Otra vida inesperada
Cierra la trilog¨ªa de pel¨ªcula sobre unos j¨®venes de C¨¦dric Klapish que se iniciara con 'Una casa de locos', all¨¢ por el a?o 2002
Desde que se iniciara con Una casa de locos, all¨¢ por el a?o 2002, la trilog¨ªa de pel¨ªculas dirigida por C¨¦dric Klapisch alrededor de un grupo de j¨®venes que inicia sus relaciones de amistad durante un Erasmus en Barcelona ha ido estren¨¢ndose en Espa?a sin que ninguna de ellas haya cosechado, en general, ni gran alborozo ni absoluto rechazo. Se supone que en Francia habr¨¢n sido un ¨¦xito, de ah¨ª la reincidencia, pero por aqu¨ª incluso sorprende que material tan discreto se haya convertido en serie (Las mu?ecas rusas, de 2005, fue la segunda), sobre todo porque sus evidentes paralelismos en tem¨¢tica y objetivos, que no en tono, con la saga Antes de...,de Richard Linklater, con la que no hay comparaci¨®n posible, la han hecho a¨²n m¨¢s menuda de lo que realmente es.
En esta Nueva vida en Nueva York que, en principio, cierra el ciclo, los personajes acaban encontrando el que parece su lugar en el mundo en la ciudad del t¨ªtulo y, en cierto sentido, experimentan sensaciones semejantes a los de la espa?ola La vida inesperada, a¨²n en cartelera, con los que coinciden en edad y diversos avatares, y hasta en tonalidad de g¨¦nero: la comedia rom¨¢ntica de enredo con toques de drama. Casi cuarentones con hijos peque?os que, sin embargo, siguen dando tumbos en el aspecto sentimental y laboral, los hombres y mujeres de la historia son absolutamente reconocibles, lo que no quiere decir que lleguen a emocionar en momento alguno.
NUEVA VIDA EN NUEVA YORK
Direcci¨®n: C¨¦dric Klapisch.
Int¨¦rpretes: Romain Duris, C¨¦cile de France, Audrey Tautou, Kelly Reilly, Sandrine Holt.
G¨¦nero: comedia. Francia, 2013.
Duraci¨®n: 117 minutos.
Irregular tanto en la composici¨®n de las situaciones como en los di¨¢logos, la pel¨ªcula est¨¢ compuesta a partir de un desorden narrativo que, al tiempo, se convierte en virtud y defecto. Virtud porque, junto a esas estupendas secuencias on¨ªricas donde el protagonista habla con los fil¨®sofos Hegel y Schopenhauer, esa desestructura y sus casi continuos juegos de montaje la sacan de la discreci¨®n. Y defecto porque, al alimentarse de secuencias muy cortas y desiguales en inter¨¦s, se produce un cierto desbarajuste por acumulaci¨®n; como si la pel¨ªcula estuviese compuesta de diversas ocurrencias que tampoco llevan a nada y en la que la sensaci¨®n de que puede estar acabando cuando a¨²n le quedan 45 minutos es el peor de los indicadores.
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