¡®Conspiranoico¡¯ argentino

Mezcla de los t¨¦rminos conspiraci¨®n y paranoico, el subg¨¦nero conspiranoico vivi¨® su fulgor en los Estados Unidos de finales de los sesenta y principios de los setenta, en el seno de una sociedad afectada, e infestada, por los entresijos del poder y los mecanismos del miedo: Vietnam, la Guerra Fr¨ªa, los asesinatos pol¨ªticos, el (anti)comunismo, el racismo... Una serie de pel¨ªculas, y de historias reales, basadas en m¨²ltiples ramificaciones que acababan afectando no s¨®lo a gobiernos y ciudadanos sino tambi¨¦n a los medios de comunicaci¨®n, con las que tiene bastante que ver la argentinoespa?ola Betib¨², una de esas intrigas policiales con periodistas y no con comisarios como protagonistas, que beben de aquella fuente conspiranoica de Hollywood para recoger parte de lo mejor de un relato bien contado sobre los atolladeros del dominio.

Basada en la novela hom¨®nima de Claudia Pi?eiro, Betib¨² (quiz¨¢ lo peor sea su t¨ªtulo) sigue las investigaciones period¨ªsticas de una serie de muertes en apariencia accidentales que, sin embargo, parecen encajar en el puzle de una fotograf¨ªa que puede otorgar todas las respuestas, casi a la manera de La caja de m¨²sica, de Costa-Gavras. Poder, corrupci¨®n y miedo conforman as¨ª el engranaje natural de un relato bien graduado que hunde parte de sus ra¨ªces en sendas tramas esenciales de dos de aquellos enigmas conspiranoicos: Los tres d¨ªas del c¨®ndor, de Sydney Pollack, y El ¨²ltimo testigo, de Alan J. Pakula. En su segunda pel¨ªcula, Miguel Cohan, su director, que ya hab¨ªa demostrado en la potente Sin retorno (2010) su buena mano con el thriller pol¨ªtico social, compone as¨ª una obra asentada en el entretenimiento que, sin inventar nada (ni lo pretende), tambi¨¦n descubre las huellas de las manos que quiz¨¢ dominen el mundo.