¡°El sexo no es solo de cuerpos¡±
La autora mexicana teje a partir de un crimen una trama en la que se entrelazan mundos dispares
Un hombre mata, un hombre muere. El recorrido entre ambos actos, como el trayecto de la bala, es el espacio de la novela negra. Algunos autores pueblan ese territorio de t¨®picos, otros de sangre. Laura Esquivel (Ciudad de M¨¦xico, 1950) lo siembra de magia. En su ¨²ltima novela, A Lupita le gusta planchar (Suma de Letras), la autora mexicana teje a partir de un crimen en apariencia inexplicable una trama en la que se entrelazan mundos, cosmogon¨ªas y ¨¦pocas dispares. La fuerza motriz de este viaje la ejerce Lupita, una mujer polic¨ªa fea, bajita, alcoholizada, sexualmente voraz y con un alma vapuleada por la pr¨¢ctica totalidad de las tragedias griegas.
¡°Hay quien se pregunta c¨®mo es posible que le pasen tantas cosas. Por desgracia, hay muchas lupitas en el mundo, vete a las zonas donde la violencia reina y las encontrar¨¢s. Pero a pesar de todo, ella es fuerte, ella es sensual; le gusta bailar, coquetear. El sexo no solo es de cuerpos, a veces basta una mirada¡±. La escritora habla sentada junto a una mesa de pino cuadrada, en su laber¨ªntica casa de la colonia de Coyoac¨¢n, en la Ciudad de M¨¦xico. Se le ve enamorada de su personaje y de su lucha contra el alcoholismo, un combate que es realidad y met¨¢fora. ¡°Yo quer¨ªa hacer una historia de una mujer polic¨ªa que describiera la descomposici¨®n personal, pero tambi¨¦n la social. Lo importante era mostrar c¨®mo se puede salir de la adicci¨®n y c¨®mo se puede recuperar la sociedad¡±, dice Esquivel.
En su investigaci¨®n, Lupita traza un recorrido tortuoso por la piel doliente de M¨¦xico. La corrupci¨®n y el misterio se superponen. El realismo m¨¢gico del que siempre ha hecho gala Esquivel prende las p¨¢ginas. Y por esa fisura, rompiendo la desolaci¨®n de la megal¨®polis mexicana, emerge el universo precolombino, Tenochtitlan; el agua del fregadero termina en un cenote sagrado, la mujer que cuida los ba?os se convierte en cham¨¢n. La l¨ªnea del tiempo se diluye y el itinerario b¨¢sico de cualquier novela negra se transforma en un cruce de caminos, donde todo acaba en un mismo punto. Un instante y un final sorprendente. ¡°Es un viaje al interior del espejo negro, una lucha contra los propios demonios para acabar en la reconexi¨®n, en una experiencia transformadora, para volver a formar parte del todo, en equilibrio¡±.
En esa vuelta a unos or¨ªgenes rotos por la Conquista, la autora, en la ¨®rbita de Morena, el reci¨¦n estrenado partido del dos veces candidato presidencial Manuel L¨®pez Obrador, aprovecha para introducir elementos de la m¨¢s pura actualidad y disparar contra el Gobierno y denunciar los ¨²ltimos vendavales que azotan Latinoam¨¦rica: ¡°Vivimos d¨ªas de una violencia brutal, reinan el individualismo extremo y la competencia salvaje; la depredaci¨®n del medio ambiente es imparable; el dinero puede viajar por todo el mundo, pero los seres humanos no, al dinero no se le considera migrante¡±. Son las injusticias que Laura Esquivel denomina las arrugas del mundo, esas que dan origen al libro y que Lupita, en la novela, plancha compulsivamente para devolver al orden.
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