Vivir en un mundo sin respuestas

Una mujer entra en su coche. En el asiento de atr¨¢s acaba de dejar a su beb¨¦. Mientras habla por tel¨¦fono, el ni?o no para de llorar. ¡°S¨ª, necesito que vayas preparando el biber¨®n¡±. Los gritos del cr¨ªo han dejado paso al silencio. De un instante a otro. De repente. El ni?o no est¨¢. Ha desaparecido. Como el padre de otro cr¨ªo que le busca en el aparcamiento y el conductor de otro coche que se estrella al fondo.

As¨ª comienza The leftovers, el ¨²ltimo trabajo del guionista y creador de Perdidos, Damon Lindelof, que Canal + Series empieza a emitir el lunes a las 22.30 en versi¨®n original subtitulada, solo un d¨ªa despu¨¦s de su arranque en la estadounidense HBO. Basada en el libro del mismo t¨ªtulo escrito por Tom Perrotta (editado en Espa?a por Colmena Ediciones bajo el t¨ªtulo Ascensi¨®n), la serie narra c¨®mo los ciudadanos de una localidad estadounidense intentan rehacer su vida tres a?os despu¨¦s de desaparecer el 2% de la poblaci¨®n mundial, 140 millones de personas.

Conscientes de la pol¨¦mica que caus¨® el final de Perdidos, los autores de The leftovers advierten que esta no es una serie donde los espectadores ver¨¢n resueltas sus dudas. ¡°Trata de la b¨²squeda humana de respuestas y las m¨¢s profundas nunca llegamos a encontrarlas¡±, explica Perrotta. ¡°La serie va a reflejar eso y frustrar¨¢ a la gente igual que nos frustra la vida¡±.

Lindelof asegura estar preparado para la reacci¨®n de ese sector de la audiencia que pueda buscar en su ¨²ltimo trabajo un relato lineal de preguntas y respuestas, hechos y consecuencias. ¡°Eso es lo que m¨¢s me gust¨® del libro¡±, afirma el guionista. ¡°S¨®lo porque lo hayamos convertido en serie, no quiere decir que prometamos nada¡±.

Esa ausencia de respuestas es la que ahoga a los protagonistas de The leftovers, un pu?ado de almas a la deriva que tratan de resolver c¨®mo mantener la seguridad ciudadana, c¨®mo seguir estudiando o c¨®mo rehacer su vida despu¨¦s de perder a su beb¨¦. ¡°La serie no gira en torno a hechos sino a las experiencias de los protagonistas¡±, dice Lindelof. ¡°Hemos querido crear la sensaci¨®n de que puede pasar un mes entre varios episodios y no sientes que te hayas perdido tanto en la vida de los personajes¡±.

Pero tampoco desaparecen la punzada del duelo, el complejo de culpa del superviviente, ni el peso de los interrogantes: ?d¨®nde est¨¢n los desaparecidos? ?Regresar¨¢n? ?Puede volver a ocurrir? ?Me pasar¨¢ a m¨ª? Son estas las dudas ante las que sucumbe Kevin Garvey (Justin Theroux), el jefe de polic¨ªa de Mapleton, encargado de proteger la ciudad mientras trata de comprender por qu¨¦ se march¨® su mujer Laurie (Amy Brenneman) o c¨®mo lidiar con una hija adolescente. ?l ha decidido seguir con su vida. Pero para otros el duelo significa unirse a una extra?a comuna en la que se da un voto de silencio y se fuma sin parar ¡ªsu lema es: ¡°No malgastes tu respiraci¨®n¡±¡ª. ¡°Aqu¨ª la ¨²nica verdad es el duelo¡±, dice Perrotta, ¡°la necesidad de comprender lo ocurrido¡±. Una de las cuestiones a las que deber¨¢ enfrentarse la serie es si los televidentes est¨¢n dispuestos a sentarse una hora frente a una pantalla para adentrarse en un universo del que habitualmente se rehuye: el del duelo.

The leftovers, como algunas de sus predecesoras, no huye del realismo. EE?UU acostumbra a convertir en h¨¦roes a las v¨ªctimas de una tragedia. Los supervivientes de Mapleton dudan si la ceremonia que conmemora el tercer aniversario de la desaparici¨®n debe hablar de h¨¦roes, v¨ªctimas o de una nueva categor¨ªa todav¨ªa por definir. ¡°?Por qu¨¦ tienen que ser h¨¦roes?¡±, pregunta uno de los vecinos. ¡°?Una de las desaparecidas maltrataba a sus propios hijos!¡±. Y nadie le contesta. La comunidad se ha quedado atascada en ese ?por qu¨¦? que asalta cuando alguien se marcha demasiado pronto.

La serie se arriesga a que la intensidad de ese interrogante colectivo aleje al espectador. Lindelof se r¨ªe al admitir que tampoco puede explicar por qu¨¦ al p¨²blico le atraen series tan dispares como Breaking bad, Mad men o Juego de tronos. Su esperanza es que el p¨²blico se enganche a los personajes que, como el jefe de polic¨ªa, intentan seguir adelante con sus vidas. Perrotta lo reconoce: esta es la edad dorada de las series duras y realistas. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ la gente quiere ver cosas tan oscuras, y quiz¨¢s nosotros hayamos ido a¨²n m¨¢s lejos¡±.