La teor¨ªa del arroz
Vivimos en un mundo de redes, o incluso entre las redes de un mundo. Al igual que la inteligencia de las abejas emerge del comportamiento colectivo de la colonia, nuestra mente es el producto de una sociedad de neuronas en la que, de alg¨²n modo, cada c¨¦lula posee una referencia al todo, como si supiera cu¨¢l es su posici¨®n en el entramado incognoscible del que forma parte, como si un arquitecto le hubiera asignado un papel en el gran esquema de las cosas. Los gur¨²s de la sociedad 2.0 esperan que un tipo similar de intelecto comunal emerja de la interacci¨®n entre miles de millones de usuarios de Internet, e incluso hay quien sostiene que algo de eso ya ha ocurrido con los proyectos colectivos de software libre, donde los usuarios participan en el dise?o de los nuevos programas, y en las wikis como Wikipedia, la mayor enciclopedia de la historia, enteramente construida por los internautas con un m¨ªnimo de control central. Las redes neurales (neural nets) de la inteligencia artificial logran prodigios imitando al cerebro en su arquitectura distribuida, basada en una mara?a de agentes aut¨®nomos que no atienden a un controlador, sino a su propia experiencia, para responder al entorno y adaptarse a sus novedades y caprichos. Y la sociolog¨ªa ha vuelto a poner de moda el pensamiento hol¨ªstico, un punto de vista que niega que todo lo que ocurre en una sociedad sea explicable por ¡ªo reducible a¡ª los comportamientos de los individuos que la forman.
Si el lector es occidental, es posible que se sienta confundido por todo lo anterior. Pero si es chino, tal vez lo encuentre trivial. Los psic¨®logos llevan 20 a?os catalogando una larga lista de diferencias entre las dos culturas que se pueden resumir as¨ª: la cultura occidental es individualista y anal¨ªtica, y la oriental es m¨¢s interdependiente y hol¨ªstica. Sobre estos hechos hay poca controversia, pero los investigadores no se ponen de acuerdo sobre sus causas. ?Van el individualismo y el reduccionismo asociados a la modernizaci¨®n de las sociedades, y por tanto China caer¨¢ en ellos tarde o temprano? Esto no parece cuadrar con el hecho de que Jap¨®n, Corea del Sur y Hong Kong sigan mostrando los rasgos del colectivismo pese a haber superado a la Uni¨®n Europea en renta per c¨¢pita. Tal vez, entonces, ?se volvi¨® Occidente individualista para evitar el contagio de la peste y otras patolog¨ªas infecciosas poco o nada prevalentes en Oriente?
Nada de eso, arguyen el psic¨®logo Thomas Talhelm y sus colegas de la Universidad de Virginia en un reciente trabajo publicado en Science. Estos investigadores demuestran que los chinos del norte son tan individualistas como los occidentales, y avanzan la teor¨ªa del arroz para explicarlo. El cultivo del arroz, t¨ªpico del sur de China durante milenios, requiere mucha cooperaci¨®n para organizar los sistemas de canales, sembrar y recoger las cosechas, mientras que el trigo, habitual tanto en Occidente como en el norte de China, estimula un estilo social m¨¢s individualista.
?Quiere usted apuntarse an las nuevas tendencias del pensamiento holista? Coma arroz.
Babelia
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