Investigar, sentir y, luego, actuar
Miguel del Arco, Andr¨¦s Lima y Alfredo Salz¨®n unen esfuerzos para investigar el mundo griego Los dramaturgos llevar¨¢n a escena ¡®Medea¡¯, ¡®Ant¨ªgona¡¯ y ¡®Edipo¡¯ en el Teatro de La Abad¨ªa
"Vamos ya a dotar a todo esto con una emoci¨®n. Ahora vamos a trabajar con el miedo¡±. Andr¨¦s Lima se dirige a un grupo de actores, unos quince, todos juntos en el centro del escenario, y va preguntando a los reunidos por sus recuerdos personales en torno a situaciones de miedo. ¡°Recordad con detalle e imitad el sonido de aquello que vivisteis, lo que sentisteis, lo que hicisteis realmente, que todo lo que aqu¨ª hag¨¢is responda honestamente a vuestro terror¡±, les anima el dramaturgo, mientras les incita tambi¨¦n a concentrarse y, al mismo tiempo, a ser permeables. Y a la voz de Lima, ese grupo, compacto a modo de coro griego, va expresando individualmente sus lamentos y sus lloros, sus gritos o su par¨¢lisis aterradora. El ejercicio apenas dura un minuto, pero la sensaci¨®n de angustia colectiva y coral es tan seca y brutal que el p¨²blico, oyentes ajenos al teatro all¨ª presentes, lo cierra con un aplauso que tiene mucho de liberador.
Las ma?anas de la sala Jos¨¦ Luis Alonso del Teatro de La Abad¨ªa de Madrid se han convertido por unos d¨ªas este mes en el escenario de una nueva experiencia teatral liderada por tres s¨®lidos dramaturgos, Miguel del Arco, Andr¨¦s Lima y Alfredo Sanzol, que responde al nombre de Teatro de la Ciudad. Una iniciativa ins¨®lita, con talleres de estudio y trabajo, que busca una diferente manera de acercarse al teatro y al p¨²blico, jugando juntos, investigando, colaborando y compartiendo reflexiones y modos de afrontar cada una de las obras. El Teatro de la Ciudad nace con el objetivo de unir fuerzas a trav¨¦s de diversos talleres de investigaci¨®n que se ir¨¢n desarrollando a lo largo del a?o para montar espect¨¢culos diferentes pero con vocaci¨®n de di¨¢logo que compartir¨¢n visi¨®n, producci¨®n, espacios esc¨¦nicos y, por encima de todo ¡ªdicen sus responsables¡ª entusiasmo. Las obras que de aqu¨ª salgan se estrenar¨¢n en el Teatro de la Abad¨ªa, ese lugar magn¨¦tico siempre atento a las m¨¢s rompedoras propuestas. Cada uno de los directores ha invitado a participar en esta experiencia a actores de sus compa?¨ªas y a otros m¨¢s. Carmen Machi, B¨¢rbara Lennie, Israel Elejalde, Aitana S¨¢nchez Gij¨®n, Luc¨ªa Quintana, Irene Escolar, Luis Bermejo, Ra¨²l Prieto, Miriam Montilla son solo algunos de los que en esta ocasi¨®n van a poner en com¨²n sus dotes art¨ªsticas y sus reflexiones para compartir experiencias vitales y maneras de trabajar.
Y qu¨¦ mejor elecci¨®n que empezar con la tragedia griega, el origen del teatro tal y como lo concebimos hoy. Medea, Ant¨ªgona y Edipo, dirigidas respectivamente por Andr¨¦s Lima, Miguel del Arco y Alfredo Salz¨®n, son las tres obras elegidas para el estreno de este Teatro de la Ciudad y que se representar¨¢n la misma semana, en d¨ªas consecutivos, y en el mismo escenario la pr¨®xima temporada en La Abad¨ªa. Una fiesta ciudadana y colectiva a la imagen de las que se viv¨ªan en la Atenas de hace 2.500 a?os para empaparse de este teatro que Jos¨¦ Luis G¨®mez, benefactor de esta iniciativa, define como de ¡°ideas y po¨¦tico, de la palabra y el lenguaje¡±. Una ocasi¨®n tambi¨¦n para entrar en la vida de h¨¦roes y de mitos, de ciudadanos, de muertes y venganzas, de amores e inmortalidad. En definitiva, como se?ala Carlos Garc¨ªa Gual, ponente en una de las jornadas de este primer taller en torno al coro griego, de la condici¨®n humana.
Ese coro griego que esa ma?ana han formado el grupo de actores, despu¨¦s de asistir, muchos de ellos bol¨ªgrafo y papel en mano, a la ponencia de Garc¨ªa Gual, fil¨®logo y traductor, y que cont¨® tambi¨¦n con la participaci¨®n del actor y director Mario Gas y de Jos¨¦ Luis G¨®mez, acad¨¦mico y responsable de La Abad¨ªa, adem¨¢s de una treintena de oyentes an¨®nimos. ¡°El coro griego era la voz de los ciudadanos medios frente a los h¨¦roes y refleja la emoci¨®n ante lo que va sucediendo en la escena y marca las impresiones que puede ir teniendo el p¨²blico. Es el intermediario sentimental¡±. La explicaci¨®n de Garc¨ªa Gual golpea en las emociones posteriores de los actores, ya en ropa c¨®moda y descalzos, que investigan sobre los mecanismos del coro, a las ¨®rdenes de los tres directores que se van turnando en los ejercicios propuestos por cada uno e interrumpiendo y aportando miradas diferentes de abordar el trabajo.
Despu¨¦s de un calentamiento corporal y emocional en un corro en el que los actores van busc¨¢ndose con la mirada y, a una leve se?al con la cabeza o los ojos, cambian de sitio y de ritmos, despacio, deprisa, corriendo, a c¨¢mara lenta, con la m¨²sica de Dos gardenias para ti de fondo, Miguel del Arco toma el relevo a Lima y propone un ejercicio de sonidos y de respiraci¨®n, todos en bloque y al un¨ªsono en una misma direcci¨®n, imitando el movimiento de las bandadas de los estorninos. ¡°Hay que sentir, no hay que pensar mucho¡±, apunta Lima. ¡°Hay que escuchar desde el primer momento, esto tiene que ser una decisi¨®n conjunta¡±, a?ade Del Arco. Por su parte Sanzol plantea un juego en torno a generar textos para la que propone tres momentos y tres reacciones a lo largo de una historia. Los int¨¦rpretes deben de crear frases como colectivo para expresar la alegr¨ªa, la incertidumbre y, finalmente, la conmoci¨®n y el lamento. Las palabras elegidas, acompasadas tambi¨¦n con el movimiento de los estorninos, van surgiendo feroces de las voces de esta quincena de actores, mientras los directores observan concentrados e intervienen de manera muy natural en los ejercicios de sus compa?eros. ¡°Este experimento sirve para buscar los mecanismos para apropiarse de un texto que no es nuestro y comprobar que las dificultades no las genera el texto, sino que somos nosotros los que tenemos que darle vida como colectivo pero sin perder la individualidad¡±, explica Sanzol.
Toda una manera diferente de compartir visiones y trabajo desde dentro y hacia fuera, hacia el p¨²blico. Esa es la pretensi¨®n presente y futura del Teatro de la Ciudad. ¡°Somos de la misma generaci¨®n. Aunque somos muy diferentes en la manera de abordar el trabajo nos unifican muchas cosas, como la mirada contempor¨¢nea, la necesidad de hablar de gente de aqu¨ª y de ahora, adem¨¢s de esa manera de aglutinar gente a nuestro alrededor y hacer compa?¨ªa. Es una forma de enfrentarnos a la soledad, de compartir e intercambiar ideas, empaparnos de nuestros colegas en vivo y en directo¡±, explica Del Arco, al frente esta temporada de Mis¨¢ntropo, de Moli¨¨re, uno de los ¨¦xitos teatrales en el Espa?ol. Coinciden los tres en que esta iniciativa tendr¨¢ muy en cuenta al p¨²blico, a semejanza del teatro en Atenas, y as¨ª completar la experiencia con los espectadores y hacer de ello un acontecimiento ciudadano y colectivo. ¡°Un acto de fratenidad¡±, apunta Lima, cuyo espect¨¢culo Los M¨¢cbez ha estado en el Mar¨ªa Guerrero de Madrid. ¡°Para conseguirlo, debemos dotarnos de un marco y empezar a pensar en esa forma de compartir, reproducir, agrandar y llevarlo al p¨²blico¡±, a?ade Del Arco.
Sanzol, cuya ¨²ltima obra Aventura! se ha representado en el mes de mayo en los Teatros del Canal, recuerda a Sanch¨ªs Sinisterra para proclamar la atemporalidad del teatro. ¡°?l dice que comienza a pensar que en el teatro no hay ni pasado, ni presente, ni futuro, que solo hay un presente cont¨ªnuo en el que resultan vivas historias que se vienen contando desde hace 2.000 a?os, que las seguimos escuchando como si estuvieran escritas hoy. Por eso creo que la misi¨®n del teatro es la de romper el tiempo, la de romper con la falsa idea del progreso que solo se refiere al cient¨ªfico. Hay un progreso que es humano, existencial y vivencial del que se ocupa el teatro¡±, dice Sanzol.
En este ba?o colectivo ninguno de los tres tiene miedo a perder su propia personalidad a la hora de enfrentarse a las obras. ¡°Es m¨¢s necesario que nunca ba?arse juntos, volver al ¨¢gora. Lejos de quitarnos personalidad nos va a fijar m¨¢s la nuestra¡±,explica Lima, mientras Sanzol apunta en la misma idea. ¡°Estar con ellos dos me enriquece mi car¨¢cter de artista, mi personalidad creativa. Lo que hacen conmigo es expandilrla. Yo llego hasta un lugar y luego Andr¨¦s o Miguel lo recogen y siguen por otro lado¡±. Un ba?o que para Irene Escolar tiene mucho de generosidad, lujo e idilio. ¡°?jala siempre se pudiera trabajar as¨ª, llegando al fondo de los temas, compartiendo maneras diferentes de afrontar el trabajo, aportando cosas. Da igual de d¨®nde vengas y qu¨¦ carrera tengas, ah¨ª somos todos iguales, investigando y reflexionando sobre el objetivo ¨²ltimo del teatro que es el de ser un teatro para el pueblo¡±
Todo en una casa com¨²n en la que se ha convertido La Abadia, ese lugar so?ado por tener un espacio donde explorar juntos. En el descanso del taller, en el peque?o patio del teatro, coinciden Irene Escolar, comiendo un pl¨¢tano, Carmen Machi, con su botella de agua, mientras Aitana S¨¢nchez Gij¨®n se ha quedado en el interior haciendo estiramientos. Sentado en un banco, Jos¨¦ Luis G¨®mez, con una taza de caf¨¦, rechaza el calificativo de ¡°benefactor¡± con el que le han obsequiado los directores. ¡°Les ofrec¨ª esta casa porque aqu¨ª tambi¨¦n trabajamos as¨ª desde hace 20 a?os. No puedo estar de espaldas al impulso reformador que bebe de las mismas fuentes de La Abad¨ªa, con esa voluntad de unir sinergias en un proyecto tan extraordinario. En La Abad¨ªa hemos hecho talleres monotem¨¢ticos, pero esta experiencia colectiva sobre el estudio e investigaci¨®n de la tragedia griega es una iniciativa ins¨®lita¡±. No oculta su entusiasmo, al igual que el resto de los participantes, Nuria Espert incluida, que aport¨® su experiencia en el teatro griego. Un entusiasmo semejante al que Dionisos, el dios del teatro, hizo entrar en ¨¦xtasis a sus adoradores y adoradoras para apoderarse de ellos y hacerles part¨ªcipes de su divinidad.
Tres obras, tres miradas
Ant¨ªgona
Medea
Edipo
Ant¨ªgona se enfrenta a los dictados pol¨ªticos del rey de Tebas, su t¨ªo Creonte, anteponiendo lo que cree su deber familiar. La obra de S¨®focles es la elegida por Miguel del Arco. ¡°Todo viene de la necesidad de buscar la verdad, de ver cual es el posicionamiento del individuo frente a la sociedad. Ant¨ªgona est¨¢ convencida de lo que hace y Creonte decide, en el desarrollo del poder, lo que cree es mejor para la ciudad, caiga quien caiga. La obra bien podr¨ªa titularse Creonte, porque ¨¦ste tiene mayor protagonismo en extensi¨®n y desarrollo.
Uno de los grandes personajes de la literatura, Medea, de Eur¨ªpides, fue una mujer que desquiciada por los celos y la amargura mat¨® a sus hijos. A Andr¨¦s Lima le inquieta desde hace tiempo ese crimen, ¡° el m¨¢s atroz que uno puede imaginar¡±. ¡°Medea nos mete directamente, tanto a los hombres como a las mujeres, en nuestro lado m¨¢s osucro. El valor del teatro tiene directa relaci¨®n con las preguntas que plantea esta obra. A m¨ª me gustar¨ªa enfrentarme a estas preguntas para intentar aprender de ellas¡±.
Es, seg¨²n Arist¨®teles, la tragedia m¨¢s perfecta, aquella que narra como Edipo mat¨® a su padre y se cas¨® con su madre sin saberlo. Ninguna tragedia suscit¨® tanta compasi¨®n y tanto terror. La relaci¨®n de Alfredo Sanzol con esta obra de S¨®focles es muy fuerte. ¡°Me impresiona mucho la historia de un hombre que descubre que toda su vida est¨¢ construida sobre una mentira e ir viendo como va descubriendo su verdadera identidad. De siempre ha sido una historia que me ha atrapado¡±.
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