Partido sin goles
Gonz¨¢lez Sainz, un artesano que escribe al ritmo de su latido, vuelve con 'El viento en las hojas'
Desde su primera entrega, Gonz¨¢lez Sainz (Soria, 1956) cont¨® con un merecido apoyo de la cr¨ªtica. Necesario adem¨¢s porque es la suya una literatura ajena al aqu¨ª y ahora, voluntariamente autista en cierto modo. Una literatura que refleja la voluntad de su autor de jugar en otra divisi¨®n distinta a lo urgente, r¨¢pido y efectista. Hacerlo con otros autores de excelente prosa, meditada y dictada casi a cincel. Y, claro, entre tanto libro de baratillo, los cr¨ªticos se entusiasmaron y hablaron de El Jarama, Cervantes, Antonio Machado y Tiempo de silencio. Y se?alaron que su autor vive en Trieste (Italia), un valor literario ¡ªal parecer¡ª que reconozco desconocer.
Su primera entrega fue la colecci¨®n de relatos Los encuentros. Luego lleg¨® el Premio Herralde con su novela quiz¨¢ m¨¢s ambiciosa, Un mundo exasperado. Siguieron Volver al mundo y la ¨²ltima entrega, Ojos que no ven. ?sta era una soberbia novela corta a base de secretos y silencios culpables dentro de una familia en el Euskadi a¨²n abierto en canal.
Con El viento en las hojas, Gonz¨¢lez Sainz regresa al relato. Colecci¨®n de seis en el que depura el territorio que ya es suyo. El artesano que sabe acompa?ar su literatura al ritmo de su propia respiraci¨®n. Que se detiene, mira, piensa y escribe. Con una prosa trabajada y, presumiblemente, definitiva en el sentido de atinar flecha y manzana. El leitmotiv es ese rumor del viento en las hojas que al personaje del relato en cuesti¨®n le hace reconocer su individualidad. Son relatos con sustrato rural, de ideas, donde se trata de lo oculto como lo olvidado que es lo ¨²nico que se puede recordar. La lectura de El viento en las hojas te lleva desde el principio a reconocer una prosa casi escult¨®rica que se impone a lo narrado. Vas leyendo y tienes la sensaci¨®n de que su autor no tiene excesivo inter¨¦s en comunicarse contigo. Que tiene suficiente con dar un paseo y escuchar su voz interior. Abriendo, pues, el Libro de Contabilidad, vemos que en el Haber de estos relatos est¨¢ ese tono de hiperrealidad a veces cortaziana. Un texto que va, de golpe, a c¨¢mara lenta, acechante el peligro que no suele llegar pero se presiente y, al no acontecer, lo cambia todo. Dif¨ªcil pirueta que Gonz¨¢lez Sainz hace de modo impecable. Tambi¨¦n esa idea de lo oculto, del extra?amiento del propio yo. La luz que asoma en unos ojos de quien fue querido y exige una lealtad. O esa decisi¨®n que, para variar y evitar el estereotipo, no se decanta por la novedad y lo aleatorio, sino por la renuncia y lo sereno.
Todos los relatos es obvio que tienen un sentido para el autor. Lo que no est¨¢ tan claro es que lo tengan para el lector. M¨¢s all¨¢ del goce o desespero est¨¦tico ¡ªeso va a gustos¡ª de sumergirte en una calidad de p¨¢gina incontestable, pero que a veces tiene mucho de relamerse los bigotes. Resiguiendo con el dedo impertinente, el Debe de un cierto ensimismamiento. Relatos escritos no desde fuera del tiempo, sino desde hace treinta o cuarenta a?os. As¨ª, el ni?o del primer relato, Unos pasos ante el umbral¡ª, texto pluscuamperfecto si hubieran desarmado al esgrimista tres p¨¢rrafos antes del final, habla de una manera forzada. Tambi¨¦n otros personajes, de tal modo que es obvio que el autor es consciente e intenta algo, pero no atino a saber qu¨¦. Eso lastra el peor cuento del lote¡ªDurante el breve momento que se tarda en pasar¡ª. La ligereza del peciolo, La l¨ªnea de la nuca son buenos relatos si ya asumes el envite del autor, y tambi¨¦n lo es, en menor medida, Los ojos de la cara.Hasta a los mejores equipos de f¨²tbol se les olvida que la posesi¨®n de la pelota no es gol. Pero hay Liga.
El viento en las hojas.?J. ?. Gonz¨¢lez Sainz.?Anagrama. Barcelona, 2014.?144 p¨¢ginas. 14,90 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.