La verdad imprudente
Ambientada en la Transici¨®n, la nueva novela de Javier Mar¨ªas utiliza los secretos de un matrimonio para reflexionar sobre la oportunidad de la memoria hist¨®rica
?sta es la historia de dos desgracias y un final feliz: la desdicha de una mujer, la desdicha de un "pa¨ªs sucio" (que es Espa?a, y as¨ª lo llama un personaje) y la felicidad de un espectador escarmentado, reflexivo y ego¨ªsta, que es el narrador de la historia. Pero Eduardo Muriel es el maestro: un prol¨ªfico director de cine raro, supongo que con elementos de Jes¨²s Franco o Jess Frank (t¨ªo de Javier Mar¨ªas), y quiz¨¢ alg¨²n reflejo de Juan Benet, que contrata a un joven de 23 a?os para asesorarlo en tareas de traducci¨®n y secretar¨ªa en 1980. Mucho tiempo despu¨¦s, ese joven necesita contar esa breve temporada de convivencia con Muriel y su mujer (dos desgracias juntas), tan decisiva en su vida y tambi¨¦n en su modo de asumir y entender la madurez. As¨ª empieza lo malo es quiz¨¢ la novela de Mar¨ªas con trama m¨¢s compacta, y quiz¨¢ por eso se remata con un ep¨ªlogo que recapitula y acaba la historia: la vida del narrador ha venido a reproducir diab¨®licamente las condiciones de la vida de Muriel y su mujer, aunque sin los errores ni el dolor de ellos: callando. Pero no hay serm¨®n ni doctrina, obviamente: este Mar¨ªas es Mar¨ªas, imp¨¢vido y suculento, incluidos algunos de sus manierismos (en particular en la primera mitad de la novela) e incluidas esas magistrales suspensiones narrativas que dejan absorto al lector mientras nada sucede pero todo est¨¢ pasando.
El centro de la novela es la verdad y sus trampas, los secretos y sus desvelos: saberlos y descubrirlos, saberlos y callarlos. Suena a chismograf¨ªa barata, pero es la vida de cada d¨ªa, y por descontado la vida de cada d¨ªa de cada uno de nosotros con sus secretos dispuestos a convertirse, a la m¨ªnima oportunidad, en se¨ªsmos devastadores: t¨² no eres quien dices, la raz¨®n de aquel acto fue otra, lo hice por lo que no has imaginado nunca, no quise que lo supieras y ya lo sabes. Lo que redime esta dimensi¨®n sumisa es el tejido verbal de la novela, su arquitectura desveladora y la conformidad del narrador en ser esp¨ªa e interlocutor reflexivo de otros, sobre todo de Muriel. Supo lo que no quer¨ªa saber, y su mujer, una irresistible Beatriz, lamentar¨¢ hasta su muy pr¨®xima muerte haber desvelado, en un ataque de furia, un secreto antiguo. Ese ser¨¢ el motor que amasar¨¢ de amargura la vida de ella y en gran medida la de su marido. ?Con los secretos del pasado colectivo sucede lo mismo?
El centro de la novela es la verdad y sus trampas, los secretos y sus desvelos: saberlos y descubrirlos, saberlos y callarlos
Porque la historia de Muriel y su mujer es s¨®lo el ¨¢ngulo privado para un enfoque colectivo sobre la Espa?a que sale de la dictadura con una reconversi¨®n acelerada de m¨²ltiples biograf¨ªas ligadas al franquismo y, de golpe y en apariencia, desligadas de ¨¦l y hasta prestigiosamente antifranquistas. La novela desvela unos cuantos camelos y camelistas con ensa?amiento pero sin nombres propios, aunque s¨ª alusiones. Hacia 1980 se saben demasiadas cosas de demasiados m¨¦dicos, abogados, arquitectos, profesores como para que todos comulguen con la versi¨®n na¨ªf y disfrazada de su pasado. Verdades omitidas y mentiras consentidas fueron parte de la Transici¨®n, y no hay reprobaci¨®n en la novela de ese enjuague. Pero no todos los secretos y silencios fueron iguales ni todos actuaron como ese m¨¦dico que dota a la novela de una dimensi¨®n tr¨¢gica y maldita que a ratos se hace turbadora: qui¨¦n sabe d¨®nde est¨¢ lo m¨¢s justo en ese caso, en cada caso conocido de primera mano y con detalle.
Con todo, la novela decae hacia la mitad de sus p¨¢ginas ¡ªlas que ceden a la pasi¨®n cin¨¦fila del autor, las que se acercan al retrato de costumbres, aunque brille de nuevo alg¨²n personaje real, como Francisco Rico o, mejor, la caricatura socarrona y fantasiosa que de ¨¦l saca Mar¨ªas. Se resiente el engarce entre los motivos iniciales y las 200 p¨¢ginas ¨²ltimas, pero ¨¦stas son trepidantes narrativa y reflexivamente, con el lector entregado a la agobiante espiral de la verdad y de lo justo: la verdad secuestrada por inter¨¦s espurio, la verdad oculta por razones leg¨ªtimas, la verdad callada por los efectos canallescos de revelarla, la verdad protectora, la verdad imprudente. Y el rencor que desata no haber sabido antes. La novela desaf¨ªa as¨ª el ardor juvenil por la verdad a toda costa para cavilar sobre episodios que pueden merecer el olvido, al menos cuando desempolvarlos comporta tantas dosis de venganza o de rencor como de consuelo pacificador.
Por supuesto, Mar¨ªas no est¨¢ por silenciar el pasado ni enterrar a los historiadores, sino por sacar de encima de esa pasi¨®n su falsa inocencia, su esquematismo o incluso su uso "desaprensivo", como lo llama Mainer en la edici¨®n actualizada de Breve historia de la literatura espa?ola, a prop¨®sito de Ayer no m¨¢s, de Andr¨¦s Trapiello. Por eso Mar¨ªas narra las condiciones de lo real vivido e ¨ªntimo con meditaciones que emparentan esta novela con otras espl¨¦ndidas y recientes de autores algo m¨¢s j¨®venes que ¨¦l, como el citado Trapiello, Javier Cercas o Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n. Tu rostro ma?ana ya estaba entre las mejores; hoy lo est¨¢ tambi¨¦n esta desazonante, valiente y a menudo turbadora As¨ª empieza lo malo.
As¨ª empieza lo malo. Javier Mar¨ªas. Alfaguara. Madrid, 2014. 534 p¨¢ginas. 21,50 euros (electr¨®nico, 9,99)
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