Memoria visual de un invidente
Gabor Bene, ciego desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, es el director de fotograf¨ªa, y protagonista, de un documental sobre la ceguera dirigido por Sebasti¨¢n Alfie
La pregunta ha planeado latente, silenciosa, desde los inicios del encuentro. Casi al final de esta conversaci¨®n a dos, con testigos, surge lo inevitable, lo que se ha ido insinuando sin palabras, como el surco de ese r¨ªo que se va abriendo al mar. ¡°?Me habr¨ªas elegido como director de fotograf¨ªa si hubiera sido vidente?¡± A Gabor Bene, director de fotograf¨ªa h¨²ngaro (Budapest, 1953) afincado en Barcelona y ciego desde hace doce a?os por un glaucoma, no parece que le vayan los meandros ni los circunloquios. Su interlocutor es el realizador Sebasti¨¢n Alfie, nacido en Buenos Aires en 1971 e instalado en Madrid desde 2001. Juntos han realizado la pel¨ªcula documental Gabor, presentada hace un a?o en la Seminci de Valladolid, premio del p¨²blico y mejor director en el Festival de M¨¢laga 2014, que se estrena en las salas comerciales la pr¨®xima semana. La pregunta ha ido directa al coraz¨®n y al sentido de este documental, un encargo sobre la ceguera en el altiplano boliviano. ¡°Mi madre era profesora de ciegos y yo desde chico he tenido mucho trato con gente invidente. La gente que no ve se las arregla para hacer lo que nosotros vemos. Me recomendaron contactar con Gabor. Entend¨ª que su ceguera a?ad¨ªa algo m¨¢s a lo que yo quer¨ªa contar. Cuando le conoc¨ª comprend¨ª que su historia era demasiado interesante para no ser contada. ?Qu¨¦ broma cruel del destino el hecho de que un director de fotograf¨ªa se quedara ciego?. Era toda una met¨¢fora en s¨ª misma. Cuando le fui conociendo me di cuenta de que m¨¢s all¨¢ de sus circunstancias personales hab¨ªa una persona rica y compleja. Mi deseo ha sido mostrarla de la manera que sirve mejor para conocer a una persona: trabajando juntos. Me gust¨® como compa?ero de viaje¡±. Y as¨ª esa historia sobre los problemas de atenci¨®n m¨¦dica en el altiplano boliviano, ese viaje de una anciana ciega, Do?a Eulogia, con su nieta a trav¨¦s de las v¨ªas de un tren lejano y abandonado han tomado finalmente el t¨ªtulo de Gabor, producido por Albert Sol¨¦, un fan¨¢tico del documental (su primera incursi¨®n como realizador Bucarest, la memoria perdida le vali¨® el Goya en 2009), que viene demostrando a?o tras a?o la fuerza que este g¨¦nero est¨¢ adquiriendo en el panorama del audiovisual espa?ol.
La respuesta de Alfie va seguida de la reflexi¨®n de Gabor Bene. ¡°Yo no necesitaba reivindicarme como director de fotograf¨ªa. Soy el observador de mi propio calvario. La ceguera me activ¨® mi memoria visual. No soy un m¨ªstico pero veo cosas y ahora me acuerdo de detalles de pel¨ªculas que v¨ª hace quince a?os y eso que nunca me consider¨¦ un cin¨¦filo. Con este documental, he luchado y me he enfrentado a los mismos desaf¨ªos de antes. He visualizado con la mente, toda la luz la he ido viendo en la cabeza. El director de fotograf¨ªa est¨¢ siempre muy solo, es una profesi¨®n de observadores y el que observa no participa¡±.
En su almac¨¦n-oficina de alquiler de c¨¢maras, situado en un edificio medio industrial del Poble Nou de Barcelona, Gabor, una vida plagada de aventuras desde que con 17 a?os huy¨® de Budapest y termin¨® como refugiado pol¨ªtico en Alemania del Este, que trabaj¨® como falsificador, limpiador de garajes y hasta lavando cad¨¢veres, da buena cuenta de su iron¨ªa y de su humor. No se le escapa ni una. De buena ma?ana, ofrece naranjada, sobrasada especial, caf¨¦ y hasta se aviene a conversar sobre la mejor manera de cocinar y confesar alg¨²n secreto culinario para hacer m¨¢s sabroso el gazpacho. Se levanta una y otra vez a la cocina, un espacio con cuadros de las pel¨ªculas que recuerda, como Cenizas y diamantes (Andrzej Wajda, 1958), Belle Epoque (Fernando Trueba, 1992) o algunos t¨ªtulos de V¨ªctor Erice. Abre la nevera y ense?a verduras dif¨ªciles de encontrar en el mercado. ¡°Es imprescindible para hacer la luz de una pel¨ªcula interesarse por la historia que cuenta y, sobre todo, por los personajes. A partir de ah¨ª se elabora la fotograf¨ªa. Antes y ahora¡±, a?ade este camar¨®grafo que no se lamenta ni apenas da cuenta de su pasado profesional cuando era vidente.
¡°En este documental me he enfrentado a los mismos desaf¨ªos. El director de fotograf¨ªa est¨¢ siempre muy solo¡±
Fueron 15 d¨ªas en el altiplano boliviano en noviembre de 2012, sin la compa?¨ªa de su querido perro labrador que le sigue a todas partes. ¡°Necesito empatizar con la gente, que conf¨ªen en m¨ª, que se apunten hasta el fondo en la historia a¨²n sin entender las razones¡±. Eso hizo. De testigo, su compa?ero de viaje Alfie. ¡°Su inter¨¦s no se centra solo en la est¨¦tica, sino por el contenido de lo que est¨¢bamos narrando. Para hacer la luz de la pel¨ªcula ten¨ªa que interesarse y sentir la historia. A partir de ah¨ª hizo la fotograf¨ªa¡±, explica Alfie. Y as¨ª, en un entorno ¨¢rido y sencillo, con muchas preguntas pero muy pocos componentes, -¡°un ¨¢rbol, una abuela¡±- Gabor, siempre con la ayuda del equipo t¨¦cnico, fue acumulando la informaci¨®n necesaria con todos los detalles. Preguntaba si hab¨ªa nubes en el cielo, el paisaje que se ve¨ªa, sab¨ªa si era el amanecer o el atardecer, notaba la humedad, el calor, la atm¨®sfera¡ ¡°Conociendo los componentes visuales se va creando la historia, ese viaje interminable de una abuela con su nieta siguiendo la v¨ªa de un tren abandonado caminando hasta el bus que les conduce a ese caos visual que es la ciudad¡Al final, tuve los mismos problemas y las mismas soluciones que cuando era vidente¡±.
La intuici¨®n de Sebasti¨¢n Alfie de que ese viaje con Gabor les iba a ir bien se plasm¨® en los 4.000 metros de altura del altiplano boliviano, a pesar de las dif¨ªciles condiciones no solo climatol¨®gicas sino tambi¨¦n presupuestarias - Gabor no cont¨® con ning¨²n tipo de ayuda de las instituciones ni de las televisiones (ahora la ha adquirido Canal Plus)- que luego se han extendido a los problemas y retrasos comunes en un g¨¦nero como el documental para su estreno en salas comerciales. ¡°El momento cr¨ªtico que est¨¢ viviendo la industria cinematogr¨¢fica a?ade dificultades al mundo del documental. Como la ficci¨®n atraviesa una situaci¨®n cr¨ªtica, hay muchos profesionales que est¨¢n fijando su mirada en este g¨¦nero que conlleva menores costes y mayor libertad creativa¡±, explica el productor Albert Sol¨¦, para quien Espa?a arrastra una absoluta falta de tradici¨®n en el g¨¦nero. ¡°La apuesta por el documental es sin¨®nimo de un Estado valiente y de una sociedad culta y madura. La audiencia tiene que ser educada en este tipo de propuestas. La desaparici¨®n de salas y de cadenas de exhibici¨®n, como Alta Films, de este cine tan especial a?ade a¨²n m¨¢s dificultades a la hora de encontrar un hueco para su estreno¡± dice Sol¨¦. Y con este desolador panorama se va dejando casi todo en manos del entusiasmo de un panda de ¡°locos¡± profesionales, que es mucho y son muchos, pero, advierte el productor, no se crea industria.
Pero ah¨ª est¨¢ Gabor, esa incursi¨®n directa y valiente en el mundo de los ciegos de la mano de alguien que sabe bien lo que es ver y luego no ver.
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