Lobos
La gente normal es despreciada por aburrida, plana y previsible seg¨²n esa realidad paralela de un cine en busca del espect¨¢culo
El ¨¦xito comercial de la ¨²ltima pel¨ªcula de Scorsese, El lobo de Wall Street, apuntal¨® la imagen ic¨®nica del agente de bolsa enfebrecido y carente de escr¨²pulos, que se forra gracias a las fisuras del sistema. Conocida es la fascinaci¨®n que provoca en la ficci¨®n contempor¨¢nea la perversi¨®n, as¨ª que es sencillo para Scorsese presentar sus mafiosos financieros bajo id¨¦ntica plantilla narrativa a la que us¨® con sus mafiosos italoamericanos en Uno de los nuestros, aquellos chicos listos violentos pero entra?ables. La belleza y la calidad profesional de Leonardo Di Caprio equilibraba la desmesura de su personaje descerebrado, temerario e imb¨¦cil. Basado en Jordan Belfort, su conversi¨®n de tipo real en personaje de ficci¨®n ofrece un embellecimiento evidente.
Los perdedores terminan siempre ocultos por estas recreaciones. La gente normal es despreciada por aburrida, plana y previsible seg¨²n esa realidad paralela de un cine en busca del espect¨¢culo. La persecuci¨®n del m¨¢ximo beneficio y la m¨¢xima diversi¨®n en el m¨ªnimo tiempo es una adrenal¨ªnica monta?a rusa para adultos con estudios financieros. Las putas, la droga y el lujo son el entorno natural, la prolongaci¨®n necesaria del exceso de dinero. La fotogenia de estas diversiones es un regalo para el cine, que despu¨¦s de dos horas y media de rayas de coca, culos, tetas de silicona y tiarronas en lencer¨ªa corrige en una r¨¢pida conclusi¨®n moral cualquier duda razonable: quien mal anda mal acaba.
Pero qu¨¦ importa un final sin familia, mansi¨®n y empresa si durante los a?os del v¨¦rtigo has vivido a destajo. La implantaci¨®n de este icono es una manipulaci¨®n ficticia. Muchos creen que la crisis viene causada por los excesos de unos pocos atrevidos chicos listos. Pero ese es solo el chiste de la crisis. Y quedarse con el chiste es divertido, pero la verdad es bastante m¨¢s compleja, oscura e incluye a las v¨ªctimas directas y las colaterales. Lo hemos visto con el esc¨¢ndalo de Gowex. Poco relato habr¨¢ de inversores, trabajadores precarios, autoridades de control mirando para otro lado, la rid¨ªcula incapacidad de los entendidos financieros para detectar los libros de cuentas falseados. En la pel¨ªcula de la crisis, el protagonista es el chico listo, el pillo, el tigre, el rey de la selva. Todos quieren ser ¨¦l.
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