Latido
Conviene detenerse en el movimiento empresarial de Apple con la compra de Beats Electronics por 3.000 millones de d¨®lares
El mundo real, ay, a veces resulta insoportable hasta para la Casa Real. Si nos desviamos del tema del d¨ªa, existen distintas opiniones sobre la presencia masiva en las calles de gente con auriculares. Se a¨ªslan, al menos en su vertiente sonora, de ese mundo real. Corren, caminan, viajan en bus o pasean al perro escuchando lo que arroje su dispositivo port¨¢til de m¨²sica o radio. Para quienes las cosas m¨¢s asombrosas de nuestra vida se las hemos escuchado a alguien al pasar o en el vag¨®n del metro, esta vivencia ajena al mundanal ruido es una explosi¨®n comprensible, pero preocupante. Por eso conviene detenerse en el movimiento empresarial de Apple con la compra de Beats Electronics por 3.000 millones de d¨®lares.
La franquicia puntera en la delineaci¨®n del modo de vida contempor¨¢neo se ha hecho con la marca de dos conocidos musiqueros, James Iovine y Dr. Dre. Uno antiguo t¨¦cnico de estudio, que arrop¨® como productor la irrupci¨®n de los raperos de calle en la industria discogr¨¢fica, lugar del que proviene el segundo, due?o del 20% de la marca. La l¨ªnea de auriculares Beats naci¨® en 2008 para retar a la birria de auriculares que entregaba de serie Apple. Pero la absorci¨®n viene asociada a su propia plataforma de descarga musical, Beats Music, lo que evidencia, entre la resonancia hueca de Spotify y el pinchazo de iTunes Radio, que ese modelo de negocio no acaba de encontrar el modo de satisfacer a empresarios ni a creadores. Podr¨ªamos llamarlo un fracaso exitoso. Los negociantes siguen peleando por encontrar la rentabilidad, pero los creadores permanecen petrificados, a la espera de que vengan a salvar sus econom¨ªas quienes se las hundieron.
Pero es en la b¨²squeda de una mejora en la calidad de escucha donde encontrar¨ªamos un signo, menor pero interesante, de que Apple podr¨ªa estar cambiando de direcci¨®n en sus avances. Despu¨¦s de haber fundamentado su progreso en el almacenamiento, la conexi¨®n continua y la escucha de m¨²sica en toda hora y lugar, deber¨ªa llegarle el turno a una preocupaci¨®n necesaria por la calidad, la fidelidad al sonido que sale del estudio y la valoraci¨®n del contenido por encima del continente, verdadero drama de las industrias audiovisuales y los consumidores en esta transici¨®n tecnol¨®gica.
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