Adi¨®s a un genio del hilo y la aguja
El dise?ador Manuel Pertegaz fallece en Barcelona a los 96 a?os Suyo es el dise?o del vestido de boda de la reina Letizia
El dise?ador Manuel Pertegaz, uno de los grandes supervivientes de la moda en Espa?a, falleci¨® el s¨¢bado en Barcelona a los 96 a?os. Su carrera, de m¨¢s de siete decenios, es un espejo de los cambios culturales, sociales y est¨¦ticos que sufri¨® su oficio y tambi¨¦n su pa¨ªs. Poco se parece el mundo del siglo XXI para el que confeccion¨® sus ¨²ltimos trajes de boda a aquel en el que abri¨® su primera casa de costura, en 1942. Y, sin embargo, ¨¦l quiso vestir a ambos.
A pesar de que en los ¨²ltimos a?os mantuvo una vida muy retirada y discreta, sus colaboradores aseguran que se mantuvo en activo hasta 2012. Eso le convierte en el ¨²ltimo de los grandes creadores espa?oles de alta costura de los a?os cincuenta en colgar la aguja. Tambi¨¦n pod¨ªa presumir de ser uno de los que mayor reconocimiento obtuvo en vida. En febrero de 2004, el Museo Reina Sof¨ªa le dedic¨® una retrospectiva con gran acogida de p¨²blico. ¡°Estaba muy emocionado¡±, confirma Enrique Loewe, quien ejerci¨® como secretario general de aquella exposici¨®n. Ese mismo a?o, Pertegaz recibi¨® un encargo con sabor a galard¨®n a una carrera: realizar el traje de novia de do?a Letizia. Un lustro despu¨¦s se le concedi¨® el primer Premio Nacional de Dise?o de Moda que fue otorgado por el Gobierno. ¡°Estoy azorado, aturdido y muy emocionado¡±, explicaba entonces desde su casa de campo en Catalu?a.
Sol¨ªa decir que el aislamiento de Espa?a en los a?os cuarenta oblig¨® a los creadores de su tiempo a ser originales, ya que sin acceso a lo que se hac¨ªa fuera no hab¨ªa nada que copiar. ¡°Por eso, como Balenciaga, al principio se fij¨® en el pasado, en la historia y en la corte espa?ola¡±, sostiene el periodista Pedro Mansilla. ¡°Despu¨¦s, supo saltar muy bien a los a?os cincuenta y llegar a los sesenta siendo osado y atrevido¡±. Esas fueron sus d¨¦cadas de mayor esplendor, cuando logr¨® convertirse en una figura internacional y ocupar el trono de la alta costura espa?ola junto a Balenciaga, Pedro Rodr¨ªguez y Elio Berhanyer. ¡°Si el estilo de Balenciaga beb¨ªa del Museo del Prado, el de Pertegaz era m¨¢s franc¨¦s¡±, defiende Berhanyer.
Contaba Pertegaz que en 1957 rechaz¨® la oferta de la casa Christian Dior para suceder al dise?ador tras su muerte, dejando el camino libre para el puesto al joven Yves Saint Laurent (1936-2008). Siete a?os despu¨¦s impresion¨® al mundo con un desfile en el Pabell¨®n Espa?ol de la Exposici¨®n Universal de Nueva York. ¡°Su trabajo era exquisito¡±, analiza el dise?ador Juanjo Oliva (Madrid, 1972). ¡°Su dise?o y su t¨¦cnica en los a?os cincuenta estaban al nivel de los grandes del momento, como Balenciaga o Dior¡±.
Todo un camino para un hijo de labradores nacido en 1917 en Olba (Teruel) y que empez¨® como aprendiz con 13 a?os en la sastrer¨ªa Angulo de Barcelona. Desde ni?o destac¨® por su car¨¢cter y sus sofisticados gustos y apenas ten¨ªa 24 a?os cuando abri¨® en esa ciudad su propia firma de costura para mujer. Era el a?o 1942 y seis a?os despu¨¦s inaugur¨® un segundo taller en Madrid. En 1969, en la c¨²spide de su producci¨®n, se calcula que empleaba a 700 personas.
¡°Destac¨® por su capacidad para adaptarse a los sucesivos cambios de paradigma que vivi¨® en su larga carrera¡±, apunta Mansilla. ¡°La lectura negativa es que de tanto variar los muebles puede pasar a la historia sin un estilo definido¡±. A pesar de los homenajes que obtuvo al final de su carrera, Mansilla sospecha que vivi¨® ¡°torturado¡± por no lograr alcanzar el genio creativo de Balenciaga. ¡°Tuvo mucho ¨¦xito, pero la clase de reconocimiento que ¨¦l ambicionaba eran unas l¨ªneas m¨¢s en las enciclopedias de moda mundiales¡±.
Ya solo queda sitio para uno
En el castillo de ir¨¢s y no volver¨¢s de los que hac¨ªamos alta costura en Espa?a, primero entr¨® Balenciaga, luego Pedro Rodr¨ªguez y ahora Manuel Pertegaz. Ya solo queda sitio para uno, que soy yo.
Los cuatro tuvimos que cerrar nuestras casas de alta costura debido a un impuesto de 1974 que hac¨ªa inviable el negocio, pero antes vivimos a?os de esplendor. A Madrid ven¨ªan las revistas estadounidenses, como Vogue o Harper's Bazaar, para fotografiar nuestros dise?os. Y vend¨ªamos a todos los grandes almacenes, tanto Pertegaz como yo tuvimos contrato con Bergdorf Goodman.
Me empe?¨¦ en organizar la exposici¨®n de 2004, de la que fui comisario, porque quer¨ªa que la moda entrara en los museos. Esa era mi obsesi¨®n. ?Con qui¨¦n pod¨ªa hacerlo? A Balenciaga ya le estaban haciendo un museo en Getaria y yo admiraba mucho a Pertegaz, como uno de los grandes puntales de la alta costura espa?ola. As¨ª que Pertegaz me pas¨® una lista de sus clientas y recog¨ª m¨¢s de 160 trajes de los que luego seleccion¨¦ m¨¢s de treinta. Pero me cost¨® tres a?os lograr que me abrieran el museo para la muestra. Parec¨ªa imposible que la moda entrara all¨ª. Me ofrec¨ªan cualquier otro espacio pero yo no aceptaba. Creo que al final lo logr¨¦ por cansancio, aunque la exposici¨®n fue finalmente vista por decenas de miles de visitantes.
Un gran ¨¦xito para un gran se?or, amigo y dise?ador.
La sombra de Balenciaga (1895-1972) serpentea por toda su biograf¨ªa y aunque Pertegaz no alcanzara la maestr¨ªa acad¨¦mica del vasco, s¨ª demostr¨® gran resistencia, olfato y habilidad. De hecho, el mismo a?o en que Balenciaga cerr¨® su casa de alta costura y se retir¨® para no plegarse a las demandas del nuevo sistema de confecci¨®n, Pertegaz inaugur¨® la primera de las cinco tiendas de pr¨ºt-¨¤-porter que tendr¨ªa en Espa?a. ¡°?l fue de los pocos que pas¨® a tener licencias de complementos y otros productos¡±, se?ala Oliva. Su primer perfume, Diagonal, fue creado en 1965. En 1997, con 80 a?os, lanz¨® su primera colecci¨®n para hombre y ampli¨® su abanico de licencias.
La obligada transici¨®n a la producci¨®n en serie en los a?os setenta marc¨® el inicio de un declive para los costureros espa?oles al que Pertegaz no fue ajeno, a pesar de sus esfuerzos. Hace dos d¨¦cadas abandon¨® el pr¨ºt-¨¤-porter y se refugi¨® en su taller de la calle Diagonal, d¨®nde segu¨ªa recibiendo pedidos sobre todo de trajes a medida para bodas. ¡°Contin¨²a haciendo alta costura porque le apasiona. No tiene af¨¢n de notoriedad¡±, explicaba en 2009 Juan Mar¨ªa Roger, presidente de la compa?¨ªa que gestiona las licencias con su nombre. ¡°Por desgracia, cada d¨ªa encuentra menos profesionales que asuman sus exigencias de perfeccionismo¡±.
El traje de novia de do?a Letizia y la exposici¨®n proporcionaban un final dulce a una trayectoria ya muy dilatada. Pero ¨¦l retras¨® su retirada al m¨¢ximo y, aunque hubo un intento fallido, nunca cuaj¨® la idea de buscar un relevo creativo para su firma. ¡°No comprendo esa necesidad de agotar un recorrido que ha alcanzado cotas alt¨ªsimas¡±, reflexiona Oliva. ¡°Me da pena porque eso termina por arrojar sombra al final de una carrera de forma innecesaria¡±. En este sentido, el caso de Pertegaz habla, una vez m¨¢s, de la complejidad de transformar en ¨¦xitos empresariales las individualidades que tejieron la moda del siglo XX en Espa?a.
Se cierra la historia de un hombre que fue cronista de su tiempo. ¡°Pertegaz cambi¨® a una generaci¨®n de mujeres espa?olas¡±, asegura la periodista Margarita Rivi¨¨re. ¡°Hizo alta costura juvenil y consigui¨® que las espa?olas dejaran de ser r¨ªgidas y tradicionales y pasaran a ser modernas. Las chicas de Pertegaz en los cincuenta, los sesenta y los setenta eran el futuro. Lo que hoy vemos en la calle¡±.
La lucha contra un gigante
A pesar de que mi pena es muy grande, me reconforta el recuerdo de su energ¨ªa y entusiasmo vital. Ha sido un hombre de una personalidad arrolladora con el que tuve la fortuna de establecer amistad. En sus comienzos le toc¨® batirse con un gran gigante: Balenciaga. Pero no se dejo intimidar. Procur¨® emularlo desde el respeto. Para Pertegaz la moda nunca fue una frivolidad, se empe?¨® siempre en crear cultura inspir¨¢ndose, no solo en la calle como le gustaba decir, sino tambi¨¦n en el arte, abarcando todas sus manifestaciones. En mi adolescencia el nombre Pertegaz ya era para m¨ª todo un s¨ªmbolo de calidad y belleza. Entonces no imaginaba que a?os m¨¢s tarde mi primer trabajo profesional seria para ¨¦l, ni tampoco, que nuestra colaboraci¨®n no se interrumpiera jam¨¢s. Venero su fidelidad. Gran maestro y amigo al que doy las gracias.
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