Decepci¨®n
Me parece lamentable que Jos¨¦ Mujica se haya sumado al coro colectivo de todos los habitantes de su pa¨ªs despu¨¦s del castigo a Luis Su¨¢rez
Me ca¨ªa muy bien ese pol¨ªtico que no parec¨ªa un pol¨ªtico llamado Jos¨¦ Mujica. No ya por algo tan higi¨¦nico e ins¨®lito como legalizar la marihuana, ni por haberse jugado la vida hace mucho tiempo luchando contra la dictadura militar de su pa¨ªs, sino porque todo lo que sal¨ªa de su boca era osado, imprevisible, inteligente, sin rastro de la oquedad, la conveniencia y el abuso de t¨®picos que forman el discurso de casi todos los que se dedican a profesi¨®n tan lucrativa. Ten¨ªa la sensaci¨®n de que la conducta de este hombre era coherente con su pensamiento, de que aunque la sinceridad sea una virtud devaluada o desechable para hacer pol¨ªtica, ¨¦l se la tomaba en serio.
Por ello, me parece lamentable que se haya sumado al coro colectivo de todos los habitantes de su pa¨ªs despu¨¦s de la expulsi¨®n y el castigo a Luis Su¨¢rez, afirmando que los dirigentes de la FIFA son una manga de viejos hijos de puta y que la sanci¨®n a Su¨¢rez era fascista. Y est¨¢ claro que hay demasiadas posibilidades de que calificaci¨®n tan rotunda sea cierta. No me imagino a los angelitos terrenales al frente de un negocio tan grandioso y turbio como la patronal del f¨²tbol mundial. En cuanto al significado de una sanci¨®n fascista me pierdo un poco, no caigo. Me provocar¨ªa el mismo estupor si escuchara al facher¨ªo, el de toda la vida o el liberal, hablar de una sanci¨®n comunista. Pero que el poderoso Blatter y su ej¨¦rcito despierten razonables sospechas de corrupci¨®n y sordidez en cualquier persona con dos dedos de frente, no les convierte ahora en viejos hijos de puta por haber castigado a un jugador que ha realizado algo tan intolerable como clavar sus dientes en el hombro de un rival, algo que podr¨ªa convertirse en una costumbre o una patolog¨ªa siniestra, ya que es la tercera vez que lo hace. Y por supuesto, aunque sus instintos no sean can¨ªbales, habr¨ªa que aplicar sanciones tan duras como la de Su¨¢rez, con todos los rompehuesos profesionales que ensucian los campos de f¨²tbol.
Las declaraciones de Mujica son oportunistas, facilonas, patrioteras, estrat¨¦gicas, en la l¨ªnea del peor estereotipo del pol¨ªtico. Es posible que su bravura nacionalista est¨¦ compensada con infinitos votos en las pr¨®ximas elecciones. No necesita para nada la admiraci¨®n de los for¨¢neos.
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