El camino de la desorientaci¨®n
'Variaciones sobre el jard¨ªn japon¨¦s' pone a Mirei Shigemori en di¨¢logo con otros artistas

Jardinista, cal¨ªgrafo, maestro de t¨¦ e ikebana, a Mirei Shigemori (1896-1975) se debe tambi¨¦n la primera compilaci¨®n de planos de los jardines japoneses hist¨®ricos. Y, por si fuera poco, este autor es un respetado renovador de la tradici¨®n del jard¨ªn nip¨®n. Con tales mimbres, y dado que es un perfecto desconocido en Espa?a, la comisaria de esta exposici¨®n, Alicia Chillida, que lo estudia desde hace a?os, pod¨ªa haber jugado sobre seguro con un abordaje historicista. Pero ha optado por algo m¨¢s audaz: poner a Shigemori en di¨¢logo con otros artistas para activar su campo de irradiaci¨®n.
Privado pues de un recorrido lineal, el espectador puede entrar en la muestra por diversos puntos. Algunos lo hicieron durante la inauguraci¨®n a trav¨¦s de la acci¨®n Etc¨¦tera de Juan Hidalgo, un k¨an, esto es, un problema il¨®gico usado en el budismo zen para desligarse del pensamiento racional y que recorre toda la trayectoria de Hidalgo. Otros, tal vez, optar¨¢n por las caligraf¨ªas, los planos y las fotos de los jardines de Shigemori, o por el mural pintado en las escaleras por el dibujante de manga Iwana.
Los m¨²ltiples destellos de la cultura japonesa y sus efectos deslumbrantes impregnan el trabajo de buena parte de los presentes, desde David Hammons a ?ngels Rib¨¦, de John Cage a James Lee Byars. A este respecto, uno de los momentos m¨¢s fuertes de la muestra est¨¢ en el juego de reenv¨ªos entre la pieza Double Rift I de Richard Serra, una suerte de umbral inspirado en las puertas sinto¨ªstas, y una estampa ukiyo-e pintada a finales del XIX por Toyohara Chikanobu. El punto flaco, quiz¨¢, est¨¦ en la pintura que la comisaria ha elegido de T¨¤pies, de 2008. Para entonces hac¨ªa tiempo que T¨¤pies s¨®lo hac¨ªa zen para gourmets.
Pero conviene no equivocarse. Tanto como las ikebanas dada¨ªstas de Yukio Nakawaga, aqu¨ª es poderosa tambi¨¦n la presencia de artistas que, como V¨ªctor Grippo o Cildo Meireles, pocas deudas expl¨ªcitas tienen con la cultura japonesa. Y es que el mejor camino para adentrarse en el jard¨ªn de Shigemori, es, como proponen estas variaciones, mediante una meticulosa desorientaci¨®n.
Variaciones sobre el jard¨ªn japon¨¦s. La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2. Madrid. Hasta el 7 de septiembre
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