La chuler¨ªa de Caravaggio
El ¨²nico mural del artista milan¨¦s, en Roma, esconde un atrevido autorretrato con desnudo
Huir, huir, huir. Pintar, pintar, pintar. Caravaggio dej¨® una estela de arte excelso y de dudas insalvables a la vez que un reguero de autorretratos esquivos metidos dentro de sus pinturas; es como si una secreta intuici¨®n lo llevara a dise?ar esmeradamente su propio mito, con su petulante actitud, el ostensible desprecio por sus contempor¨¢neos, las pasiones sin freno tan presentes en la propia materia de la pintura, y la devoci¨®n trascendente, verdadero atormentado amor, por su ¡°limpiapinceles¡± Mario Minniti (1577-1640), al que convirti¨®, no s¨¦ sabr¨¢ si queriendo, en el ¡°caravaggista¡± de m¨¢s estrecha horma, como si desde alg¨²n lugar en el aire, cercano pero invisible, guiara despu¨¦s de la muerte la mano del aprendiz siracusano entre luz y oscuridad, entre destello y sangre. A su vez, Minniti cre¨® escuela cuando regres¨® a Siracusa y aglutin¨® en torno a su estudio a un grupo de pintores de segunda, lo que ha tra¨ªdo de cabeza hasta hoy a los especialistas en atribuciones.
En el llamado Gabinete de Alquimia del Casino della¡¯Aurora de la Villa Boncompagni-Ludovisi romana, est¨¢ el ¨²nico trabajo de Caravaggio sobre un techo, pintado al ¨®leo directamente sobre la b¨®veda de ca?¨®n del tesoretto, hecho por encargo de su amigo y protector el cardenal Francesco Maria del Monte: J¨²piter Neptuno y Plut¨®n pesando sobre la estrecha y rectangular habitaci¨®n. Mucho se ha escrito sobre esta inquietante escena. Todos los historiadores coinciden en que el pintor us¨® esa t¨¦cnica del ¨®leo sobre capa de yeso por su desconocimiento de la preparaci¨®n del temple. En 1672 Pietro Bellori, al final de su breve biograf¨ªa de Caravaggio escribe: ¡°En Roma se dice que es obra suya J¨²piter, Neptuno, Plut¨®n en el jard¨ªn Ludovisi de Porta Pinciana, en el pabell¨®n que fuera del cardenal del Monte, quien como estudioso de medicina qu¨ªmica adorn¨® as¨ª el estudio de su destiler¨ªa, identificando estos dioses con los elementos y con el globo del mundo entre ellos¡±. Contin¨²a Bellori especulando con que Caravaggio, en un gesto de inveterada chuler¨ªa y para acallar los rumores de que no entend¨ªa de planos ni de perspectiva, ¡°coloc¨® los cuerpos de manera que pudieran ser vistos de abajo hacia arriba a fin de tener que enfrentar las perspectivas m¨¢s dif¨ªciles¡±. El mural representa los s¨ªmbolos de la tr¨ªada alqu¨ªmica derivada de Paracelso. J¨²piter encarna el azufre y el aire, Neptuno el mercurio y el agua, mientras Plut¨®n representa la sal y la tierra. Dice Peter Robb en su libro M: ¡°La esfera celeste movida por J¨²piter tiene un brillante resplandor interior que debe haber sido refractado a trav¨¦s de uno de los espec¨ªmenes minerales de Del Monte¡±, quiz¨¢s espoleado el purpurado por las investigaciones fronterizas a la ciencia de su hermano Guidobaldo.
Andrew Graham-Dixon, ¨²ltimo bi¨®grafo del artista, no da cr¨¦dito a ninguna de las tres biograf¨ªas antiguas de Caravaggio ¡ªni Giulio Mancini, ni Baglione ni por supuesto Bellori¡ª, pero esto es lo que hay: todo est¨¢ escrito despu¨¦s de la muerte del artista, y especula con que el autorretrato es el Neptuno abrazado al caballo marino y deja en el aire que el pene no circuncidado de Plut¨®n pertenece a otro que no es Caravaggio. Es verdad que el parecido de ambos con el retrato que hizo Ottavio Leoni de Caravaggio es ¡°irrefutable¡±, lo que invitar¨ªa a concluir que los dos son el mismo: uno de perfil y otro de tres cuartos con el cerbero de tres cabezas a sus pies. En el otro extremo del techo, con ¡°obscena fantas¨ªa¡±, dice Graham, J¨²piter (que podr¨ªa ser Minniti) toca el globo arropado por el ¨¢guila y ese trapajo blanco, un lienzo de s¨¢bana algo percudido. Un detalle: Mario Minniti no llev¨® barba nunca; aparece con juvenil y rozagante piel de patena en otras pinturas de Caravaggio.
Los potentes escorzos y la imp¨²dica presencia de los hombres desnudos ya hicieron aventurar a Robb que los modelos son Minniti y el propio Caravaggio autorretrat¨¢ndose. La obra se desvel¨® de las sucesivas capas de pintura a fines de los a?os sesenta del siglo pasado. Walter Friedlaender, el estudioso moderno m¨¢s importante de la obra de Caravaggio, muri¨® en 1966 y no lleg¨® a verlo. Rosella Vodret, una de los comisarios de la muestra romana de 2010 en la Galer¨ªa de la Scuderie del Quirinal, no se cans¨® de repetir su tesis sobre los autorretratos, que engloba estas figuras del tesoretto, as¨ª como otros rostros en posici¨®n secundaria de algunos cuadros.
Caravaggio sigui¨® huyendo. Fue a Malta y pint¨®, entre otros, La degollaci¨®n de San Juan Bautista, el de mayor escala y ¨²nico firmado simb¨®licamente en la sangre que mana del tajo en el cuello del santo, y es verdad que en su ¨²ltimo decenio parece ansiosamente decirnos ¡°si no me pinto yo, ?qui¨¦n me recordar¨¢¡±?.
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