La convivencia de piernas y cerebro
Segunda jornada de S¨®nar y durante los primeros diez minutos parece que ya se ha visto todo
Segunda jornada de S¨®nar y durante los primeros diez minutos parece que ya se ha visto todo. La capacidad de sorpresa se antoja ya colmada desde la v¨ªspera, y caminar en busca de una sorpresa o una actuaci¨®n excitante parece una quimera. ?Callo? S¨®lo han de pasar unos minutos, los justos para adecuarse al entorno, y todo vuelve a brillar tal y como lo hizo el d¨ªa anterior. En la tarde de ayer, h¨²meda como Saig¨®n, con m¨¢s gente a¨²n que en la jornada inaugural, los conciertos de car¨¢cter alegre se superpusieron con los m¨¢s cerebrales, de suerte que el S¨®nar d¨ªa ofreci¨® men¨²s para todos los paladares. Los m¨¢s consumidos fueron los propuestos por FM Belfast, un juerg¨®n de tomo y lomo, Dengue Dengue Dengue con su cumbia electr¨®nica, Bonobo y su electr¨®nica con pajarita o Simian Mobile Disco, que pese a que promet¨ªan un set no bailable no pudieron evitar que el p¨²blico que llenaba su escenario se soltase.
La jornada se abri¨® con Forest Sword, un d¨²o que entre otras cosas hace dub. ?Qu¨¦ es el dub?, pues una m¨²sica de origen jamaicano fundamentada en la repetici¨®n de densas secuencias de bajos. En otras palabras, s¨®lo hace falta imaginar a un luchador de sumo caminando pausadamente sobre un timbal de 90 metros de di¨¢metro. El sonido resultante se parecer¨ªa al dub, en especial si tropieza a c¨¢mara lenta. Id¨®neo para que los efectos del cannabis suspendan el tiempo en una higuera. Por cierto, en su escenario, el Hall, hab¨ªa ya a esa primera hora de la tarde personas por el suelo.
M¨¢s tarde, en ese mismo escenario Simian Mobile Disco ofrecieron una actuaci¨®n que no estaba pautada estrictamente por el baile. Pero el p¨²blico, como si hubiese le¨ªdo a Pavlov con sumo detenimiento, reacciona bailando cada vez que escucha un bombo o que una c¨¢mara atiende su presencia. El d¨²o brit¨¢nico bas¨® su espect¨¢culo en las proyecciones, nada del otro jueves, por cierto, quedando ellos en penumbra, irreconocibles.
Entrados en el ¨¢mbito de las sorpresas, dos brillaron de forma especial. Por un lado el S¨®nar bail¨® cumbia, por supuesto electr¨®nica. El d¨²o peruano Dengue Dengue Dengue, tr¨ªo en el S¨®nar, pas¨® por sus m¨¢quinas el ritmo latino, deparando una fiesta de tomo y lomo que marc¨® el perfil de las ra¨ªces en un festival que esperaba m¨¢s tarde a uno de sus triunfadores de ediciones anteriores, Buraka Som Sistema y su kuduro, ritmo impenitente como pocos. El otro gran fiest¨®n vino a cargo de los islandeses FM Belfast, una troupe exc¨¦ntrica ataviada como Pipi Calzaslargas que con un pop despeinado y deliciosamente imperfecto pusieron la nota de alegr¨ªa exultante en el S¨®nar. Su sonido atropellado y despreocupado se atrevi¨® con versiones de Oasis sin por ello perder perfil. El Village se pobl¨® de brazos enhiestos y cabezas en estado de agitaci¨®n. Hermosa escena.
Para el lado m¨¢s cerebral estaban Matmos, con un espect¨¢culo sobrio y efectivo atravesado por ruidos incidentales tan desasosegantes que ni la presencia de c¨¢maras provoc¨® baile alguno. Algo as¨ª como lo que pas¨® con el duelo de orquesta de c¨¢mara y estruendo propuesto por el australiano Oren Ambarchi con la Sinfonietta Cracovia, una tormenta que se fue gestando en el Complex, como las buenas, poco a poco, dando tiempo a desplegar el paraguas, anunciado los truenos por una bater¨ªa ac¨²stica.
Ya en el tramo final de la tarde, Bonobo impuso su elegancia en un concierto en el que se superpusieron instrumentos convencionales y digitales.
Babelia
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