Bob Stanley: ¡°Las listas de ¨¦xitos son documentos hist¨®ricos¡±
El cr¨ªtico musical y miembro de la banda Saint Etienne edita Yeah Yeah Yeah, una enciclopedia definitiva que explora la historia de la m¨²sica pop

Antes de ser Mr. Stanley de la banda Saint Etienne, Bob era un ni?o de doce a?os permanentemente apostado en las puertas del Vintage Record Centre, en el Norte de Londres, todos los s¨¢bados por la ma?ana. All¨ª teds, amantes del mod revival, glam-rockers y mel¨®manos de mediana edad varados en la fase anal preguntaban siempre por el mismo disco: Cast Iron Arm, de Peanuts Wilson. Pero el maldito siete pulgadas no aparec¨ªa. ?Qui¨¦n era ese tal Peanuts? ?Com¨ªa cacahuetes? ?Por qu¨¦ su brazo era de hierro fundido? ?Era esa canci¨®n tan buscada y misteriosa el Santo Grial del pop, la piedra filosofal del rocanrol? ?Exist¨ªa realmente o era un animal mitol¨®gico de compa?¨ªa?
Ahora quien quiera la puede escuchar aqu¨ª). Pero entonces, cuando el Stanley ni?o empleaba el recreo de las 12.45 de la ma?ana de cada martes para apuntar el Top 20 de la radio en su cuaderno de caligraf¨ªa (¡°so?¨¢bamos con que los heroicos Altered Images hab¨ªan desbancado al tedioso Dave Stewart¡±), no era tan f¨¢cil. Esa liturgia en el recreo era su religi¨®n: ¡°No ten¨ªa que ir a la iglesia¡±. Todo ha cambiado. Y, sin embargo, Mr. Stanley se ha sacado de la chistera Yeah, Yeah, Yeah (Faber & Faber), un tratado enciclop¨¦dico y tit¨¢nico (casi 800 p¨¢ginas), que trisca entre el ensayo sociol¨®gico, la revisi¨®n hist¨®rica, el an¨¢lisis musical y el cat¨¢logo de maravillas (de las ocultas e ignotas a las superventas) y que abarca desde los discos de pizarra hasta el advenimiento de esos Ovnis plateados (o posavasos) llamados ced¨¦s (¡°Los sed¨¦s son como el caballo de Troya de la m¨²sica¡±); de Rock Around the Clock a Crazy in Love.
Despu¨¦s de esa infancia de ardilla recopiladiscos, lo inevitable: compositor y m¨²sico en la banda collage por antonomasia de los a?os noventa: Saint Etienne. All¨ª tir¨® las conexiones improbables que siempre ha dejado escritas en sus art¨ªculos como cr¨ªtico musical. Puentes que vuelve a levantar en esta biblia de la m¨²sica pop, best-seller en Gran Breta?a, cuyas ideas eran tan v¨¢lidas en la ¨¦poca pre-rocanrol como ahora: ¡°?Qu¨¦ es el pop? Tensi¨®n, oposici¨®n, progreso y miedo al progreso. Me encantan las tensiones entre industria y underground, entre artificio y autenticidad¡±.
En Yeah yeah yeah, se habla concursos de talento tipo Factor X antes del primer hit de rock, de tocadiscos como el Dansette (de colores, al fin, tras la ¨¦poca de los trajes grises de la desmovilizaci¨®n tras la Segunda Guerra Mundial: rojos, azules, verdes, crema, rosa), de revistas de adolescentes pioneras como Sventeen y de huelgas que marcan la historia de la m¨²sica (y la historia, a secas; como la de ocmpositores que permiti¨® recuperar canciones m¨¢s antiguas para ser radiadas y temas de otros pa¨ªses). All¨ª, tambi¨¦n, explica c¨®mo el primer n¨²mero uno (Cara Mia, de David Whitfield ) coincide exactamente con el ¨²ltimo d¨ªa de cartilla de racionamiento o por qu¨¦ triunfaron las canciones instrumentales en la Gran Breta?a de los cincuenta y primeros sesenta (los ex soldados estaban hartos de los horrores y discursos b¨¦licos y, ante el desplome definitivo del Imperio, la gente prefer¨ªa silbar). All¨ª convive la excitaci¨®n pavloviana de arranques de canciones de todas las ¨¦pocas (A hard day¡¯s night, Metal Guru, Da doo ron ron, Girls Just Want to Have Fun, ¡°esa cascada de burbujas de Pepsi¡±). As¨ª que, as¨ª arraca la charla con Bob Stanley, arque¨®logo, historiador, m¨²sico y activista que baila y hace bailar.
. Todo el discurso sobre la m¨²sica pop ahora es, necesariamente, m¨¢s fragmentado. Incluso hay quien dice que en la arqueolog¨ªa pop y en la exploraci¨®n de la novedad ya no vale la pena leer cr¨ªtica musical porque est¨¢s a un clic de cualquier lugar. Pero su libro ha sido un ¨¦xito y es exactamente lo contrario.
. Youtube no puede darte el contexto. Y, como digo en el libro, el contexto es todo. Sent¨ªa que era importante tener una historia de esa era que (al menos, era mi intenci¨®n) trazara toda esa cronolog¨ªa hist¨®rica. Por ejemplo, si escuchas oldies en la radio actual pensar¨¢s que ABC s¨®lo tuvieron un hit (The Look of Love) y su breve pero glorioso periodo como estrellas de pop enormes, y tambi¨¦n su influencia, se habr¨¢ perdido. Obviamente, yo no viv¨ª los primeros 15 o 20 a?os del libro, pero puedo recordar c¨®mo era, y c¨®mo todo parec¨ªa importante y todo pegaba y conectaba, desde 1972 hasta ahora.
. El libro es un elogio de las listas de ¨¦xitos como t¨¦rmometro social, aunque tambi¨¦n habla de estilos y tradiciones relegadas. Es algo que hacen mucho autores como Stewart Home, que desaf¨ªa la l¨ªnea oficial de ¡°el punk mat¨® el hipismo y luego muri¨® cuando los Clash firmaron por la CBS¡±. ?Por qu¨¦ algunos estilos como el glam-rock o el pub rock suelen ser silenciados?
. La prensa musical tiene siempre una agenda y una intenci¨®n: encontrar el siguiente paso; la radio tambi¨¦n la tiene: asegurarse de que los oyentes¡ ?no tocan el dial! El resultado es que la prensa tiende a fijarse en la innovaci¨®n tipo escuela de arte y la radio tiende a las cosas confeccionadas por la industria. No estoy juzgando nada de esto, que conste, pero evidentemente muchos g¨¦neros quedan perdidos entre dos tierras. S¨ª, y normalmente son g¨¦neros pouplares entre la clase trabajadora. En Gran Breta?a esto incluye jazz funk, metal, Oi! o Country & Western.
. Por cierto, usted ha trabajado como cr¨ªtico. ?C¨®mo ve el periodismo musical actual?
Si s¨®lo pagas cacahuetes, tendr¨¢s monos. Si los diarios van a seguir cortando el pago hasta cero, no tendr¨¢n una gran prosa. Mejor que guardes tu mejor trabajo para tu blog. Bueno, y el sensacionalismo vende y el miedo a perder anuncios crea una gran cantidad de discos puntuados con cuatro estrellas que¡
Volviendo a las listas de ¨¦xitos, siempre se tiende a decir que eran gloriosas en el pasado y horrorosas ahora. Pero el caso es que la gente joven cada vez es menos prejuiciosa y escucha al mismo tiempo algo rar¨ªsimo y el hit de la radiof¨®rmula.
Los charts simplemente reflejan la disparidad de los gustos del p¨²blico. Y por eso pienso que son documentos de historia social. No creo que ahora sean una mierda, pero obviamente son m¨¢s fuertes cuando el pop est¨¢ surfeando en la cresta de una ola. Puedes encontrar charts podridos de cualquier d¨¦cada, pero casi siempre hay algo tremendo, aunque ha sido fabuloso ver el renacer art¨ªstico de Pharrell Williams en las listas. Lo que s¨ª creo que ha cambiado ¨²ltimamente es la forma en que los artistas tienden a alargar y extender sus carreras. En el pasado, algunas carreras habr¨ªan durado tres o cuatro a?os como mucho. No pienso en Christina Aguilera como una estrella principal, de la lista A, pero sigue regresando y competiendo con Pitbull, Maroon 5 o lo que sea. Aun as¨ª, me gusta la rivalidad entre estrellas, las hace evolucionar.
Es interesante que el libro no sea nost¨¢lgico como otros. Es celebratorio y optimista (o poptimista, si me permite). ?Qu¨¦ opina de ideas m¨¢s apocal¨ªpticas con mucha predicaci¨®n como la de la retroman¨ªa, se acerca el fin, etc¨¦tera?
Me gust¨® mucho Retromania, aunque no estoy de acuerdo con muchos argumentos. El pop siempre ha consistido en redefinir su pasado con formas nuevas. Eso puede ser dif¨ªcil en la era digital, pero no imposible. Me encanta lo que Ghost Box hace, pero no creo que sea el ¨²nico futuro. Luchar contra la nostalgia es importante. Cuanto m¨¢s viejo te haces m¨¢s conocimiento y recuerdos has acumulado, y predecir el fin del pop es demasiado tentador. Pero, ?c¨®mo lo defiendes cuando salga un disco glorioso de nuevo?
Redefinir a trav¨¦s del collage. Tambi¨¦n lo hac¨ªa con Saint Etienne.
Siempre he amado el collage, da igual si es de Kurt Schwitters y Peter Blake o Groove is in the heart. Es pop art, crear algo desde la perspectiva del fan. Por cierto, el final del brit popp se marc¨® con el regreso del rock blanco (Verve, etc¨¦tera), pero creo que tuvieron m¨¢s que ver los primeros n¨²meros uno de los primeros brit¨¢nicos-asi¨¢ticos nativos como Cornershop, que eran a su modo futuristas y de lo m¨¢s coloristas.
Es m¨¢s, me gusta cuando explicas tendencias y estilos musicales que nacen por fen¨®menos ajenos a la m¨²sica (momentos pol¨ªticos, innovaciones tecnol¨®gicas, estado de ¨¢nimo social). Normalmente esto lo hacen escritores muy acad¨¦micos, pero usted mantiene el toque l¨²dico.
Me encanta lo acad¨¦mico y lo l¨²dico: Nik Cohn por un lado, Simon Reynolds o Simon Frith por la otra. Siempre que el autor tenga una voz original. Y s¨ª, me gustan esas conexiones: el electro pop explot¨® en los ochenta porque los sintetizadores se abarataron. ?Fue esa la raz¨®n y no Tainted Love! Otras micro-olas son un misterio, como la del ragtime en 1955.
Otro de los debates del libro, de los m¨¢s interesantes, es la defensa del artificio en contra de la idea tradicional de autenticidad.
. El rockismo ha estado vivo desde que rompi¨® con el pop a finales de los sesenta. Incluso hoy he le¨ªdo una rese?a de Allmusic que dec¨ªa ¡°tonter¨ªa disco¡± aplicado a un single de Elton John de finales de los setenta. Es una postura demasiado segura y reaccionario. Bowie, por ejemplo, no era tomado en serio al principio, pero si dices que eres un artista y no parpadeas ni un segundo ser¨¢s tomado en serio. La aportaci¨®n de Patti Smith es peque?¨ªsima, pero por el trato que le dan pensar¨ªas que ha sacado m¨¢s hits que Blondie. ¡°Aut¨¦ntico¡± y ¡°real¡± son palabras enga?osas, una pose.
El libro tambi¨¦n contiene ideas extra?as y fascinantes como que los ¡®talent shows¡¯ son m¨¢s antiguos que el rock and roll¡
La tradici¨®n de la balada viene de mucho antes del siglo XIX y los talent shows tambi¨¦n. La tecnolog¨ªa cambia pero puedes trazar una l¨ªnea de una parlour song como After the Ball a Engelbert Humperdinck a My Heart Will Go On de Celine Dion a Firework de Katy Perry. Estas cosas me hacen querer buscar m¨¢s profundo, ir a¨²n m¨¢s lejos, m¨¢s hacia atr¨¢s.
Bob Stanley charlar¨¢ con Green Gartside (de Scritti Politti) de epifan¨ªas, discos favoritos y su impacto social el s¨¢bado 10 de mayo en el Festival Primera Persona del CCCB.
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