Como tofu para chocolate

La ola gastron¨®mica que nos invade, hace tiempo que lleg¨® al cine con pel¨ªculas de medio mundo que aunaban comedia rom¨¢ntica, estructuras de escuadra y cartab¨®n y generosas dosis de sensibler¨ªa. Un subg¨¦nero que, antes de alcanzar el hartazgo, incluy¨® piezas tan estimables como Bon app¨¦tit, trabajo de David Pinillos que, gracias a la elegancia formal y al equilibrio entre musicalidad e identificaci¨®n, se sal¨ªa de la median¨ªa gracias a su capacidad para la empat¨ªa. Unas virtudes que no alcanza ni a vislumbrar la coproducci¨®n hispanoirlandesa Amor en su punto,dirigida por Teresa de Pelegr¨ª y Dominique Harari, y ambientada en Dubl¨ªn, que re¨²ne dos extra?¨ªsimas virtudes: que a la salida del cine se tengan tan pocas ganas de comer como de encontrarse con sus criaturas protagonistas.

Con una puesta en escena incluso m¨¢s tosca que plana y unas dosis de estrambote que, en un par de secuencias, casi logran el rid¨ªculo (la lucha con la harina y el caf¨¦, y la lis¨¦rgica secuencia de las gafas de visi¨®n nocturna), Pelegr¨ª y Harari, coguionistas de las comedias de Joaqu¨ªn Oristrell y directores de la fallida Seres queridos (2004), no aciertan a compensar los necesarios claroscuros de los personajes con la necesidad de generar atracci¨®n.