Una nueva era para la ¡®new age¡¯

Sorpresa may¨²scula: renace el inter¨¦s por la m¨²sica new age, ese estilo risible, banda sonora de cursos de yoga para yuppies. ¡°Fue una especie de posjipismo despojado de letras y cualquier significado m¨¢s all¨¢ de un misticismo difuso¡±, dice Jos¨¦ Manuel Costa, director del programa V¨ªa l¨ªmite en RNE, dedicado a sonidos de vanguardia. ¡°Cubr¨ªa las necesidades de un grupo amplio pero no ecum¨¦nico del jipismo espiritualista. Su b¨²squeda del sentimentalismo le hac¨ªa caer en m¨²sicas simplonas, basadas en los recursos emocionales m¨¢s manidos del romanticismo, siempre en tonos pastel¡±.

Laraaji, ep¨ªtome de lo valioso del g¨¦nero, gira este mes por Europa

Por eso resulta ins¨®lito que una nueva generaci¨®n de m¨²sicos j¨®venes lo haya reivindicado. Han revisado el g¨¦nero con mentalidad abierta y utilizado algunas de sus se?as m¨¢s singulares ¡ªla electr¨®nica anal¨®gica, la repetici¨®n hipn¨®tica, las texturas, los sintetizadores melosos y brillantes o las guitarras espaciales¡ª. Adem¨¢s, su parte m¨ªstica les inspira. ¡°No toda la new age es universal y atemporal, pero alguna lo es indudablemente y afecta al p¨²blico de una forma profunda y positiva¡±, explica Leah, de Blues Control, d¨²o de Nueva York pionero en la recuperaci¨®n del g¨¦nero.

No es solo un capricho de treinta?eros hambrientos de sonidos sanadores. Al mismo tiempo se ha rehabilitado a artistas de la edad dorada del g¨¦nero (1975-1980) por medio de una serie de reediciones. Es el caso de pioneros como Steven Halpern, Iasos o Laraaji, que tiene 72 a?os y actu¨® ayer en Barcelona y hoy en Madrid. Es el inicio de una gira europea en la que recorrer¨¢ seis pa¨ªses junto a un treinta?ero tejano, Cameron Stallones, que graba con el alias Sun Araw. Una semana antes de la gira no se conoc¨ªan personalmente, algo que no parec¨ªa preocupar a Laraaji. ¡°Llevo improvisando 30 a?os¡±, dec¨ªa desde Nueva York.

Sun Araw, hijo pr¨®digo de la psicodelia electr¨®nica, publica discos que buscan la expansi¨®n del pensamiento y es un exponente de la mayor paradoja de esto: quienes se han acercado a la new age, nombres como Julianna Barwick, The Skaters, Daniel Lopatin o Mark McGuire son artistas arriesgados que han buscado inspiraci¨®n en una m¨²sica que en teor¨ªa se caracteriza por abominar del riesgo. ¡°Algunos coleccionistas de discos y un pu?ado de bandas de vanguardia hemos demostrado que hay mucho m¨¢s en esta m¨²sica que lo que los que los viejos estereotipos sugieren¡±, asegura Douglas McGowan, autor de la recopilaci¨®n, I am the center: private issue new age music in America 1950-1990. Tiene 37 a?os vive en Eugene, una peque?a ciudad de Oregon, y reuni¨® 20 temas que trazan un recorrido por el g¨¦nero que se ha convertido en un ¨¦xito. Un recorrido in¨¦dito porque empieza en 1950, 25 a?os antes de su nacimiento oficial, en 1975, y termina en 1990, cuando artistas como Yanni o Enya lo llevaron a su c¨¦nit de popularidad. ¡°No tengo ning¨²n inter¨¦s en lo que hacen Yanni o Enya¡±, zanja. ?l tiene inter¨¦s por la vertiente m¨¢s espiritual, mucha de ella grabada de forma casera y distribuida fuera de los cauces habituales.

Esa otra corriente mayoritaria s¨ª interesa al sevillano Alejandro Clavijo, fundador de New age reviews, una web sobre el estilo creada hace seis a?os, y que es hoy una de las m¨¢s importantes del mundo. Distingue entre la new age americana, menos popular por su componente espiritual, y la europea: ¡°Ha sabido evolucionar hacia la melod¨ªa, mejores producciones y canciones m¨¢s cortas y salirse del mundo del yoga. Me interesa lo que se queda en la memoria, y eso lo hace m¨¢s la new age europea¡±. Cita como ejemplo a su hermano, David Clavijo, que es un popular m¨²sico, autor de producciones lujosas cercanas al chill out. De hecho figura en la recopilaci¨®n 30 a?os de Caf¨¦ del Mar, ep¨ªtome de la m¨²sica relajante ibicenca. McGowan discrepa de esta divisi¨®n. ¡°La new age es espiritual y m¨ªstica por definici¨®n. Sin eso es ambient¡±.

La gran diferencia: el ambient contra la new age. ¡°En cuanto a sonido tienen muchas similitudes, pero hay un componente espiritual del que el ambient carece¡±, dice Matthew Jones, del sello brit¨¢nico All Saints, que reedita los discos que durante los ochenta Laraaji grababa en casa y vend¨ªa en casetes duplicadas, una a una. ¡°Laraaji es el culmen de la new age. La mayor¨ªa de los artistas abominan de la etiqueta, pero Laraaji la abraza, y con raz¨®n. Refleja su inter¨¦s no s¨®lo en la m¨²sica sino en la meditaci¨®n, el yoga, el aspecto divino del sol y cuestiones filos¨®ficas que han guiado su vida y su m¨²sica¡±.

Los m¨²sicos m¨¢s osados se inspiran en un estilo que abomina del riesgo

Porque m¨¢s all¨¢ de disputas se coincide en un nombre: Laraaji. Ese seud¨®nimo naci¨® en 1979. Antes era Edward Larry Gordon Jr (Filadelfia, 1943), un actor interesado en la meditaci¨®n que compr¨® una c¨ªtara, asegura que por casualidad, para tocar la m¨²sica que escuchaba en su cabeza. A ese instrumento de 36 cuerdas lo electrific¨® y le a?adi¨® efectos electr¨®nicos. ¡°La idea era crear m¨²sica para perderse, para flotar, sin aut¨¦ntico inicio o final¡±, recuerda. Tocaba en plazas de Nueva York, siempre con los ojos cerrados: ¡°As¨ª, tengo mayor conexi¨®n con el cosmos¡±. Un d¨ªa, al abrirlos encontr¨® una nota en la cesta en la recog¨ªa la voluntad. ¡°La firmaba Brian Eno. Me preguntaba si estar¨ªa interesado en participar en una grabaci¨®n¡±.

El m¨²sico ingl¨¦s es un mito de la creatividad musical que sali¨® de Roxy Music y como productor es culpable del ¨¦xito mundial de Talking Heads o U2. Estaba embarcado en su proyecto de m¨²sica ambient, sonidos que potenciaban las atm¨®sferas por encima del ritmo y la melod¨ªa. Juntos grabar¨ªan Ambient 3: day of radiance (1980), un disco cuya influencia trasciende estilos. Pero Laraaji no perdi¨® nunca el componente espiritual. ¡°La importancia de la m¨²sica es proveer al oyente de una forma de entrar en una dimensi¨®n espacio temporal alternativa. Mucha m¨²sica new age no hace eso. Es una pena, pero ahora los j¨®venes entienden la diferencia. Y eso me alegra¡±.