Un pigmali¨®n en Hollywood
Sheilah Graham, la compa?era de Scott Fitzgerald los ¨²ltimos a?os de su vida, recoge en 'College of one' recuerdos y notas
Francis Scott Fitzgerald muri¨® de un ataque al coraz¨®n en el apartamento de Hollywood de Sheilah Graham, la mujer con la que comparti¨® los ¨²ltimos a?os de su vida. College of one, rescatada recientemente por Melville House Publishing con un ep¨ªlogo de la hija de Graham, es el libro en el que ella, entonces una columnista de cotilleos, recoge los recuerdos y notas de c¨®mo el autor de El Gran Gatsby se convirti¨® no solo en su amante y compa?ero sino en su profesor. Un pigmali¨®n que le ense?¨® a transitar m¨¢s all¨¢ de las fiestas de Beverly Hills con la lectura de Shakespeare, Keats, T.?S.?Eliot, Tolst¨®i, Dickens o Flaubert.
Seg¨²n Graham, Fitzgerald era un maestro nato, un hombre que disfrutaba instruyendo y compartiendo sus conocimientos de literatura, historia, filosof¨ªa y m¨²sica. Pese a que le tocaron los peores a?os de su vida, arruinado y luchando contra su adicci¨®n al alcohol, Graham disfrut¨® de un extra?o privilegio: ser su ¨²nica alumna en su particular aula, en la que la animaba a leer, a escribir y a discernir entre los mejores pasajes de su biblioteca.
Fitzgerald le elaboraba listas, de autores, de temas, de t¨¦rminos, de formas po¨¦ticas (los manuscritos de aquellas tareas se recogen ahora en la nueva edici¨®n). Le regalaba decenas de libros subrayados y marcados. Discut¨ªan de las obras, bailaban con la m¨²sica ¨²nica de los versos de Eliot o representaban cap¨ªtulos de Los hermanos Karamazov, una de sus novelas favoritas.
Sus filias y fobias ¡ª¡°Me sorprendi¨® que Byron le pareciera un poeta menor¡±, recuerda ella. ¡°Su mejor obra¡±, dec¨ªa ¨¦l, ¡°es su novela en verso Don Juan, inacabada¡ª y, sobre todo, su lista de lecturas imprescindibles: Vanity Fair, de Thackeray; Hombre y superhombre, de Bernard Shaw; Rojo y negro, de Stendhal; Casa desolada, de Dickens; Siete hombres, de Max Beerbohm; o Casa de mu?ecas, de Ibsen.
Durante los dos a?os de su relaci¨®n, mientras pagaba como pod¨ªa las facturas del manicomio de Zelda y los estudios de su hija, la actividad principal de la pareja fue la lectura.
El fracaso era un duro compa?ero de vida. En aquellos a?os el ¡°h¨¦roe¡± de la literatura estadounidense era Hemingway, quien en Las nieves de Kilimanjaro hab¨ªa puesto en boca de su personaje principal una frase referida al ¡°pobre¡± Scott Fitzgerald.
Cuando el escritor muri¨®, a los 40, Graham decidi¨® dejar Hollywood para irse de corresponsal de guerra a Inglaterra.
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