Autorretrato en construcci¨®n
Mark Manders presenta en el CGAC una nueva fase del proyecto en el que lleva inmerso 15 a?os
Afrontar el trabajo de Mark Manders (Volkel, Pa¨ªses Bajos, 1968) implica atender a dos realidades: la elaboraci¨®n de un discurso metaf¨ªsico en torno al proceso de creaci¨®n, basado en una suerte de autorretrato que no cesa de crecer, y el desarrollo de ideas que transforman el terreno de la escultura, recuperando el objeto como concepto y expresi¨®n. Ambos escenarios se entrecruzan en funci¨®n de interrogantes acerca de la capacidad que ofrece la realidad y de la significaci¨®n cultural de los objetos cotidianos, optando por un discurso emocional y al tiempo inmutable, personal y as¨¦ptico.
Esta es la primera vez que una instituci¨®n espa?ola le dedica una exposici¨®n individual, un a?o despu¨¦s de haber sido elegido para participar en el pabell¨®n holand¨¦s de la 55? Bienal de Venecia. En las salas del CGAC, tal como el artista viene realizando desde 1986 cuando inicia la pieza en curso Self-portrait as a building, se propone una selecci¨®n de obras cuya ra¨ªz est¨¢ en ese autorretrato metaf¨®rico en continua construcci¨®n y que en los ¨²ltimos 15 a?os ha ido presentando de forma fragmentada como unidades escult¨®ricas independientes en las que introduce nuevas variaciones. El conjunto de obras agota el espectro del lenguaje escult¨®rico yendo del objeto encontrado y la instalaci¨®n a la intervenci¨®n espacial, con claras contaminaciones del dise?o y lo arquitect¨®nico. Formas, objetos e im¨¢genes son combinados de modo renovado, ensamblando meticulosamente mobiliario como sillas y mesas con figuras humanas y animales, peri¨®dicos, vigas de madera, chimeneas, dibujos o tuber¨ªas met¨¢licas con bolsas de t¨¦, dispuestas en diferentes salas que se enlazan mediante accesos, suelos y ventanas velados por tel¨²ricas de pl¨¢stico o con falsos peri¨®dicos, al tiempo que presenta piezas en vitrinas que recuerdan las colecciones de los museos de ciencias naturales, lo que propicia enigm¨¢ticas y sugerentes cartograf¨ªas.
Manders va del objeto encontrado y la instalaci¨®n a la intervenci¨®n espacial, con contaminaciones del dise?o y la arquitectura
Desde su t¨ªtulo, Curculio bassos nos invita a imaginar un territorio donde nada significa lo que parece, tal como descubrimos en el acopio de elementos resultantes de largas horas trabajando en su estudio, instruidos en un lenguaje de desprendida intimidad. La densa instalaci¨®n Silent studio,situada en el vest¨ªbulo, imagina ese singular territorio que es una habitaci¨®n de artista, poblada por fotograf¨ªas, figuras, objetos y dibujos que mantienen intacta la atm¨®sfera misteriosa de sus piezas, comprendidas aqu¨ª como vestigios de un oficio, de un proceso. El espectador se encuentra inmerso en un tiempo enrarecido, pautado por figuras que manifiestan una clara dependencia del arte del pasado, empleando el aura sublime de la escultura tradicional, atento al cuidado del modelado y a las estructuras que inquietamente asocia con otras piezas que fragmenta y transforma en un acercamiento al presente que en algunas ocasiones se resiste a cristalizar en im¨¢genes determinadas.
El tiempo de observaci¨®n se desdobla reversible en el trabajo de Manders. Vocabulario, pensamiento y memoria son encarnados en objetos varados de exquisita poes¨ªa. Un presente continuo que reconforta y oprime a partes iguales y que el artista ha habitado con el fin de seguir enriqueci¨¦ndolo y expandi¨¦ndolo a su elecci¨®n, acogido, en el ¨²ltimo tramo de la visita, en las palabras de la pieza Hallway with sentences, confirmaci¨®n de que esta construcci¨®n est¨¢ al alcance de cualquiera que se atreva a experimentar. Una exposici¨®n para disfrutar, ambiciosa y personal.
Mark Manders. ¡®Curculio bassos¡¯. Centro Galego de Arte Contempor¨¢nea (CGAC). Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n, 2. Santiago de Compostela. Hasta el 12 de octubre de 2014
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