Treinta a?os de mecenazgo art¨ªstico
La Fundaci¨®n Cartier celebra su 30? aniversario con una exposici¨®n en Par¨ªs La iniciativa abri¨® el camino a otras firmas de lujo, que crearon sus propias instituciones
Hace 30 a?os que la Fundaci¨®n Cartier se obstina en exponer objetos no identificados que se inscriben en el ¨²ltimo arte contempor¨¢neo. Gigantescos pulgares de bronce conviven con hiperrealistas ancianos recogidos bajo un parasol veraniego, s¨®rdidas escenas capturadas por la vanguardia fotogr¨¢fica e inspirados garabatos sobre cajas de cerillas, trazados por autores tan ilustres como David Lynch. Los mismos bulevares de Montparnasse por los que en su d¨ªa deambularon Matisse, Mir¨® o Modigliani acogen desde hace varias d¨¦cadas un espectacular cubo de cristal convertido en catalizador de la escena del arte contempor¨¢neo, por el que en los ¨²ltimos a?os han pasado artistas como Raymond Depardon, William Kentridge, Agn¨¨s Varda, Moebius, Nan Goldin, Robert Adams, Nobuyoshi Araki, William Eggleston, Matthew Barney o Ron Mueck.
Hasta el 21 de septiembre, la Fundaci¨®n Cartier celebra su 30? aniversario con la exposici¨®n M¨¦moires vives (Memorias vivas), una muestra pluridisciplinar ¡ªy mutante: su contenido cambiar¨¢ a medida que pasen las semanas¡ª que acoger¨¢ a algunos de los artistas que han marcado la historia del centro, complementada por un amplio programa de actividades que se prolongar¨¢ hasta marzo de 2015. El objetivo es pasar revista al centenar de exposiciones organizadas por el centro desde 1984, que han seducido a cerca de tres millones de visitantes y dado lugar a una colecci¨®n compuesta por cerca de 1.300 obras, en el marco de un proyecto de ¡°mecenazgo libre y generoso¡±, como apunta el texto que da la bienvenida a la muestra.
Instalada en 1984 en un elegante ch?teau dieciochesco en Montcel, cerca de Versalles, la Fundaci¨®n se mud¨® 10 a?os despu¨¦s a la capital francesa, donde fue acogida por un edificio de paredes transparentes proyectado por Jean Nouvel, circundado por un frondoso jard¨ªn que sigue albergando a 200 especies bot¨¢nicas, un teatro al aire libre y un muro vegetal dise?ado por Patrick Blanc. Cuando la Fundaci¨®n abri¨® sus puertas, Mitterrand hab¨ªa accedido al El¨ªseo tres a?os atr¨¢s y una nueva brisa soplaba en la anquilosada escena muse¨ªstica, gracias a la determinada acci¨®n del ministro Jack Lang, quien defendi¨® que el arte contempor¨¢neo merec¨ªa ocupar un lugar igual de destacado que las colecciones de impresionismo. Inspirado por el escultor C¨¦sar, que protestaba por la falta de espacios de envergadura donde poder exponer, Alain-Dominique Perrin ide¨® un proyecto que termin¨® siendo pionero en la impulsi¨®n del mecenazgo privado por parte de las marcas de lujo. Gracias a la iniciativa, Cartier dej¨® de ser estrictamente vinculada a la elegancia arist¨®crata y logr¨® dotarse de un barniz vanguardista. ¡°El proyecto transmite valores como la generosidad y el intercambio, que son los propios de la marca, proponiendo poner la creaci¨®n art¨ªstica al alcance de todos. Creemos que la belleza puede salvar el mundo. El arte contempor¨¢neo acelera el latido del coraz¨®n¡±, afirmaba hace unos d¨ªas el director ejecutivo de Cartier, Stanislas de Quercize, desde la espectacular azotea del edificio.
Otras marcas no tardaron en imitar la iniciativa, situada en la transitada intersecci¨®n entre el sector del lujo y el arte contempor¨¢neo. Prada, Herm¨¨s, Chanel y Louis Vuitton tambi¨¦n terminaron contando con sus propias fundaciones, mientras que las alianzas puntuales entre ambos mundos ¡ªel llamado artketing¡ª se cuentan hoy por decenas. Pero, por aquel entonces, esta alianza resultaba impropia e indeseable. ¡°Hace 30 a?os, nadie cre¨ªa en el mecenazgo en Francia. Se consideraba una injerencia y, como tal, se observaba con suspicacia¡±, confirma una de las conservadoras de la Fundaci¨®n, H¨¦l¨¨ne Kelmachter. ¡°Las dudas desaparecieron al descubrir la calidad de los proyectos presentados. Este lugar se ha terminado convirtiendo en una aut¨¦ntica instituci¨®n parisina, igual que el Centro Pompidou o el Grand Palais, tal vez porque nunca ha prestado atenci¨®n al mercado. La Fundaci¨®n nunca ha seguido tendencias. Como mucho, las ha anticipado¡±.
Avanz¨® algunas de las tendencias que hoy rigen el mundo del arte
Un vistazo a la muestra orquestada para el aniversario demuestra que no le falta raz¨®n. La Fundaci¨®n Cartier fue precursora de algunas de las directrices que rigen hoy el mercado del arte. Por ejemplo, entendi¨® que el futuro pasaba por abrirse al arte practicado en los pa¨ªses emergentes. Desde los noventa, la Fundaci¨®n ha expuesto con regularidad artistas asi¨¢ticos, africanos y suramericanos, como demuestran las delicadas abstracciones del artista chino Cai Guo-Qiang, la orfebrer¨ªa pl¨¢stica del indio Jivya Soma Mashe o las maquetas futuristas del congole?o Bodys Isek Kingelez, todos ellos recogidos en la muestra del aniversario. El arte primitivo y de expresi¨®n popular, menospreciado durante d¨¦cadas, tambi¨¦n encontr¨® su hueco, como demuestran las esculturas de madera del brasile?o V¨¦io y las creaciones del t¨¢ndem formado por las artistas paraguayas Julia Is¨ªdrez y Juana Marta Rodas. ¡°La Fundaci¨®n entendi¨® que el arte contempor¨¢neo se escrib¨ªa en plural. La curiosidad ha guiado su historia, inscrita en una conquista de nuevos territorios geogr¨¢ficos, pero tambi¨¦n del pensamiento¡±, apunta Kelmachter. Por ejemplo, la Fundaci¨®n triunf¨® con una concurrida exposici¨®n sobre arte y matem¨¢ticas en 2011, que cont¨® con el apoyo de David Lynch y Patti Smith, dos artistas ¨ªntimamente vinculados a la historia del centro.
Precisamente, otra de las marcas de f¨¢brica del lugar ha consistido en desvelar ante el gran p¨²blico la vertiente secreta en la producci¨®n de artistas mundialmente conocidos. En 2007, Lynch exhibi¨® su colecci¨®n de pinturas y dibujos sobre post-its, mientras que Smith hizo lo propio con sus torturadas polaroids en blanco y negro. Lejos de su tarea como cineasta, Takeshi Kitano se revel¨® como creador de descerebradas instalaciones de esp¨ªritu infantil ¡ªrecordando los d¨ªas de Humor amarillo¡ª y Jean-Paul Gaultier dise?¨® una colecci¨®n entera de alta costura a base de pan y reposter¨ªa.
¡°Toman riesgos que nadie asumir¨ªa¡±, afirma Raymond Depardon
El fot¨®grafo y realizador Raymond Depardon, que ha participado en distintas exposiciones colectivas en los ¨²ltimos 30 a?os, asegura que, si la Fundaci¨®n ha conseguido alinear nombres de tan reconocido prestigio, es porque paga a sus artistas con una moneda inigualable: la libertad creativa. ¡°Se trata de un equipo peque?o y motivado. A diferencia de los centros p¨²blicos, aqu¨ª no hay reuniones interminables. Toman riesgos que en los dem¨¢s museos, algo adormecidos, nadie asumir¨ªa¡±, sostiene. Sus responsables aseguran que existe una separaci¨®n total ¡ª¡°un muro infranqueable¡±, acent¨²an algunos¡ª entre las actividades comerciales de la marca y esta Fundaci¨®n. ¡°Yo no soy comisario de exposiciones. Cada cual debe dedicarse a su oficio y no meterse en el de los dem¨¢s¡±, reitera De Quercize. El dise?ador italiano Alessandro Mendini, autor de dos esculturas de gran formato que se exponen en la planta baja, confirma esta versi¨®n de los hechos. ¡°?ste es un lugar marcado por una curiosa libertad¡±, concluye observando el circo de colores, formatos y disciplinas que le rodea. ¡°Si tienen buena fama, ser¨¢ porque se la han ganado¡±.
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