La cr¨ªtica en d¨ªas de tuits
Los prescriptores literarios compiten con blogs y espacios en redes. ?Qui¨¦n es el influyente?
"La cr¨ªtica siempre est¨¢ en crisis, como debe ser". La sentencia es del mexicano Christopher Dom¨ªnguez Michael, uno de los m¨¢s respetados expertos en literatura, quien no oculta su lejan¨ªa del mundo digital. "Soy un cr¨ªtico a la antigua. Solo leo libros impresos, y de Internet solo me sirvo para comprarlos". Dom¨ªnguez mantiene un blog en la revista Letras libres con sus art¨ªculos, y admite que le ha permitido llegar a mucha gente. Pero no es su terreno. "Procuro no interactuar en la Red ni contestar el tel¨¦fono. Lo m¨ªo es la letra impresa. Jam¨¢s juzgar¨ªa nada que no estuviera impreso o encuadernado".
En el lado contrario, el novelista, poeta y periodista Benjam¨ªn Prado ha escrito m¨¢s de 8.000 tuits y mantiene una conversaci¨®n fren¨¦tica con miles de seguidores en su muro de Facebook y en su blog. Sostiene, y es un vivo ejemplo de ello, que nunca los autores han estado tan cerca de sus lectores. "Dialogamos como si estuvi¨¦ramos en una feria del libro eterna. Eso es extraordinario. A Dickens le habr¨ªa encantado, a ¨¦l que publicaba en entregas y ten¨ªa en cuenta la reacci¨®n del p¨²blico al escribir las siguientes".
Son distintas formas de adaptarse al ritmo de los tiempos en un mundo, el literario, que como tantos otros se ve sacudido por la revoluci¨®n digital. Y ahora, ?de qui¨¦n se f¨ªa el lector? Si la referencia era la cr¨ªtica, la que se ejerc¨ªa desde peri¨®dicos y revistas por profesionales reconocidos, ?es eso igual hoy? La cr¨ªtica se ejerce al modo de siempre en las publicaciones tradicionales, sea en papel o en la web, y tambi¨¦n en nuevos medios solo digitales, pero compite con una legi¨®n de blogueros m¨¢s o menos aficionados, m¨¢s o menos solventes; y con miles de mensajes breves que se intercambian en las redes sociales recomendando tal o cual libro. As¨ª que el boca a boca, al final el gran motor de la lectura, se traslada a redes donde la gente no se conoce f¨ªsicamente, pero descubre afinidades y crea comunidades. Entonces, ?qui¨¦n es el prescriptor cultural en la era digital?
¡°Los cr¨ªticos ven con p¨¢nico el mundo de los blogs. Es un temor infundado¡±, defiende el escritor Iv¨¢n Thays
El autor peruano?Iv¨¢n Thays reivindica al cr¨ªtico profesional, pero observa en ¨¦l demasiada aprensi¨®n ante los cambios. "Ven con p¨¢nico el mundo de los blogs. Es un temor infundado. En realidad, los blogs tambi¨¦n se alimentan de ellos". Thays observa que la cr¨ªtica literaria llega a m¨¢s gente que nunca, luego tiene m¨¢s poder e influencia, pero hay nuevos actores, los cr¨ªticos de blogs serios, que adem¨¢s "pueden explayarse y convertir cada cr¨ªtica casi en un ensayo". Estas nuevas voces, no acad¨¦micas, pero a menudo con buen criterio, est¨¢n sirviendo para enriquecer la discusi¨®n literaria, concluye. Y para agitar pol¨¦micas, algo muy positivo.
El espacio de la cr¨ªtica literaria ha ganado en pluralidad y en especializaci¨®n, con lo que llega a nichos hasta ahora desatendidos. Pero ?tiene la misma influencia? Algunos creen que no. Al escritor Alberto Olmos se le considera un cr¨ªtico despiadado cuando escribe en su blog bajo el alias Juan Mal-herido. Su diagn¨®stico es rotundo: "La cr¨ªtica literaria es el estamento m¨¢s deteriorado de todo el entorno editorial. Un editor me dijo que solo afirmar en Twitter que una novela te ha gustado ¡ªsi el afirmante tiene varios miles de seguidores¡ª le vale tanto, en t¨¦rminos de promoci¨®n y comercializaci¨®n de la obra, como una rese?a de cierta extensi¨®n". Olmos defiende que "cualquier blog literario que se haga popular tiene un m¨¦rito inmenso y deja en rid¨ªculo a todos aquellos que firman semanalmente en prensa escrita". Y a quienes recelan del amateurismo de los blogueros les responde: "No hay m¨¢s inteligencia ni m¨¢s conocimiento ni m¨¢s perspicacia ni inter¨¦s en una rese?a profesional (esto es, pagada) que una hecha por amor al arte".
Aunque viva enganchado a las redes, no opina lo mismo Benjam¨ªn Prado. "Para ser cr¨ªtico hace falta una preparaci¨®n espec¨ªfica, estar muy entrenado en el gimnasio de la lectura. Una cr¨ªtica es m¨¢s que una opini¨®n personal". Pero Prado cree que hoy se leen m¨¢s rese?as que verdaderas cr¨ªticas. No es el ¨²nico que a?ora tiempos mejores para la cr¨ªtica literaria. "La figura del gran cr¨ªtico desapareci¨® m¨¢s o menos con la del gran escritor", ha dicho Philippe Lan?on, cr¨ªtico literario de Lib¨¦ration.
"Vivimos en una feria del libro eterna. A Dickens le habr¨ªa encantado dialogar as¨ª con los lectores", afirma el escritor Benjam¨ªn Prado
En defensa de la profesionalidad interviene Ana Rodr¨ªguez Fischer, cr¨ªtica en Babelia, novelista y profesora universitaria de Literatura. "A priori, ni descalifico la cr¨ªtica que circula en los blogs ni ensalzo sin matices la publicada en los suplementos, porque tampoco estos son homologables entre s¨ª. Pero hay una gran diferencia: la de los suplementos est¨¢ sometida a filtros, cedazos, jerarqu¨ªas, contrastes, y por lo general sus autores est¨¢n acreditados o han refrendado su profesionalidad, lo que no siempre sucede en los blogs".
Fischer conoce blogs de calidad excelente, "en especial los que se ci?en a un g¨¦nero literario, una modalidad, una ¨¦poca, un movimiento, que suelen venir firmados por autores que frecuentan y conocen bien su particular campo preferencial". Cree que la tentaci¨®n narcisista, la de "erigirse en polic¨ªa de tr¨¢fico" en palabras de Juan Benet, puede darse por igual en uno y otro terreno, pero se da m¨¢s en los blogs "por una cuesti¨®n num¨¦rica".
Vicente Luis Mora, escritor y cr¨ªtico, autor del ensayo El lectoespectador y del blog Diario de lecturas, niega la distinci¨®n entre articulistas seg¨²n escriban en grandes medios o en bit¨¢coras. "Este debate durar¨¢ lo que dure el prejuicio de consideraci¨®n de que el papel es un s¨ªntoma de calidad: muchos a?os para la gente de bastante edad, relativamente pocos para generaciones intermedias como la m¨ªa y nada para los m¨¢s j¨®venes, para quienes la cr¨ªtica en papel no solo es antediluviana, sino que nunca ha tenido para ellos ning¨²n valor como prescriptora".
"Un editor me dijo que una buena menci¨®n en Twitter? le vale tanto como una rese?a de cierta extensi¨®n", cuenta Alberto Olmos
Mora ve ventajas en los blogs, desde la mayor libertad de espacio y de forma hasta "la posibilidad del cr¨ªtico criticado, que puede ser contestado o corregido en el mismo lugar de la publicaci¨®n y a los cinco minutos de colgarla, tanto por los lectores como por el propio autor del libro". Su conclusi¨®n es que tanto el cr¨ªtico de grandes medios como el bloguero independiente construyen su propia autoridad. "?Cu¨¢l es la diferencia? No hay diferencia. Solo hay dos tipos de cr¨ªticos literarios: buenos y malos, escriban donde escriban".
?De qui¨¦n fiarse entonces? Algo sabr¨¢n los libreros. Lola Larumbe, due?a de la Rafel Alberti de Madrid, cree que la cr¨ªtica sigue siendo importante, pero genera menos confianza en los lectores que anta?o, lo que corre paralelo a la p¨¦rdida de cr¨¦dito del periodismo en general. Y no cree que los cr¨ªticos sean los primeros prescriptores literarios: "La mejor recomendaci¨®n es la de otro escritor muy reconocido. Que cite un libro Vargas Llosa o Mu?oz Molina". Eso tiene un impacto mayor en las ventas que las rese?as de los suplementos culturales, tambi¨¦n considerable seg¨²n su experiencia. Luego hay libros "que se venden solos, por el boca a boca, a los que la cr¨ªtica llega tarde". En estos casos, blogs y redes sociales cubren el hueco, de forma que cualquier lector puede convertirse hoy en el descubridor de una gran obra. En tiendas como la suya, el librero tiene gran peso en la decisi¨®n del lector, porque sus consejos "no tienen trampa ni cart¨®n. Si recomiendo un libro que no gusta, me lo dir¨¢n enseguida. Antes que si les gusta".
"Los estudiantes no desde?an la autoridad, aunque finjan que les molesta", opina la profesora de Literatura Nora Cateli
Nora Cateli, profesora de Teor¨ªa Literaria en la Universidad de Barcelona, tiene otra experiencia: "Los estudiantes suelen mantener circuitos separados. Por un lado usan la Red, que es igualitaria (o lo parece) y generacional; por otro, resguardan la experiencia de la literatura, que es vagamente intemporal; y no desde?an la autoridad, aunque finjan que les molesta". En su opini¨®n, la cr¨ªtica literaria de hoy "raramente prescribe, porque ha sustituido esa funci¨®n por otra m¨¢s interrogativa".
La periodista Eva Or¨²e, dedicada ahora a la promoci¨®n editorial, analiza la eclosi¨®n de blogs literarios con una clave: mientras los medios tradicionales han reducido espacio para la cr¨ªtica de libros, en la web encontraron acomodo los seguidores de g¨¦neros como la literatura infantil y juvenil, fant¨¢stica, de ciencia-ficci¨®n o rom¨¢ntica. "Los eruditos discutir¨¢n la calidad literaria de muchas de esas p¨¢ginas en las que los fans se encuentran, pero lo cierto es que tienen informaci¨®n de primera mano, mantienen una relaci¨®n fluida con las editoriales, se comunican con los autores, que suelen ser muy activos en las redes sociales, y demuestran un entusiasmo y unas ganas de compartir que es dif¨ªcil de encontrar en otros terrenos". Por ello, las editoriales los consideran interlocutores privilegiados, en un papel antes reservado a los periodistas.
Josep Oliver publica cr¨ªticas en blogs como Cisne negro o Papel en blanco. ?l s¨ª admite que la cr¨ªtica en bit¨¢coras puede ser menos profesional o menos profunda, pero a cambio encuentra m¨¢s frescura, entusiasmo y "menos anquilosamiento". "No s¨¦ si es m¨¢s fiable, m¨¢s respetable o m¨¢s independiente. Ciertamente distinta, m¨¢s cercana a los lectores, con gente que quiz¨¢s es aficionada, pero llega a leer una cantidad ingente de libros al cabo del a?o", sostiene. Personas entusiastas y sin compromisos con el sector editorial, subraya. Sin embargo, Alberto Olmos cree que tambi¨¦n los blogs literarios "obedecen demasiado a las editoriales, a sus departamentos de marketing. En ese sentido no hemos avanzado mucho".
La influencia fuera de la Red se traslada a la Red. Hay firmas que mueven masas sin apenas utilizar el correo electr¨®nico
Desde Lima, Iv¨¢n Thays da otro punto de vista: los cr¨ªticos acad¨¦micos son m¨¢s necesarios que nunca, pero el bloguero que tenga un gran capital de lecturas puede alcanzar su misma influencia. Y apunta como fen¨®meno que Internet se est¨¢ convirtiendo en un mundo de comunidades, lo que impone una selecci¨®n: si un blog no es respetado en tu comunidad, no existir¨¢ para ti. Al final, se?ala, quien tiene prestigio fuera de la Red lo tendr¨¢ tambi¨¦n online. Los mejores articulistas mueven masas en Internet sin utilizar ni siquiera el correo electr¨®nico.
Son distintos diagn¨®sticos sobre el estado de la prescripci¨®n literaria en tiempos confusos. Los cr¨ªticos tienen ante s¨ª m¨¢s lectores que nunca. Pero ya no est¨¢n solos en el debate p¨²blico sobre los libros. Las voces de referencia suenan entre muchas otras que animan el debate. El buen lector sabr¨¢ encontrar la excelencia. En cualquier formato. El papel no es la cuesti¨®n.
La ¡®regla Bambi¡¯: ?nada de cr¨ªtica negativa?
"Pretendo no volver a escribir una cr¨ªtica negativa". Lo anunci¨® en septiembre Lee Seegel en su blog en The New Yorker. "La cr¨ªtica m¨¢s efectiva de un mal libro es simplemente ignorarlo", sosten¨ªa. Su idea fue emulada por Isaac Fitzgerald, fichado por el portal BuzzFeed para dirigir su secci¨®n literaria. "?Para qu¨¦ gastar tu aliento machacando a alguien? Si no puedes decir algo bueno de un libro, no digas nada". La propuesta ya se conoce como la regla Bambi y fue objeto de debate en el New York Times,donde la escritora Francine Prose apuntill¨®: "Escribir un mal libro no es un crimen que deba llevar a la humillaci¨®n p¨²blica".
Entonces, ?basta con ignorar los libros olvidables? "Si la cr¨ªtica siempre es positiva, caer¨ªa en el descr¨¦dito y en el aburrimiento", opina Ana Rodr¨ªguez Fischer. "No me agrada hacer cr¨ªticas de novelas que no me interesan, pero se tienen que hacer. Sobre todo si son de nombres consagrados. Un gran escritor puede tener una novela fallida".
Benjam¨ªn Prado cree que "dedicar la mitad de las rese?as a decir lo malos que son algunos libros no ayuda precisamente a fomentar la lectura", pero admite que es obligado rese?ar ciertos libros por su impacto, como los que ganan premios. "Eso s¨ª, cuando un cr¨ªtico masacra el primer libro de un chico de 23 a?os me parece una crueldad innecesaria. ?Que dedique ese espacio a otro joven que lo merezca!". Y cita a Auden, que sentenci¨®: "Es imposible hablar mal de un libro sin pavonearse".
Iv¨¢n Thays alerta de que una cr¨ªtica siempre amable "har¨ªa mucho da?o". "Cr¨ªtica viene de crisis; si no hay un cuestionamiento, ?para qu¨¦ hacerla?", se pregunta. Y recuerda gloriosos art¨ªculos de cr¨ªtica dura, como el de un Nobel contra otro, Coetzee sobre Memoria de mis putas tristes, de Garc¨ªa M¨¢rquez. Un varapalo, s¨ª, pero que "ense?aba mucho sobre su literatura".
Seegel justifica que la autoridad del cr¨ªtico no es la misma en medio del ruido de la sociedad digital que hace medio siglo. En el Times, la escritora Zoe Heller replic¨® se?alando que los autores no son ni?os de parvulario que necesitan el aplauso de sus padres, sino adultos que ponen su trabajo en la arena p¨²blica. Para bien o para mal.
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