Chivata
Resulta cutre y s¨®rdido que Val¨¦rie Trierweiler publique un libro contando que Hollabe mostraba en la intimidad su alergia hacia los pobres
Aunque las separaciones sentimentales sean finalmente la historia de un fracaso, por mucho y conveniente maquillaje con el que quieran disfrazar o suavizar, hay esp¨ªritus racionales convencidos de que se pueden hacer civilizadamente, guardando las formas, trag¨¢ndose ambas partes o la m¨¢s perjudicada el dolor y la hiel, prescindiendo del despecho y la venganza, aceptando la resignaci¨®n, anhelando la cicatrizaci¨®n de la herida, imponiendo la necesidad del olvido. Esa actitud no la comparte una se?ora pelirroja llamada Val¨¦rie Trierweiler, durante varios a?os pareja de Hollande, ese hombre de apariencia gris¨¢cea en cuyos c¨¢lculos para salvar a la patria al parecer est¨¢ anatemizado por anacr¨®nico y bobo el concepto revoluci¨®n. La resentida y agresiva dama goz¨® de ese dionisiaco coloc¨®n (debe de serlo, cuando se echa tanto de menos) de encarnar a la primera dama de Francia, pero un d¨ªa se enter¨® con estupor de que el coraz¨®n y otros ¨®rganos menos l¨ªricos de su poderoso hombre se hab¨ªan prendado de una actriz llamada Julie Gayet y que su ignorada cornamenta era duradera.
En fin, las cosas de la vida. Y puedes entender que la enga?ada le quisiera aplastar una olla en la cabeza a ese ad¨²ltero con pinta de bur¨®crata pulcro o que se perdiera en la Ant¨¢rtida rumiando su desencanto y su amargura. Lo que resulta cutre y s¨®rdido es que publique un libro a?os despu¨¦s contando que el l¨ªder del socialismo franc¨¦s mostraba en la intimidad su alergia hacia los pobres y les defin¨ªa jocosamente como ¡°los desdentados¡±. Hollande, tan preocupado por el bienestar de los m¨¢s desfavorecidos de su pueblo, deber¨ªa saber lo caros que son los odont¨®logos y los implantes dentales. Y, por supuesto, que lo ¨²ltimo que se le puede exigir a la miseria es que sea bondadosa, alegre y confiada. Ya lo dijo el pobre monstruo que cre¨® Frankenstein: ¡°Si soy malo es porque soy desgraciado¡±. Bueno, no exageremos, tambi¨¦n hay hijoputas que son muy felices.
Seguro que la tal Trierweiler se part¨ªa de risa entre polvo y recepci¨®n con el desde?oso ingenio de su hombre hac¨ªa la ausencia de dientes cuando todav¨ªa exist¨ªa el esplendor en la hierba y la pasi¨®n mutua. Me da grima esta estrat¨¦gica chivata. Y a ¨¦l podr¨ªa ocurrirle lo mismo que hicieron los fam¨¦licos desdentados con la despectiva Mar¨ªa Antonieta.
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