Tristes victorinos, muy tristes
El Cid, Javier Casta?o y Manuel Escribano protagonizan una tarde llena de bostezos Los toros que Victorino Mart¨ªn llev¨® a M¨¢laga han dejado mucho que desear
Cuando una ganader¨ªa aprovecha su bien ganado prestigio para lidiar m¨¢s corridas de lo que aconseja la l¨®gica, corre el riesgo de que algunas -al menos, algunas- recuerden al ganadero que la ambici¨®n desmedida es mala consejera. No es que este sea el caso de Victorino Mart¨ªn, pero es verdad que lidia mucho, y que los toros que llev¨® a M¨¢laga dejaron en entredicho la fortaleza, la casta y la bravura que han hecho grande a su casa.
Tristes victorinos, muy tristes los seis. De aceptables hechuras, eso s¨ª, pero muy descastados, sosos, sin clase, deslucidos y mansurrones. Les dieron de lo lindo en los caballos, pero ya de salida los seis se quedaron cortos en los capotes, distra¨ªdos en banderillas y sin acometividad en el tercio final. No hubo marrajo alguno, pero solo el quinto posibilit¨® la confianza de su matador y, en consecuencia, no fue posible el triunfo de una tarde de la que tanto se esperaba y casi nada ofreci¨®.
De hecho, la corrida fue una esperanza frustrada toda ella, y solo los pares de banderillas de esa pareja de aut¨¦ntico lujo que forman David Adalid y Fernando S¨¢nchez evitaron el sue?o de una tarde de verano cargada de bostezos. Sin que rayaran ambos al estratosf¨¦rico nivel de otras actuaciones, pusieron notas de emoci¨®n por su facilidad y excelsa torer¨ªa con los palos entre los dedos. Adalid y S¨¢nchez saludaron en los dos toros con el p¨²blico puesto en pie, radiante y emocionado.
Mart¨ªn/El Cid, Casta?o, Escribano
Toros de Victorino Mart¨ªn, bien presentados, mansurrones, sosos, descastados y deslucidos. El quinto hizo una buena pelea en el caballo y destac¨® por su nobleza.
El Cid: dos pinchazos y estocada (ovaci¨®n); estocada atravesada que asoma, _aviso_ y tres descabellos (vuelta).
Javier Casta?o: estocada tendida (ovaci¨®n); estocada (oreja).
Manuel Escribano: media tendida y un descabello (silencio); estocada desprendida (silencio).
Plaza de la Malagueta. 18 de agosto. Segunda corrida de feria. Casi tres cuartos de entrada.
Para el resto del festejo se puede correr un tupido velo. Ya est¨¢ olvidado; y a¨²n haciendo un esfuerzo no es posible encontrar alg¨²n momento de brillantez. Bueno, quiz¨¢ alcance ese honor la estocada de Javier Casta?o al quinto, el ¨²nico que embisti¨® con nobleza a la muleta y desaprovech¨® el torero por su desconfianza y falta de temple. Fue el toro de mejor nota, que no encontr¨® un oponente que luciera sus encantos, que quedaron escondidos m¨¢s all¨¢ de su bondad. Insulso fue el segundo, y Casta?o no pas¨® de discreto.
El Cid, por su parte, bien que lo intent¨®, pero no consigui¨® su empe?o. Hasta la banda de m¨²sica se esforz¨® por amenizar un trasteo olvidable entre un toro blando y deslucidos, como fue el primero, y un torero a la defensiva, plagado de precauciones. Mientras sonaban los inoportunos compases de ¡®Gallito¡¯, el diestro salv¨® con m¨¢s pena que gloria el compromiso. Mejor¨® ante el quinto, jaleado por un p¨²blico deseoso de triunfo que imagin¨® una calidad inexistente en pases tan acelerados como desconfiados.
Y en este panorama de sequ¨ªa general, qued¨® in¨¦dito Manuel Escribano. Lo intent¨® de veras porque voluntad no le falta a este torero. Capote¨®, puso banderillas y se esforz¨® con la muleta, pero no dej¨® recuerdo alguno. Quiz¨¢, el primer par al sexto fue lo m¨¢s sobresaliente de su actuaci¨®n, que pudo terminar porque un milagro lo salv¨® de la cogida en un frustrado par al quiebro sentado en el estribo del que sali¨® atropellado e indemne cuando se cantaba la cornada.
Al final, qued¨® un sentimiento de decepci¨®n por la tristeza de una corrida que no alcanz¨® las expectativas que siempre despierta el nombre de Victorino Mart¨ªn. Dicho queda que no es que sea el caso, pero la historia reciente sabe bien de prestigiosos ganaderos que han protagonizado llamativos petardos por lidiar m¨¢s corridas de las que indica la buena l¨®gica. Pues eso¡
Babelia
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