El baile se al¨ªa a la arquitectura en Venecia
El festival de danza contempor¨¢nea arranca ligado a los espacios de la Bienal de Arquitectura
Al principio de la exposici¨®n se la gran nave de las cuerdas (o Corderie) y tras pasar el arco escenogr¨¢fico de las bombillitas (que a los espa?oles inevitablemente recuerda a la feria de abril sevillana, pero que en el sur de Italia tambi¨¦n son habituales en las fiestas patronales), el apogeo de las luces da paso a una cierta penumbra m¨¢s dram¨¢tica. En dos escenarios contrapuestos est¨¢n Luisa Cortesi (una aplicada a la vez que inquieta disc¨ªpula de Simone Forti) y el bailar¨ªn invidente Giuseppe Comunello, cada uno a lo suyo, como en esferas lejanas, apenas los separan unos metros, pero est¨¢ claro que la disposici¨®n habla de eso: universos diferentes que coinciden en el tiempo y no se mezclan arbitrariamente. Cortesi evoluciona en una concentraci¨®n extrema. Comunello, con una gu¨ªa que lo sit¨²a en el centro de la escena (a la manera en que lo hacen tambi¨¦n algunos deportistas sin visi¨®n) se transmuta en pierrot o en arlequ¨ªn, deconstruye alevosamente a los personajes can¨®nicos de la Comedia del Arte partiendo de una recia musculatura trabajada con ah¨ªnco. Ambos creadores bailarines antes ya hab¨ªan trabajado con Virgilio Sieni, director de la danza en la Bienal, el hombre al que acudi¨® Rem Koolhaas para esta compleja panor¨¢mica de artes que se contraponen en un fresco activo y cambiante.
Se trata de una situaci¨®n y un planteamiento in¨¦dito en el panorama de la danza contempor¨¢nea italiana, y como experimento lleno de expectativas, igualmente focalizado a la europea en general. Desde el pasado d¨ªa 7 en adelante la nave de Corderie ser¨¢ progresivamente a lo largo de la Bienal un gran teatro activo, m¨®vil y cambiante, un juego especular y din¨¢mico que promulga la acci¨®n de danza inmediata, moment¨¢nea (y en cierto sentido irrepetible), ligada a la tesis expositiva de la arquitectura y sus voces. La exposici¨®n Mondoitalia es el marco, m¨¢s de 300 artistas de la danza, dirigidos por Sieni, los actuantes, quien ha tenido en cuenta la experiencia previa de muchos de los seleccionados en espacios no convencionales. D¨ªa a d¨ªa, el panorama se revelar¨¢ otro, una din¨¢mica acelerada y energ¨¦tica que confronta la m¨¢s ¨ªntima labor de la creaci¨®n y concepci¨®n cor¨¦utica con la exposici¨®n directa al p¨²blico deambulador de ese ¡°trabajo mixto en proceso¡±. Marina Giovannini, Cristina Rizzo, Roy Assaf, Simona Bertozzi, Stian Danielsen o Helen Cerina, son algunos de los nombres presentes en el experimento. Tambi¨¦n se ver¨¢ La stanza del fauno, del propio Virgilio Sieni, una evocaci¨®n culterana de sus preocupaciones formales mirando a un neoclasicismo cr¨ªtico. Uno de los teatros ideados por los arquitectos de Koolhaas en Corderie recuerda vivamente al Globe de Londres, esa especie patio con vista cenital que acerca y modifica objetivamente la relaci¨®n entre actor o bailar¨ªn) y p¨²blico en pie.
El ambicioso programa no ha hecho m¨¢s que empezar. Tras estas actuaciones de obertura, el festival propiamente dicho recomienza el 19 de este mes y se extiende en una segunda etapa hasta el 29 inclusive. Despu¨¦s, del 4 al 18 de julio, en tres fases, se ver¨¢ en el Teatro alle Tese?El Evangelio seg¨²n san Mateo, con toda probabilidad el empe?o de m¨¢s calado de esta edici¨®n y el de m¨¢s impacto visual y est¨¦tico, y del que se han podido ver algunos fragmentos monumentales. Ser¨¢n tres ciclos (del 4 al 6; del 11 al 13 y los d¨ªas 17 y 18) donde se ver¨¢n los 27 cuadros de la obra, un gran fresco pl¨¢stico y sonoro que recuerda en su dimensi¨®n a los legendarios espect¨¢culos teatrales de Peter Brook y Luca Ronconi, creadores que han dejado con evidente calado su huella e influencia en el aparato est¨¦tico de Virgilio Sieni.
El?Evangelio seg¨²n san Mateo ya ha despertado la admiraci¨®n tanto del p¨²blico de danza como el de arquitectura, siempre m¨¢s distante, lago esc¨¦ptico y notoriamente elitista. El coro de m¨¢s de 40 int¨¦rpretes se mueve en una compacta unidad estil¨ªstica, muy pl¨¢stica y conmovedora. El movimiento como parte de un naturalismo ritualizado, siempre en tempo adagio-lento-adagio, la energ¨ªa administrada en servicio y seg¨²n la gravedad simb¨®lica del argumento, hacen de esta obra algo que no se debe perder, algo que hay que ver. Tambi¨¦n, sin parecerse, hay un hilo.
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