La moda se quita a?os de encima
El cl¨¢sico y exclusivo sistema de producci¨®n de prendas jubilado con el pr¨ºt-¨¤-porter, en los sesenta, renace como un espacio de lujo en creadores y clientes j¨®venes
La semana de la moda que estos d¨ªas se celebra en Par¨ªs festeja una inesperada revoluci¨®n de su disciplina m¨¢s tradicional y exquisita, la alta costura. Un sistema de producci¨®n de prendas de vestir implantado en el siglo XIX que qued¨® obsoleto en los a?os sesenta del XX con el nacimiento del pr¨ºt-¨¤-porter y que aspira a convertirse en un espacio de creaci¨®n relevante en el XXI, algo m¨¢s que una herramienta publicitaria. Toda una pirueta. De momento, un oficio que se daba por muerto hace una d¨¦cada ve c¨®mo rejuvenecen sus creadores y su clientela. Quedan, eso s¨ª, apenas un pu?ado de los talleres artesanos que confeccionan estas piezas con virtuosas t¨¦cnicas manuales que amenazan con perderse. Unos trabajos que son los que acercan estas piezas a la categor¨ªa de obras de arte: las ocurrencias de Yves Saint Laurent no se hubieran plasmado igual sin la complicidad del bordador Fran?ois Lesage. De ah¨ª que Chanel haya comprado su taller y otros diez para asegurar su supervivencia.
¡°El sentido de la alta costura hoy es la transmisi¨®n del savoir faire. De una tradici¨®n y conocimientos que es imprescindible conservar¡±, reflexiona Ralph Toledano, nombrado presidente del organismo que regula la moda en Par¨ªs, la C¨¢mara Sindical. Un cargo que compatibilizar¨¢ con sus responsabilidades en la divisi¨®n de moda del grupo Puig. ¡°Y la alta costura es el lugar donde eso se ve. Para los dise?adores tambi¨¦n funciona como un espacio en el que mostrar su creatividad. Y hay un renovado inter¨¦s en ella. La gente quiere alta costura y hoy la vendemos a nuevos clientes¡±. En parecidos t¨¦rminos se expresa su colega Sidney Toledano, con el que no mantiene parentesco, aunque s¨ª una larga amistad, ya que se criaron juntos en Casablanca. El presidente de Dior explica que la edad de los clientes de alta costura se ha rebajado en una d¨¦cada y hoy ronda la treintena gracias a los millonarios de la nueva econom¨ªa que han revolucionado todos los sectores de la industria del lujo. Parad¨®jicamente estos gur¨²s de lo inmediato aprecian estas refinadas creaciones de otro tiempo, ¨²nicas, que se fabrican sin m¨¢quinas y sin prisas. Los trajes m¨¢s caros del mundo. ¡°Esta generaci¨®n busca algo con ra¨ªces, pero que resulte contempor¨¢neo¡±, seg¨²n Sidney Toledano. ¡°Todos vivimos tan intensamente el presente que la alta costura nos recuerda la existencia de una herencia en la que nos insertamos¡±, remata Ralph Toledano.
Giorgio Armani, de 79 a?os, asegura que entre sus clientas ha habido un salto generacional. Tal vez por eso, en sus piezas para el pr¨®ximo oto?o abundan los pantalones cortos y los topos juguetones salen de los estampados para convertirse en materia. Los lunares salpican tanto la colecci¨®n que esta se cierra con un gran bolero redondo y rojo. En general, a todas las casas parece haberles funcionado la b¨²squeda de la juventud. Valentino espera incrementar un 30 por ciento sus ventas este a?o gracias a su desarrollo en China. La colecci¨®n de Chanel de este verano se ha vendido un 20 por ciento m¨¢s por el impacto de las zapatillas de alta costura que se presentaron el pasado enero. Las turbulencias econ¨®micas no parecen haber afectado a estos consumidores, que ya no proceden de un ¨²nico lugar ni de un grupo reducido de viejas familias. Seg¨²n las firmas, vienen de todas partes: Asia, EEUU, Sudam¨¦rica, Europa, Rusia... La renovaci¨®n de la clientela no deja de ser un asunto m¨¢s comercial que creativo. Para esa gran mayor¨ªa que contempla el espect¨¢culo desde la barrera resulta m¨¢s relevante la regeneraci¨®n de los creadores y sus ideas. La existencia de un nuevo mercado ha hecho posible que se abran espacios para nuevos talentos y marcas en un terreno que parec¨ªa caducado.
Raf Simons : ¡°La alta costura necesita realismo y actitud¡±
Una construcci¨®n circular de aire espacial se levanta en los jardines del Museo Rodin de Par¨ªs para presentar el desfile de alta costura de Dior. En el interior, la inspiraci¨®n futurista contin¨²a, si bien matizada por paredes cubiertas por m¨¢s de mil orqu¨ªdeas blancas. Se cumplen dos a?os desde que Raf Simons (Neerpelt, 1968) debutara como creador de alta costura y como director creativo de la casa con una colecci¨®n que tambi¨¦n se present¨® en salones cubiertos de flores. Tras el desfile, la tranquilidad de Simons es la mejor prueba de que ha logrado asentar su discurso en la firma. Pero la l¨ªnea que acaba de presentar supone un cambio radical en su planteamiento. Un giro cerrado tras cuatro temporadas empe?adas en alejar Dior de los efectos teatrales y los grandes temas que tanto gustaban a su predecesor, John Galliano.
Por primera vez, Simons se adentra en el pasado con expl¨ªcitas referencias a la historia. Firma su mejor colecci¨®n hasta la fecha, una narraci¨®n articulada en ocho cap¨ªtulos por los que transitan desde las chaquetas y vestidos del siglo XVIII hasta los monos de astronauta, pasando por los abrigos de la era eduardiana y los trajes de las flapper de los a?os veinte. Todo ello realizado con gran delicadeza y materiales innovadores, como un bordado en flecos de resina bautizado como "piel alien¨ªgena". "Esto es lo que ahora me parece moderno", explica el creador belga, de 46 a?os, mientras toma un refresco junto a su orgullosa madre. "Quer¨ªa huir de la silueta que ha definido la ¨²ltima d¨¦cada. No la critico, ya que yo tambi¨¦n he contribuido a ella, pero sent¨ªa que hab¨ªa que buscar una direcci¨®n nueva y que para encontrarla hab¨ªa que mirar hacia atr¨¢s".
Recuperar d¨¦cadas pasadas es uno de los ejercicios predilectos de la moda. Nada nuevo hay en ello. La diferencia est¨¢ en que ahora los creadores utilizan la alta costura para experimentar con esa recuperaci¨®n y convertirla en un trampol¨ªn para crear algo nuevo, en lugar de quedarse en una mera revisi¨®n. ¡°He querido a?adirle mucho realismo y actitud. Es lo que creo que hoy necesita la alta costura¡±, a?ade Simons. ¡°Las chaquetas cortesanas del siglo XVIII eran prendas masculinas, pero su est¨¦tica resultaba profundamente femenina. Las he descontextualizado porque no quer¨ªa una recreaci¨®n completa de todo el atuendo. Se han visto con un pantal¨®n y una camiseta negra, pero las imagino incluso con vaqueros¡±.
Desde el domingo hasta el jueves se presentar¨¢n en el calendario 26 colecciones, despu¨¦s quedar¨¢n dos jornadas dedicadas a la exhibici¨®n de la alta joyer¨ªa y para visitar los talleres. Para que la cita volviera a llenarse, la C¨¢mara Sindical tuvo que revisar en 2001 las reglas que exig¨ªa para usar la denominaci¨®n de alta costura. Sobre todo, se elimin¨® la necesidad de que una casa contara con un m¨ªnimo de 20 costureras, impuesta en 1943. Seg¨²n Didier Grumbach, antecesor de Ralph Toledano en el cargo, ¡°se pas¨® de un criterio cuantitativo a uno cualitativo: valorar el talento y si el dise?ador se inserta en esta tradici¨®n de excelencia¡±. As¨ª floreci¨® una nueva generaci¨®n de dise?adores como Alexis Mabille, Viktor & Rolf, Alexandre Vauthier, St¨¦phane Rolland o St¨¦phanie Coudert. Han aprendido que es m¨¢s f¨¢cil captar la atenci¨®n en esta pasarela que en la atestada convocatoria de pr¨ºt-¨¤-porter. Entre ellos, destaca Bouchra Jarrar (Cannes, 1970) que el pasado diciembre se convirti¨® en la primera mujer en 30 a?os en obtener la designaci¨®n oficial. Tambi¨¦n Giambattista Valli (Roma, 1966), acaso el que cuenta con la clientela m¨¢s s¨®lida, que se inspir¨® en los jardines de la Alhambra para su s¨¦ptima incursi¨®n en la disciplina. Pero con criterios tan difusos, ?c¨®mo identificar hoy una obra de alta costura? ¡°Lo principal es formar parte de un calendario, haber sido aceptado por los miembros del club para pertenecer a ¨¦l¡±, sostiene Grumbach. Con una sonrisa, el presidente saliente remata: ¡°La alta costura es una tradici¨®n que pervivir¨¢. La gente lleva anunciando su muerte desde 1925 porque resulta muy medi¨¢tico¡±.
Las casas hist¨®ricas tambi¨¦n se han renovado. Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli (de 49 y 46 a?os) llegaron en 2008 a Valentino, Raf Simons (de 46) se estren¨® en 2012 Dior y Marco Zanini (de 43) debut¨® en enero al frente de Schiaparelli, firma que llevaba seis d¨¦cadas inactiva. El lunes, Zanini mostr¨® una segunda colecci¨®n en la que se adivina un dise?ador dispuesto a divertirse con un legado cargado de extravagancia y fantas¨ªa. Los desfiles de estas firmas, a las que se suman Jean Paul Gaultier, Elie Saab, Versace o Chanel, han dejado de ser un asunto de invitaciones restringidas para enfrentarse a audiencias globales que los consumen vorazmente y al instante a trav¨¦s de Internet.
Por eso, adem¨¢s de los autores, es necesario actualizar las obras. Es f¨¢cil que la alta costura epate con sublimes acabados y elaboradas t¨¦cnicas. Lo que no es tan sencillo es que adem¨¢s logre la deseada modernidad. Curiosamente, las mejores colecciones que se han visto en los primeros d¨ªas de desfiles lo consiguen apartando la mirada del presente. Raf Simons, en Dior, y Karl Lagerfeld, en Chanel, han puesto el foco en el siglo XVIII y se han apoderado con descaro de su vestuario, que han transformado al dotarlo de una ligereza que lo haga apto para 2014. El inamovible septuagenario alem¨¢n demuestra la juventud de su mirada al convocar al estilo barroco y a Le Corbusier en trajes que se llevan con pantalones de ciclista, chancletas y gorras de muchacho. Ins¨®litos invitados para esta clase de fiesta. En los bordados, las perlas se mezclan con min¨²sculas piezas de cemento y las chaquetas se construyen de una sola pieza, sin costuras, en un prodigioso patronaje.
No deja de ser significativo que, en plena b¨²squeda de un nuevo modelo para la alta costura, Simons y Lagerfeld coincidan en mirar al siglo XVIII. Como si acudieran al Siglo de las Luces para encontrar la gu¨ªa que permita construir un nuevo sistema.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.