Almagro y el esclavo de su afrenta
Un montaje acertado de 'Donde hay agravios no hay celos' abre el 37? Festival de Teatro Cl¨¢sico
La intensa lluvia ca¨ªda anteayer puso en riesgo el estreno de Donde hay agravios no hay celos, montaje inaugural del Festival de Teatro Cl¨¢sico de Almagro, que se efectu¨® despu¨¦s de secar a mano el material el¨¦ctrico afectado. La entrega del 14? Premio Corral de Comedias a Julia Guti¨¦rrez Caba hubo de trasladarse del Corral de Comedias, a cielo abierto, al Teatro Municipal, donde, entre las palabras admirativas y emocionadas pronunciadas en vivo o en diferido por muchos compa?eros de profesi¨®n, escritores y amigos, destacaron por su inmediatez y conocimiento de causa las de Irene Escolar, su sobrina nieta, quinto eslab¨®n generacional de una saga de actores iniciada en el siglo XIX con Pascual Alba Sors, int¨¦rprete de zarzuela.
Con Donde hay agravios no hay celos, la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico persevera en su labor de rescate de grandes pecios de nuestro patrimonio esc¨¦nico sumergido, relegados al olvido por inercia cr¨ªtica.
La directora y sus actores han pillado muy bien ese tono vecino a la farsa
Esta comedia de Rojas Zorrilla, cuyo eje es la triple afrenta que atenaza a don Juan (pues no acaba de dilucidar si debe de buscar primero al asesino de su hermano y burlador de su hermana o vigilar la honestidad de su prometida, desde cuyo balc¨®n ha visto saltar a un hombre), tiene, en realidad, dos protagonistas tapadas: do?a In¨¦s, la mujer que adora, y do?a Ana, su hermana agraviada, que hacen sendas apolog¨ªas de la libertad de elecci¨®n conyugal por encima de clases y de conveniencias y del amor a primera vista. Junto a ellas, emerge, tambi¨¦n poderosa en la interpretaci¨®n abismada de Marta Poveda, la contrafigura de esa criadita chispeante que reclama sin pelos en la lengua ni bridas en los ademanes a un hombre bravo que la embista.
El montaje de Helena Pimenta guarda una acusada continuidad estil¨ªstica respecto a La vida es sue?o y La verdad sospechosa, por su empaque escenogr¨¢fico, por la calidad atmosf¨¦rica y la temperatura de la luz de G¨®mez Cornejo, por la continuidad de parte notable del reparto, pero tambi¨¦n por la manera en que se cuenta lo que en ¨¦l se dirime y por la calidad de esa energ¨ªa com¨²n en la que todos sus int¨¦rpretes parecen acordarse. Sabido es que Scarron se bas¨® en Donde hay agravios... para escribir su Jodelet ou le maitre valet, pero, escuchando el mon¨®logo de Sancho, criado de don Juan (personajes que intercambian sus papeles, de ah¨ª que la comedia tambi¨¦n se publicase como El amo criado), investido ya del papel de se?orito, es dif¨ªcil no pensar que quiz¨¢ Moli¨¨re lo tuviera en mente cuando puso a monsieur Jourdain, el burgu¨¦s gentilhombre, a desgranar sus veleidades de nuevo rico.
Hay, en realidad, dos protagonistas tapadas: do?a In¨¦s y do?a Ana
Pimenta y sus actores han pillado muy bien ese tono vecino a la farsa que el autor marca mediante el equ¨ªvoco permanente que el trueque de papeles entre caballero y sirviente provoca en el resto de los personajes, a riesgo de que pasajes que tienen temperatura dram¨¢tica se contaminen: a tiempo est¨¢n directora e int¨¦rpretes de delimitarlos, templarlos y ponerlos (m¨¢s) en valor. Los apartes al p¨²blico, cuyo uso Rojas Zorrilla extrema con virtuosismo (hay una escena completa solucionada con una sucesi¨®n vertiginosa de apartes, que da gusto contar, como los 32 fouett¨¦s de Odile en El lago de los cisnes), est¨¢n resueltos con gracia, velocidad y empaque coreogr¨¢fico, y los finales de acto, puntuados con brillantez.
La m¨¢gica ingenuidad que sobrevuela el espect¨¢culo acaba materializ¨¢ndose en una atm¨®sfera de cuento de hadas cuando, ante el duelo inminente de su protegido con el prometido de su hija, don Fernando decide inhibirse, se acuesta en la cama de Pulgarcito, cual abuelo gnomo; el canto de Ana semeja el de una sirena, y don Juan y don Lope, destinados a matarse, parecen transfigurarse en dos amigos reci¨¦n salidos con bien del bosque de Arden en el que andaban extraviados. Muchos elogios y reparos escasos merece el trabajo interpretativo de Clara Sanchis, Natalia Mill¨¢n, David Lorente, Jes¨²s Noguero, Rafa Castej¨®n, ?scar Zafra, Fernando Sansegundo (autor tambi¨¦n de una versi¨®n aguda y clara) y del acordeonista Vadim Yukhnevich.
Obras clave
La Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC) copa gran parte del festival, con 5 obras y 28 funciones. Pero Almagro deja espacio para otros grandes textos presentados esta temporada.
El caballero de Olmedo, de Lope de Vega. Coproducci¨®n de los j¨®venes de la CNTC y el Teatro Lliure dirigida por Llu¨ªs Pasqual, que ya trabaj¨® con el texto en 1992.
Las dos bandoleras. Coproducci¨®n de la CNTC y FEI. La directora Carme Portaceli a¨²na la comedia de Lope con La serrana de la Vera?del mismo autor.
Mis¨¢ntropo, sobre el texto de Moli¨¨re, con versi¨®n y direcci¨®n de Miguel del Arco. La nueva apuesta del reparto de La funci¨®n por hacer.
En un lugar del Quijote, coproducci¨®n de Ron Lal¨¢ y la CNTC. Versi¨®n libre de la novela de Cervantes pasada por el musical.
Los M¨¢cbez, versi¨®n de Juan Cavestany del cl¨¢sico de Shakespeare dirigida por Andr¨¦s Lima. La historia de la letal pareja enmarcada en la Galicia actual.
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