¡°La arquitectura puede ayudar a recuperar la vida en las calles¡±


Unas 1.800 personas trabajan ya en la futura sede del BBVA, el ¨²ltimo icono en construcci¨®n en la periferia norte de Madrid. Ocupan lo que llaman ¡°la alfombra¡±, la base de un ¨®valo inclinado que estar¨¢ listo en 2015. Los empleados se sientan en las terrazas o fuman en las calles que cruzan ese z¨®calo levantado, en parte, con los edificios que ocupaban un solar de seis hect¨¢reas en el barrio de Las Tablas. Uno de los autores del proyecto, el suizo Jacques Herzog (Basilea, 1950), est¨¢ de acuerdo en que la paradoja resume bien su inmueble: ic¨®nico y urbano a la vez, antiguo y nuevo a un tiempo, herm¨¦tico por fuera y luminoso y humano en el interior... ¡°Un gran proyecto no puede ser homog¨¦neo¡±, esgrime. Herzog habla un castellano preciso. A pesar de ser un hombre sin tiempo, parece haberlo encontrado para aprender el idioma que practica con una profesora y cuando viaja a su casa en Canarias.
Los empleados del BBVA tocan su edificio. Ocurre con muchas de las obras de Herzog & de Meuron, autores de CaixaForum en Madrid o del Museo TEA en Tenerife. El roble de las barandillas o los z¨®calos convertidos en banco hacen que se escapen las manos. ¡°Es m¨¢s importante sentir que mirar un edificio, ese es el camino. La arquitectura ha cambiado mucho en el ¨²ltimo lustro. Odiamos la excentricidad pero, a la vez, pensamos que puede haber arquitectura en un muro o en una escalera. Por eso es una obligaci¨®n trabajar con lo que existe. En la Tate Modern de Londres, en CaixaForum o aqu¨ª recortamos lo que hab¨ªa para darle nueva vida. Esta sede es un edificio y tambi¨¦n una peque?a ciudad¡±.
?Una ciudad para qui¨¦n? ?Amurallada, un gueto? ¡°Hoy parece una fortaleza, pero se podr¨ªa abrir y funcionar¨ªa como un casco hist¨®rico, con zona peatonal y restaurantes. As¨ª est¨¢ pensado¡±.
¡°Es m¨¢s importante sentir que mirar un edificio. Ese es el camino¡±
Esa es la mayor paradoja del edificio, que tenga muy en cuenta la escala humana en su interior y que la desatienda de puertas para afuera, en su relaci¨®n con la ciudad. ¡°Los edificios cambian. El palacio de Diocleciano es hoy el centro de Split, en Croacia. En Basilea trabajamos en las sedes de Novartis y Roche con la misma convicci¨®n. Son grandes empresas y deben protegerse, aunque dise?amos para que un d¨ªa puedan conformar un barrio en la ciudad¡±.
Sin embargo, que tantos edificios nazcan encerrados conduce a un urbanismo regido por el miedo. Las urbanizaciones en el centro ponen en peligro la pervivencia de la vida en la calle t¨ªpica de la ciudad mediterr¨¢nea, la que mezcla comercios, vivienda y vida c¨ªvica. ?C¨®mo evitar perder esa conquista? ¡°Eso es como preguntar hacia ad¨®nde va nuestra sociedad. ?Cu¨¢nto se puede abrir la arquitectura cuando las elecciones europeas han dejado claro que, salvo en Espa?a, la gente quiere encerrarse m¨¢s?¡±, pregunta. ¡°La arquitectura puede aportar potencial para recuperar la vida en las calles, pero es la sociedad quien debe decidir c¨®mo quiere vivir. Lo que podemos hacer los arquitectos es no destruir ese potencial. Si insistes en erigir edificios herm¨¦ticos para dejar huella de tu estilo est¨¢s cometiendo un error. Debes dejar espacio para que tu obra se integre¡±.
¡°Los arquitectos no debemos gastar el dinero en cosas in¨²tiles¡±
?De veras cree que veremos esta sede bancaria convertida en ciudad abierta? ¡°Es una tipolog¨ªa distinta, un barrio para representar un banco. No representa poder y dinero. El primer paso est¨¢ dado¡±, defiende. Y explica que odia la arquitectura ideol¨®gica. ¡°Nunca ha funcionado. Se puede introducir el poder con monumentalidad para asustar a la gente, pero a m¨ª me interesa m¨¢s introducir en los grandes espacios la escala ¨ªntima¡±. Lo hizo en la Tate Modern, la obra que los consagr¨® en 1999 y cuya ampliaci¨®n inaugurar¨¢n en 2016. All¨ª, la sala de las turbinas es inmensa. ¡°En Londres funciona, en otra ciudad m¨¢s peque?a asustar¨ªa a la gente¡±, explica. Cree que ese doble idioma de hablar a la vez al individuo y a la ciudad es lo que debe buscar la arquitectura.
Herzog y su socio Pierre de Meuron recibieron, en una primera ¨¦poca, el premio Pritzker de 2001 por levantar fachadas mat¨¦ricas y por la Tate. Luego decidieron tomarse la libertad de experimentar formas m¨¢s ic¨®nicas. A esa fase le ha seguido la b¨²squeda de la desnudez de muchos de sus ¨²ltimos inmuebles: ¡°Nos interesa una arquitectura m¨¢s real, incluso m¨¢s dura. Es la mejor manera de llegar a la gente¡±.
?Cu¨¢l es la responsabilidad de los arquitectos? ¡°No gastar dinero en cosas in¨²tiles¡±. Asegura que no basta con cumplir un programa: ¡°Una caja para que la gente trabaje es un edificio c¨ªnico... Y tambi¨¦n lo son los monumentos a la vanidad de los arquitectos¡±. Como v¨ªa de futuro recomienda definir los edificios por su relaci¨®n con la ciudad. ¡°Somos europeos y suizos y la idea de sumar varias lenguas es b¨¢sica. Ni nuestra cultura ni nuestra arquitectura pueden enviar un mensaje ¨²nico, cerrado, inamovible¡±.
Sus grandes obras
Del estudio Herzog & de Meuron han salido algunos de los grandes edificios de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas.
Colecci¨®n Goetz, en M¨²nich, 1992.
F¨¢brica Ricola, en Mulhouse (Francia), 1993.
Bodegas Dominus, en Napa Valley (California), 1997.
Tate Modern, en Londres, 1999.
Edificio Prada, en Tokio, 2003.
Schaulager, en Basilea, 2003.
Allianz Arena, en M¨²nich, 2005.
CaixaForum, en Madrid, 2005.
Estadio Nacional de Pek¨ªn, 2007.
Aparcamientos en Lincoln Road (Miami), 2010
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