¡°Mi ex mat¨® a Jim Morrison¡±
Faithfull vuelve a se?alar al supuesto responsable de la muerte del cantante: Jean de Breteuil
Es la sensaci¨®n del ¨²ltimo n¨²mero de la revista brit¨¢nica Mojo. A tumba abierta, Marianne Faithfull abre su conversaci¨®n con el periodista Tom Doyle afirmando que sabe qui¨¦n mat¨® a Jim Morrison. Carga la responsabilidad sobre Jean de Breteuil, un arist¨®crata franc¨¦s que suministraba drogas a las estrellas. Por esas cosas de la sequ¨ªa informativa del verano, la supuesta revelaci¨®n ha armado cierto revuelo.
Y en realidad, nada nuevo. La sombra de Jean de Breteuil siempre ha rondado alrededor de lo ocurrido en Par¨ªs el 3 de julio de 1971. Faithfull insiste en que el cantante de The Doors sufri¨® ¡°un accidente¡±, eufemismo para denominar a la sobredosis que acab¨® con su vida.
En verdad, Marianne no pod¨ªa decir otra cosa: aquella noche, decidi¨® no seguir al conde, que supuestamente ten¨ªa una cita con Morrison. ¡°Pens¨¦, 'me voy a tomar unas pocas Tuinal (barbit¨²ricos) y no voy a ir all¨ª'. Y ¨¦l [De Breiteuil] se fue a ver a Jim Morrison y lo mat¨®. Lo que quiero decir es que estoy segura de que fue un accidente¡±, relat¨®.
Puede que Marianne no est¨¦ siendo totalmente sincera. Ella hab¨ªa ca¨ªdo en desgracia: de pertenecer al sanctasant¨®rum del rock, por su relaci¨®n con los Rolling Stones, a depender qu¨ªmicamente de Jean de Breteuil, del que nunca se dice nada bueno. Se murmura que, haciendo honor al t¨®pico del inframundo yonqui, Jean usaba las drogas para llevar bellezas a su cama. Una de las teor¨ªas m¨¢s perversas sugiere que tuvo un affaire con Pamela Courson, la compa?era de Morrison; proporcionar al cantante hero¨ªna de alta calidad ser¨ªa una forma de eliminar un obst¨¢culo. Un disparate, ya que Jean parec¨ªa encajar en el perfil de groupie masculino: estaba feliz de contar en su har¨¦n con la ex de Mick Jagger y tratar simult¨¢neamente con el autor de The end.
Gay Mercader, el promotor de conciertos espa?ol, se relacion¨® con Breteuil en Par¨ªs: ¡°Pertenec¨ªa a un c¨ªrculo de chicos bohemios de familias bien, que fumaban hach¨ªs, tomaban LSD y viajaban a la India. Se lo pod¨ªan permitir, eran herederos de grandes fortunas. Los Breteuil ten¨ªan, entre otros negocios, peri¨®dicos en ?frica. De hecho, Jean muri¨® en una mansi¨®n que conservaban en T¨¢nger¡±. Seg¨²n sus recuerdos, todav¨ªa no hab¨ªa entrado en tromba la hero¨ªna: ¡°La ¨²ltima vez que nos vimos, all¨¢ por 1968, me vendi¨® un rolex que todav¨ªa conservo. Es posible que ya estuviera pillado con el caballo pero, desde luego, no lo aparentaba¡±.
A Breteuil le ha tocado la china: es el malo de esta pel¨ªcula. Seg¨²n se cuenta, vendi¨® a Morrison hero¨ªna de gran pureza. Creyendo que se trataba de coca¨ªna, el cantante esnif¨® una raya que result¨® fatal, a pesar del intento de Pamela para reanimarlo, en una ba?era llena de agua fr¨ªa.
Otra versi¨®n, amplificada en 2007, sit¨²a a Morrison en un club cercano, el Rock 'N' Roll Circus, donde compr¨® hero¨ªna a dos minoristas de Jean. Seg¨²n el radiofonista Sam Bernett, entonces encargado del Circus, Jim sufri¨® la sobredosis en un ba?o del local. Al ser localizado, los sufridos camellos trasladaron el cad¨¢ver del ¡°famoso cantante americano¡± a su apartamento en la rue Beautreillis. Una haza?a merecedora de una Medalla al Trabajo.
En uno u otro caso, tras avisar a la polic¨ªa, se present¨® un forense. Se le dijo que Morrison ten¨ªa problemas de asma y que beb¨ªa demasiado pero negaron que consumiera drogas. Al no encontrar marcas de pinchazos, el buen doctor dictamin¨® que hab¨ªa sido v¨ªctima de una parada cardiorrespiratoria y renunci¨® a la autopsia.
Esa extraordinaria negligencia, potenciada por el secretismo que rode¨® al entierro, al que ni siquiera acudieron sus compa?eros de The Doors, explica el humus en el que han crecido las m¨¢s fantasiosas ocurrencias, desde complejas conspiraciones al cuento de que Morrison fingi¨® su muerte en 1971 y pas¨® a vivir en el anonimato. Dado que muri¨® el tr¨ªo central ¡ªJim, Pamela, Jean¡ª las especulaciones son libres.
Y luego est¨¢ el efecto Rash?mon: al igual que en la pel¨ªcula de Kurosawa, cada testigo tiene una visi¨®n de lo ocurrido. Muy sociable, Jim Morrison hizo amigos en Par¨ªs, incluyendo al periodista musical Herv¨¦ Muller y la cineasta Agn¨¨s Varda. Jean de Breteuil era otro m¨¢s, con el m¨¦rito a?adido de que sab¨ªa que consegu¨ªa drogas de calidad.
Fuera o no el responsable directo, tiene l¨®gica que el conde se asustara al saber que Morrison hab¨ªa fallecido. En diferentes ocasiones, Marianne Faithfull ha explicado que se deshicieron de la hero¨ªna que guardaban y huyeron a Marruecos. All¨ª morir¨ªa Jean poco despu¨¦s, v¨ªctima de una sobredosis.
Un final suficientemente s¨®rdido para los buscadores de simetr¨ªas: Jean de Breteuil pag¨® por sus malas artes. Gay Mercader no comulga con esa idea de la justicia c¨®smica: ¡°Ya es bastante desgracia morir a los 22 a?os como para que encima te inmortalicen como un criminal. Jean era un tipo guapo y comunicativo. Si vendi¨® hero¨ªna a Jim Morrison, ser¨ªa por las mismas razones que acogi¨® a una Marianne Faithfull en horas bajas: por la idolatr¨ªa que todos sent¨ªamos por las estrellas del rock¡±.
Babelia
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