Malos tiempos para las vi?etas en Egipto
Los artistas del dibujo pol¨ªtico sat¨ªrico pelean contra la censura militar
Mohamed Qandil naci¨® para ser humorista gr¨¢fico. A los cinco a?os, y sin ser consciente de ello, realiz¨® su primera vi?eta. "Me enfad¨¦ con mi padre porque no me quer¨ªa llevar al zoo. Y en lugar de una pataleta, me dio por dibujarle pele¨¢ndose con un taxista, que representaba un castigo divino", recuerda Qandil, un joven sencillo y de sonrisa afable. Poco m¨¢s de veinte a?os despu¨¦s, contin¨²a desafiando a la autoridad con su pluma, solo que en lugar de su padre, ahora la v¨ªctima de su s¨¢tira es el flamante presidente egipcio, Abdelfatt¨¢ al Sisi. Qandil es uno de los pocos dibujantes que se atreve a mofarse del ra?s despu¨¦s del pleno retorno de la censura en Egipto a rebufo del golpe de Estado del verano pasado.
"El margen para la burla a trav¨¦s de las vi?etas se ha reducido dram¨¢ticamente. Es peor que en la ¨²ltima fase de la dictadura de Hosni Mubarak, cuando hubo una cierta liberalizaci¨®n", explica Jonathan Guyer, editor e investigador especializado en la historia de los c¨®mics en Egipto. Desde la asonada, las autoridades han clausurado m¨¢s de una decena de medios de comunicaci¨®n y presionaron para cancelar un programa de s¨¢tira pol¨ªtica presentado por el c¨¦lebre c¨®mico Bassem Yussef. Seg¨²n el Comit¨¦ para la Protecci¨®n de los Periodistas, hay actualmente en Egipto cerca una quincena de periodistas encarcelados, lo que le convierte en uno de los tres pa¨ªses m¨¢s peligrosos para ejercer esta profesi¨®n.
Antes de la victoria electoral de al Sisi el pasado mes de mayo, su figura era intocable. Entonces, ejerc¨ªa de ministro de Defensa, y el Ej¨¦rcito es una gruesa l¨ªnea roja. Sin embargo, tras alcanzar la presidencia, al Sisi ha comenzado a aparecer en las caricaturas de los peri¨®dicos. "En la mayor¨ªa de casos, recibe un trato deferencial. En los peri¨®dicos propiedad del Estado, como Al Ahram o Al Akhbar, no hay mofa posible. En los peri¨®dicos privados m¨¢s prestigiosos, como al-Masry al-Youm o al-Shuruk, s¨ª aparece de vez en cuando alguna vi?eta cr¨ªtica, pero de guante blanco", sostiene Guyer.
Precisamente, Qandil salt¨® a la fama en al-Masry al-Youm. Como la mayor¨ªa de medios privados, el peri¨®dico adopt¨® una agresiva l¨ªnea editorial contra el gobierno del islamista Mohamed Morsi, el primer presidente de Egipto elegido democr¨¢ticamente que ser¨ªa depuesto por el Ej¨¦rcito. Los ¨¢cidos dibujos del caricaturista ejercieron a menudo de punta de lanza de la cr¨ªtica a las autoridades. Sin embargo, todo cambi¨® tras el golpe. "No s¨¦ cu¨¢ntos vi?etas me llegaron a rechazar con la excusa que las hab¨ªa publicado antes en Facebook, algo que tambi¨¦n hac¨ªa en la ¨¦poca Morsi, pero no parec¨ªa importarles", apunta el reputado artista.
Finalmente, frustrado, decidi¨® abandonar su trabajo, y empez¨® a colaborar con MadaMasr, un peri¨®dico on line biling¨¹e, en ingl¨¦s y ¨¢rabe, que se ha convertido en una especie de isla libertaria en el r¨ªgido panorama medi¨¢tico egipcio. "Los dibujos de Qandil son una aut¨¦ntica obra de arte. Siempre tienen una carga de profundidad, y no s¨®lo en el ¨¢mbito pol¨ªtico. A al Sisi no siempre lo dibuja igual, pero como buena caricatura, suele resaltar sus defectos. Hay un esp¨ªritu burlesco. En cambio, en los peri¨®dicos oficiales, su representaci¨®n es muy realista", comenta Guyer, que no duda en se?alar a Qandil como el mejor vi?etista de su generaci¨®n.
"El apoyo a al Sisi de muchos dibujantes no es solo una cuesti¨®n de censura o autocensura. Hay muchos que creen firmamente en el personaje", sostiene Hany Shams, un veterano humorista gr¨¢fico del oficialista Al Akhbar. M¨¢s all¨¢ de su ideolog¨ªa, el respaldo gran¨ªtico de algunos artistas responde al acoso que recibieron durante el gobierno de Morsi. Varios de ellos fueron imputados por insultar al ra?s o al Islam. "En general, entre los intelectuales y los artistas hab¨ªa un gran temor de que la permanencia en el poder de los islamistas acabar¨ªa terminando con la libertad creativa. Si no hab¨ªa sucedido, es porque no hab¨ªan tenido tiempo de controlar todos los resortes del poder", a?ade Shams.
Seg¨²n Guyen, el hecho de que, en general, los dibujantes m¨¢s j¨®venes sean los m¨¢s rebeldes no es casualidad. "Aunque tambi¨¦n es verdad que los hay pro-Sisi, los artistas j¨®venes est¨¢n muy influidos por la experiencia de la revoluci¨®n, en su lenguaje creativo, en su idealismo", considera el investigador. Muchos de ellos, como el propio Qantil, iniciaron su trayectoria en el irreverente semanario Dustur, en la d¨¦cada pasada. Ante la asfixiante realidad del panorama medi¨¢tico, estos j¨®venes dibujantes han dado rienda suelta a su vena creativa en blogs y en las redes sociales, especialmente Facebook, un ¨¢mbito que escapa m¨¢s f¨¢cilmente al alargado brazo de la censura.
Egipto posee una larga tradici¨®n de vi?etas, pues la primera registrada data del a?o 1880. Sin embargo, la ¨¦poca dorada no llegar¨ªa hasta unas cinco d¨¦cadas despu¨¦s. Y ni tan siquiera la f¨¦rrea dictadura de Abdel N¨¢ser consigui¨® erradicar la capacidad de influencia de esta modalidad art¨ªstica. "Su impacto cultural en Oriente Medio es m¨¢s grande que en Occidente. Es dif¨ªcil de imaginar que un dibujo ocupe un lugar prominente en la portada de un peri¨®dico en EEUU o Europa", sostiene Guyer. Quiz¨¢s ello se deba a la larga historia de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos en la regi¨®n. "Las vi?etas egipcias son desternillantes. Las palestinas son poderosas, y las iraqu¨ªes po¨¦ticas, pero no tan divertidas. Y creo que eso refleja el car¨¢cter del pueblo egipcio, con un gran sentido del humor y al que le gusta re¨ªrse de s¨ª mismo", agrega.
A sus 28 a?os, Qandil no est¨¢ seguro si continuar¨¢ desempe?ando esta profesi¨®n toda su vida. "Hay fases en las que necesito parar de dibujar durante un tiempo y renovarme. Pero siempre lo retom¨®", reconoce. El artista ha hecho sus pinitos en otros ¨¢mbitos como la escritura de guiones de comedias y programas de televisi¨®n, como el del c¨®mico Bassem Yussef. Un medio diferente, pero siempre un mismo objetivo: "Forzar a la gente a pensar, a replantearse las cosas, ofrecer nuevas perspectivas y horizontes".
Babelia
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