La humildad de un artista enorme

Al conocer la noticia de la muerte de Lorin Maazel empiezan a pasar por mi cabeza y por mi coraz¨®n nuestros 25 a?os de amistad y colaboraci¨®n. Grandes conciertos y versiones inolvidables de Mahler, Strauss, Brahms¡­, pero, por encima de todo, la amistad deliberada que quiso mantener conmigo, siempre a mi lado en los momentos m¨¢s complicados.

El pasado mes de febrero ofreci¨® en el Palau una sensacional lectura de la Segunda de Sibelius. Al acabar fuimos a cenar a solas y me explic¨® que hac¨ªa seis meses que se hab¨ªa hecho vegetariano. Me inquiet¨® la noticia, pero nos tomamos una paella de verduras. Pusimos en pie un proyecto para mayo de 2016 con la Sinf¨®nica de Galicia y solistas j¨®venes con la Segunda de Brahms, el Tercero de Rachmaninov¡­. Al despedirse quiso darme sus ¨²ltimos consejos: sobretodo, que no perdiera el tiempo pele¨¢ndome con nadie, que siguiera trabajando y construyendo. Lorin era consciente de su grandeza y seguramente por ello sus enemigos le acusaban de arrogante, pero en el fondo era un artista reamente humilde. Recuerdo que en una ocasi¨®n en el Auditorio de Barcelona me sorprendi¨® con la siguiente pregunta: ¡°Jos¨¦ Mar¨ªa, ?t¨² crees que Kleiber es el m¨¢s grande?¡± Yo le respond¨ª: ¡°Lorin, es posible, pero para ser el m¨¢s grande, hay que dirigir...¡± Sonri¨® ante mi respuesta y sigui¨® poniendo a la libre disposici¨®n de Carlos Kleiber su orquesta, la Bayerische Rundfunk, de la que en aquel entonces era titular.

Mientras escribo estas l¨ªneas me van llegando mensajes: ¡°Se ha ido el m¨¢s grande¡±, ¡°Gran p¨¦rdida para la m¨²sica¡±, ¡°Echaremos a faltar al gran Maestro¡±, frases que en este momento me suenan ajenas y lejanas. Estoy muy triste.

Josep Maria Prat es promotor musical y presidente de Grup Camera.