famosas 90 millas¡ª estaba al tanto de lo que triunfaba en Estados Unidos, del pop a la disco music, lo que le permit¨ªa rejuvenecer constantemente su oferta.
Generacionalmente, Formell era una criatura de la Revoluci¨®n: hab¨ªa nacido en La Habana (2 de agosto de 1942) y vivi¨® sus primeros ardores. Ya era profesional antes de alcanzar la mayor¨ªa de edad. En 1959, asumi¨® el puesto de contrabajista de la Banda de la Polic¨ªa Nacional Revolucionaria, una formaci¨®n cuyas obligaciones protocolarias obligaban al dominio de las formas musicales aut¨®ctonas. Fue un conocimiento que le sirvi¨® para integrarse sin problemas en las orquestas de Peruch¨ªn, Rubalcaba, Faxas y el cabaret Caribe.
Estaba en la banda de Elio Rev¨¦ cuando tuvo la oportunidad para crear algo fresco. Rev¨¦, percusionista guantanamero, le hab¨ªa nombrado director musical, con la misi¨®n de renovar el ritmo chang¨¹¨ª, variante oriental del son, y Formell se convirti¨® en favorito de los bailadores. En 1969, dio un golpe de mano y se llev¨® a buena parte de la orquesta (algo, dicho sea de paso, bastante habitual en el competitivo mundo de la m¨²sica popular cubana).
Los Van Van nacieron en 1969, en tiempos de entusiasmo revolucionario: el propio nombre derivaba de un eslogan de la malhadada zafra de los diez millones (de toneladas de az¨²car), con los que Fidel Castro esperaba resolver el d¨¦ficit del comercio exterior. Fracas¨® pero quedaron Los Van Van.
Los Van Van no eran una banda doctrinaria, aunque Formell ten¨ªa suficiente mano izquierda para meter referencias a ¡°La Habana socialista¡± o traducir preocupaciones gubernamentales en canciones irresistibles, como La Habana no aguanta m¨¢s, en referencia a la migraci¨®n interior que puso a la infraestructura de la capital al borde del colapso. En general, sus grandes ¨¦xitos ten¨ªan contenido apol¨ªtico: hablaban de sexo, comida o una combinaci¨®n de ambas obsesiones. Pod¨ªan entenderse en todo el Caribe hispanoparlante: El baile del buey cansao, Que le den candela, Por encima del nivel (alias Sandunguera), ?Ay Dios, amp¨¢rame! o Anda ven y mu¨¦vete, retomada h¨¢bilmente por Rub¨¦n Blades.
Formell denomin¨® songo a su m¨²sica, que supo modernizar regularmente dando juego a la guitarra el¨¦ctrica, la bater¨ªa, el sintetizador y, ocasionalmente, los ritmos programados. Permiti¨® libertad creativa a m¨²sicos talentosos como el percusionista Changuito, el sonero Pedro Calvo, el pianista ¡ªy prol¨ªfico compositor¡ª Pupy Pedroso o el flautista Jos¨¦ Luis Cort¨¦s, luego fundador de la explosiva NG La Banda.
Con la apertura de Cuba al mundo, Los Van Van viajaron regularmente fuera de la isla; desafiando los anatemas del exilio, tambi¨¦n tocaron incluso en Miami. El sello Atlantic intent¨® lanzarlos con Lleg¨®¡Van Van, que gan¨® un Grammy en 2000. Sin embargo, nunca llegaron a establecerse como atracci¨®n estelar en el circuito de la world music. Econ¨®micamente, costaba rentabilizar los desplazamientos de una tropa tan numerosa. Musicalmente, hab¨ªa que estar predispuesto a dejarse llevar por aquella m¨¢quina incandescente. Y las letras, importantes pero repletas de cubanismos, dif¨ªcilmente eran entendidas por el p¨²blico internacional.
Tampoco Formell daba el tipo de cubano dicharachero. En ocasiones, evitaba las entrevistas, escud¨¢ndose en su mala salud: mejor no meterse en los l¨ªos que amargaron la existencia a algunos de sus alumnos. La Habana rebosaba de rumores sobre sus h¨¢bitos y los supuestos pactos secretos con el castrismo. La vida se le complic¨® por la v¨ªa familiar. Su hijo, el cantautor Juan Carlos Formell, se instal¨® en Estados Unidos en 1993, llegando a testimoniar en el Senado contra el r¨¦gimen cubano. La direcci¨®n de Los Van Van fue heredada por otro descendiente problem¨¢tico, Samuel, en una decisi¨®n muy discutida en los ambientes musicales. Pero siguieron pasmando a los o¨ªdos atentos: hasta Paco de Luc¨ªa habl¨®, en su ¨²ltimo viaje a Cuba, de una posible colaboraci¨®n.
Juan Formell se retir¨® de los directos por una dolencia hep¨¢tica. Ingresado de urgencia en un hospital habanero, falleci¨® el jueves 1 de mayo. La Isla Grande le despide con todos los honores, organizando ma?ana [3 de mayo] una Cantata por Formell que presentar¨¢ interpretaciones de sus temas en diferentes espacios.
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