M¨¢s luz

Hay que felicitar al Gobierno cuando adopta una medida positiva. No tanto la reparaci¨®n fiscal, que tiende a ser m¨¢s electoralista que real. Al dedo machacado del espa?ol medio se le regala ahora hielo para que llegue a depositar su voto en la urna casi agradecido por el cari?o. Pero s¨ª en cambio la Ley de Racionalizaci¨®n del Sector P¨²blico, que va a permitir que sean p¨²blicas en una base de datos todas las subvenciones que otorgan los Gobiernos, entes locales y auton¨®micos de nuestro pa¨ªs. Esta era una de esas asignaturas pendientes que ha servido para que los l¨ªderes de opini¨®n m¨¢s manipuladores lleven a?os dirigiendo la atenci¨®n sobre unos sectores subvencionados y, sin embargo, ocultando la verdadera matriz de las ayudas estatales a otras industrias que le resultaban m¨¢s afines o menos inc¨®modas.

Esas groseras manipulaciones de la opini¨®n p¨²blica se realizaban amparadas en la ausencia de datos. Y una de las razones por las que ha aumentado el desafecto de la ciudadan¨ªa por el sistema tiene que ver en el hecho de que no se sienten salvaguardados por los medios de comunicaci¨®n, sino que los consideran parte interesada en muchos de sus controles a la Administraci¨®n. Con la nueva ley que el Gobierno lleva al Senado para su aprobaci¨®n, podremos conocer el destino de las ayudas directas y su cuant¨ªa, que este a?o superar¨¢n los 15.000 millones y que, a juzgar por el montante, no son mayoritariamente destinadas ni al cine ni a la Compa?¨ªa Nacional de Ballet.

El aplauso definitivo a la reforma del Gobierno ha de aguardar a que la Intervenci¨®n General del Estado cumpla con su parte del acuerdo, pues es quien har¨¢ p¨²blicos los datos. Es un derecho conocer estas inyecciones de dinero, como sucede con el nuevo plan de est¨ªmulo de compra de coches, el famoso PIVE, que ha llegado a su sexto empuj¨®n con otros 175 millones de subvenci¨®n, y que ya suma en total 715 millones. En tiempos de ca¨ªda de sectores y sostenimiento de otros, es bueno que los ciudadanos manejen informaci¨®n real proporcionada por el Estado y no por los interesados en dar luz a una mesa de la esquina y dejar en la oscuridad el resto del banquete.